Nicolás Redondo: «Estamos renunciando al contrapoder»
El que fuera secretario general de UGT lamenta la dispersión del movimiento obrero aunque recalca que los sindicatos siguen siendo necesarios
MADRID Actualizado: Guardar– ¿Qué corregiría de su gestión en todos esos años?
Seguro que cometí muchos errores, pero lo que lamento más profundamente es no haberme ido en 1990. Al margen de eso, creo que pude haber hecho un esfuerzo negociador mayor con el Gobierno, aunque otras veces pienso que no habría servido para nada. Y en relación con mis amigos, tengo un poso amargo: Saracíbar y Zufiaur, por ejemplo, renunciaron a puestos importantes por venir conmigo...
– Su gestión y su candidatura obtenían apoyos del 98 y hasta el 100%. ¿En el sindicato lo amaban o llevaba las riendas con tanta fuerza que no se movía nadie?
Creo que la razón era que tuve la voluntad de rodearme de la mejor gente, de personas que en su campo sabían más que yo.
– ¿Tiene sentido hablar hoy de clase trabajadora?
El movimiento obrero tal y como estaba ha desaparecido. Ahora está más disperso, hay un sentido del liberalismo entendido como libertad. Pero los sindicatos siguen siendo necesarios para defender a los trabajadores y a las capas populares.
– La capacidad de convocatoria de los sindicatos es objetivamente menor. ¿Qué opina de ello?
Un sindicato debe tener un poder institucional, pero también mantener un contrapoder obrero. Y estamos renunciando a este último. Les sucede como a los partidos: tienen que ser más representativos. Creo que fallan en eso, y así se explica el auge de partidos y organizaciones xenófobas de color pardo.
– De forma paralela, los sindicatos profesionales no paran de crecer.
Debemos hacer una mayor labor interna en los centros de trabajo. Hace unos años, quisimos integrar en el sindicato a pilotos y médicos, y había gente en UGT que se oponía. Fue un error renunciar a hacerlo entre otras cosas porque se está dando una verdadera proletarización de las clases profesionales.
– ¿Cuál de sus sueños incumplidos le causa mayor frustración?
He estado muchos años en el sindicalismo internacional y he visto cómo todos sus líderes tenían sueños incumplidos. He tratado de caminar en el sentido de mejorar las condiciones de las clases trabajadoras, hemos intentado aprender del sindicalismo europeo...
– Si algún día se alcanzara el pleno empleo en España, ¿quién tendría más motivos para colgarse una medalla?
Habría que ver en qué condiciones se producía. Ahora hasta hay gente de izquierdas que defiende la negociación directa entre empresario y trabajador, cargándose el artículo 37 de la Constitución. No es justa la opción que planteaba Felipe González en su momento, sobre si preferíamos trabajo precario o paro. Lo que sucede ahora es que hay demasiado empleo precario. La gente debe tener un empleo estable, bien pagado y digno, que dé sentido a la vida.
– ¿Qué le ha parecido el Acuerdo Social y Económico?
A día de hoy, sigo defendiendo las mismas posiciones que con tanta firmeza defendían los sindicatos antes del acuerdo en cuanto a la regresividad social de las propuestas del Gobierno que lamentablemente han prevalecido. Me embarga la preocupación de que este Acuerdo a largo plazo nos llevará, no tanto a un sistema de reparto si continúa basado en la solidaridad intergeneracional, sino a un sistema de capitalización y con ello a un fuerte recorte de nuestro ya maltrecho Estado de bienestar.