Mubarak delega el poder en Suleimán pero insiste en que dirigirá la transición política en Egipto
El 'rais' repite argumentos expuestos antes y decepciona las expectativas de los que aguardaban su salida inminente
MADRID / EL CAIRO Actualizado: GuardarEl presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha anunciado en un discurso que permanecerá en Egipto, en contra de todas las predicciones, aunque delegará el poder en el vicepresidente, Omar Suleimán. "No voy a salir del país en este momento tan difícil", ha remarcado el 'rais'. Mubarak ha repetido argumentos expuestos anteriormente, como el de que no se presentará a las elecciones en septiembre, se ha comprometido a supervisar "día a día" el traspaso de poder y ha recalcado que se modificará la Constitución en cinco artículos de la Constitución y se eliminará un sexto, relativo a casos de terrorismo. No obstante, ha aplazado la derogación del artículo 179, en el que se contempla la ley de emergencia.
Mubarak, que ha prometido perseguir a los responsables de incidentes violentos, ha mostrado su pesar por las "víctimas inocentes" de las últimas manifestaciones, a los que ha llegado a calificar de "mártires". En un discurso con similitudes al que pronunció anteriormente, ha defendido su papel al frente del país y ha recordado su papel como militar y lo mucho que se ha "sacrificado por la nación" durante los "60 años" en que la ha servido. "Nunca he sucumbido a la presión internacional, tengo mi dignidad intacta", ha subrayado, rechazando explícitamente las injerencias externas en la crisis política que atraviesa el país árabe.
Todo apuntaba a que Mubarak, de 82 años, y que está al frente de Egipto desde 1981, saldría de Egipto. No será así. El 'rais' ha manifestado en su discurso que "ha considerado delegar en el vicepresidente de la República sus poderes y prerrogativas de acuerdo con la Constitución", en referencia a Omar Suleimán. Ha asegurado que el diálogo que comenzó el pasado domingo el vicepresidente con grupos y personalidades de la oposición ha dado lugar "a un acuerdo de principios", que ha descrito como el comienzo del camino para salir de la crisis.
Indignación y llantos en Tahrir
La atmósfera festiva que se respiraba en la plaza de la Liberación y en los alrededores se ha tornado en decepción, rabia y firme voluntad de resistir. La indignación e incluso los llantos sucedieron al silencio durante todo el mensaje del mandatario, retransmitido por una gran pantalla colocada en la plaza, epicentro de la revuelta popular que comenzó el pasado 25 de enero.
Antes de que acabara el discurso, los manifestantes ya comenzaron a gritar "Vete, vete, Hosni Mubarak", uno de los lemas más repetidos desde el inicio de estas protestas sin precedentes contra el régimen egipcio. "Esto no nos lo esperábamos, pero nos da igual, porque mañana (Mubarak) volverá a tener al pueblo egipcio en las calles para exigirle que se marche", aseguraba en Tahrir el comerciante Ahmed Merzawi.
Tras terminar el discurso, miles de personas han comenzado a marchar hacia la televisión estatal, donde según la televisión Al Yazira ya se han congregado alrededor de 4.000 opositores, y hacia el palacio presidencial. Este edificio ya había sido evacuado por la tarde, según las cadenas árabes, que informan de que la sede está fuertemente custodiada. Pese a este control, los manifestantes han comenzado a formar una cadena humana en las inmediaciones.
Por su parte, el vicepresidente egipcio, Omar Suleiman, ha pedido a los miles de manifestantes antigubernamentales que vuelvan a sus hogares y sus trabajos, en un discurso televisado inmediatamente posterior al del Mubarak. "Volved a vuestras casas, volved a vuestros trabajos", ha destacado Suleiman, que ha confirmado la cesión, por parte de Mubarak, de poderes presidenciales.
Una tarde llena de especulaciones
Antes de comparecer ante el pueblo egipcio, el jefe del Estado se reunió con Suleimán. Una reunión que venía precedida por las palabras del primer ministro, Ahmed Shafiq, quien había afirmado que "todo está en manos del presidente Mubarak". "El líder supremo (Mubarak) está informado de todo lo que está ocurriendo en el Consejo Supremo" del Ejército, añadía. Este organismo se reunió bajo la presidencia del ministro de Defensa, Hussein Tantawi. Por su parte, el secretario general del gobernante Partido Nacional Democrático (PND), Hossan Badrawi, indicó que esperaba que Mubarak traspasase el poder a Suleimán. Otras fuentes apuntaban a la posibilidad de que se produjera un 'golpe blando' mediante el cual el Ejército obligase a irse a Mubarak.
Desde Washington se miraban los acontecimientos con lupa y se tendía a la prudencia. El director de la CIA, Leon Panetta, manifestaba que había "una gran probabilidad" de que el presidente de Egipto abandonase el poder esta misma noche, lo que ha quedado desmentido tras el discurso televisado. Por su parte, el presidente de EEUU, Barack Obama, indicaba que "hay que esperar y ver lo que ocurre", reiterando su llamamiento a una transición "genuina y ordenada". Lo que se vive en Egipto es "la Historia que se desarrolla ante nuestros ojos", recalcaba.
Además, un comandante del Ejército egipcio, Hassan al Roweny, hacía saber a primera hora de esta tarde a los miles de manifestantes congregados en la plaza Tahrir de El Cairo que "todo lo que queréis se cumplirá". Roweny se dirigía a los manifestantes desde uno de los escenarios erigidos en la plaza, pidiendo a los manifestantes que cantaran el himno nacional y que mantuvieses la seguridad de Egipto. Al escuchar sus palabras, los manifestantes coreaban: "el pueblo demanda la caída del régimen" y "el régimen ha caído". Las palabras de Roweny iban en la misma línea que las del consejo de las Fuerzas Armadas de Egipto, que anunciaba su apoyo a "las legítimas demandas del pueblo".