crisis en egipto

Mubarak se escuda en la amenaza del caos para no dimitir

Los defensores del presidente egipcio atacan a los manifestantes con látigos, piedras y palos en una nueva jornada de violencia

EL CAIRO Actualizado: Guardar
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El presidente egipcio Hosni Mubarak se ha mostrado, en una entrevista concedida a la cadena ABC, dispuesto a dimitir de inmediato, pero considera que el caos que ello generaría le impide hacerlo. En la entrevista, que será emitida el domingo en su totalidad pero de la que se han avanzado unos extractos, Mubarak asegura estar "cansado" del cargo que ocupa y que dimitiría de inmediato, si no fuera por las consecuencias.

Reconoce que el presidente estadounidense, Barack Obama, al que considera un "buen hombre", le ha pedido que abandone el cargo cuanto antes, pero su respuesta fue de alertar sobre el caos que se generaría de inmediato. "Usted no entiende la cultura egipcia y lo que ocurriría si dimito ahora", le espetó Mubarak a Obama, según ha relatado el presidente egipcio. No obstante, se muestra convencido de que no se presentará de nuevo a las elecciones, aunque no abandonará el país. "Moriré en tierra egipcia", reitera. Además, aclara que nunca intentó que su hijo Gamal, considerado por muchos años como su sucesor, ocupara el cargo presidencial cuando él lo abandonara.

Mientras tanto, la revuelta que por décimo día pide la marcha de Mubarak del poder ha degenerado en enfrentamientos entre los partidarios y los detractores del régimen. A los choques violentos de ayer le han seguido nuevos enfrentamientos en la plaza Tahrir, epicentro de la protesta. Además, se ha disparado la presión sobre la prensa extranjera por parte de los seguidores del presidente. La corresponsal de este periódico ha sido retenida durante una hora y la de TVE ha sido agredida por un grupo de manifestantes.

Según el último balance oficial, otras tres personas han muerto en los enfrentamientos. Se suman a las cinco que murieron poco antes del amanecer por disparos hechos por desconocidos contra militantes de la oposición, también en los alrededores de la plaza de Tahrir. Los heridos llegan al millar. Los últimos choques se han registrado en una calle que lleva a la plaza de la Liberación, donde varios miles de personas se han unido a los cientos de manifestantes antigubernamentales que han pasado la noche acampados, como viene ocurriendo desde hace varios días. Un tanque del Ejército y varios soldados han tratado de repeler a los fieles del presidente del resto de manifestantes en un intento por separar a los dos bandos.

Previamente, el Ejército había creado una zona de separación entre los partidarios y los detractores del presidente en la plaza, desplegando a soldados de Infantería para intentar acabar con los enfrentamientos entre ambos bandos. Las dos partes se encontraban separadas por una franja de unos 80 metros en la que se han colocado en línea al menos 60 soldados, según un periodista de Reuters. A un lado, miles de manifestantes antigubernamentales; al otro, cientos de simpatizantes del presidente. El Ejército aseguró el lunes que considera "legítimas" las demandas de los manifestantes y prometió que no abriría fuego. Por eso, durante la jornada del miércoles, cuando se produjeron violentos enfrentamientos entre partidarios de Mubarak, que irrumpieron en la plaza a lomos de caballos y camellos, y sus detractores, se mantuvo al margen sin intervenir.

El Gobierno acusa

En un intento por calmar los ánimos, el vicepresidente egipcio, Omar Suleimán, ha reiterado que Mubarak no se presentará como candidato en las próximas elecciones presidenciales ni tampoco su hijo menor, Gamal, que estaba considerado como un posible sucesor. Suleimán ha pedido, además, la liberación inmediata de todos los jóvenes detenidos que no estén implicados en acciones delictivas.

En la primera entrevista que se difunde de que fue designado vicepresidente, Suleimán ha dirigido el dedo acusador sobre el origen de las protestas a "agendas extranjeras", de determinados empresarios que no ha identificado, y a los intereses de los islamistas Hermanos Musulmanes. El 'número dos' del régimen ha insistido en que el diálogo ha comenzado para superar la crisis aunque fuera de él siguen los principales grupos de la oposición. En esas conversaciones que se prolonaragán por cinco o diez días, precisaba, se concretará un calendario de trabajo que debe culminar con los próximos comicios "inamovibles" de septiembre. Los Hermanos Musulmanes han vuelto a rechazar "de manera absoluta" el diálogo con el régimen. "No encontramos ninguna utilidad a un diálogo con un régimen ilegítimo, infractor de la Constitución", ha agregado Mursi.

El Gobierno egipcio, a través de su portavoz, ha negado que tenga algo que ver con la movilización de los partidarios del presidente y ha prometido que investigará quién está detrás de la violencia registrada en las últimas horas en la plaza Tahrir. "Acusar al Gobierno de movilizar esto es una ficción, eso frustaría nuestro objetivo de restaurar la calma", ha señalado Magdy Rady. "Nos vimos sorprendidos por todas estas acciones", ha afirmado.

También el primer ministro, Ahmed Shafiq, ha señalado a la prensa que se investigará lo sucedido y ha invitado a todos los partidos a dialogar. Preguntado si incluía a los Hermanos Musulmanes, principal grupo opositor que permanece ilegalizado, Shafiq ha respondido: "Nadie será excluido del diálogo". Shafiq se ha disculpado por la violencia ocurrida en la plaza Tahrir. "No hay ninguna excusa para atacar a manifestantes pacíficos y por tanto pido disculpas", ha señalado en la televisión.

Horca para Mubarak

La Asociación Nacional Egipcia para el Cambio, liderada por Mohamed El Baradei, ha advertido de que Mubarak deberá responder personalmente si se produce otra "matanza" en la plaza Tahrir, según ha declarado su portavoz, Hamdy Kandil, a la cadena de televisión Al Yazira.

Otro movimiento opositor, Kifaya (Basta), ha insistido ante Al Yazira en que no se negociará con ningún representante del régimen a menos que Mubarak abandone el poder. Los manifestantes antigubernamentales han asegurado que están "más decididos que nunca" a derrocar a Mubarak después de las últimas agresiones de los detractores del presidente. Muchos de los concentrados, según Al Yazira, han empezado a pedir que se condene a la horca a Mubarak.