Entrevista a Teresa Domínguez, presidenta del Foro Nuclear. /Foto: Archivo | Vídeo: Virginia Carrasco
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Los expertos analizan la amenaza nuclear tras Fukushima

La seguridad de las centrales y la capacidad de respuesta ante una situacion de emergencia son los puntos más calientes del debate

MADRID Actualizado: Guardar
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La crisis nuclear desatada en Japón tras el terremoto y posterior tsunami que ha sacudido la isla y afectado a la central de Fukushima, ha reavivado con fuerza el debate sobre el peligro nuclear en el mundo. La seguridad de las centrales y la capacidad de respuesta de los países ante una situacion de emergencia son los puntos más calientes de una polémica que en España permanece latente por el proceso de renovación de las licencias de explotación de las centrales nucleares.

La presidenta del Foro Nuclear de la Industria Española, María Teresa Domínguez, defiende la seguridad de las centrales nucleares y la capacidad de los países donde las mismas están ubicadas para hacer frente a una emergencia nuclear. "En España se han incorporado los protocolos de actuación en situaciones severas y, por tanto, una situación de catástrofe natural como en Japón sería también controlada. Las instalaciones nucleares están diseñadas para que la probabilidad de que ocurran accidentes que puedan afectar al público y medio ambiente sea muy baja. No obstante, para hacer frente a los posibles incidentes o accidentes en centrales nucleares se establecen unos planes de emergencia cuyo objetivo es controlar el suceso, volviendo la planta a situación segura y proteger a la población y al entorno", razona.

Luis Enrique Herranz, director del Programa de Seguridad Nuclear del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) del Ministerio de Ciencia e Innovación, se muestra optimista ante la contención de la radioactividad para evitar que tenga perjuicios tanto en la salud de los seres humanos como en la atmósfera, agua y alimentos: "El día 16 de marzo las pastillas y jarabe de yodo estable (no radiactivo) fueron administradas a las personas evacuadas, bloqueando el tiroides para evitar la absorción de yodo radiactivo. Dicho esto, valga decir que los niveles de yodo detectados, a pesar de ser superiores a los permitidos por la regulación, supondrían que una persona tendría que beber esa leche durante un año entero para recibir la misma dosis que la que recibiría después de practicarse un TAC. Esto es aplicable tanto a verduras como al resto de alimentos. Los niveles detectados están lejos de ser perniciosos, en estos momentos, para la salud", defiende.

Carlos Bravo, experto en Nucleares de Greenpeace, insiste sin embargo en la falta de preparación ante un accidente nuclear y alerta de sus consecuencias. "Ni España ni ningún país están preparados para una situación crítica. Ya hemos visto lo que ha pasado en Japón, la tercera potencia económica mundial y el país más avanzado tecnológicamente. El terremoto y el tsunami del pasado se han cobrado miles de víctimas mortales y ocasionado un grave daño económico, pero Japón ya ha salido airoso de otros similares, como el de Kobe. Sin embargo, la radiactividad liberada por el accidente nuclear tendrá un coste para la salud pública, el medio ambiente y la economía japonesa muy importante a medio y largo plazo, durante muchos años. Para eso nadie está bien preparado", insiste.