Los inversores aplauden que La Caixa se haga banco
La entidad de ahorro refuerza sus provisiones porque 2011 " se las trae", y cierra la cuenta de 2010 con 1.307 millones de ganancias, un 13,4% menos
BARCELONA Actualizado: GuardarLos inversores aplauden que La Caixa se haga banco. Criteria, la corporación nacida para ser el brazo inversor de la entidad de ahorro, ha sido elegida como el instrumento más adecuado para que la caja catalana le traspase su negocio financiero, dado que ya cuenta con un 19% de accionistas privados, muchos particulares y algunos institucionales. Suspendida de cotización en tanto se divulgaban los detalles del proyecto, Criteria ha vuelto a la Bolsa en la última sesión de la semana con una revalorización superior al 20%, que disparó el valor de la acción por encima de los cinco euros. Ahorradores y fondos, que nunca asimilaron bien las oportunidades de colocar su dinero en una 'cesta' de empresas seleccionada por otros, se muestran ahora más que dispuestos a alentar los planes de la entidad de ahorro.
La ley impone, no obstante, que La Caixa ofrezca a esos accionistas la oportunidad de marcharse, si quieren, porque el título en el que invirtieron va a cambiar bastante. La nueva Criteria, rebautizada como CaixaBank, integrará el negocio financiero y de seguros del grupo, mantendrá las propiedades en banca internacional y las correspondientes a la petrolera Repsol y la operadora Telefónica, dos 'históricas" participadas del grupo. Pero el resto de la cartera industrial, antes en Criteria, se traspasa a una entidad no cotizada, a la que también se incorporan los activos inmobiliarios.
Tan compleja operación estaba en fase de elaboración desde hace más de seis meses, precisó el consejero delegado, Juan María Nin, en la presentación de los resultados anuales, mientras el presidente Isidro Fainé habló de un camino recorrido a lo largo de la última década, como poco, y apuntó que otras entidades podrían seguir el mismo o parecido camino. El presidente de La Caixa y de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), que con toda probabilidad desempeñará la misma función al frente de CaixaBank, anunció que se propone seguir al frente de la organización sectorial durante todo el mandato de cuatro años. Que nadie espere, por tanto, su incorporación a la patronal bancaria AEB.
La recta final del empeño de La Caixa ha coincidido con las nuevas exigencias de capital anunciadas por la vicepresidenta económica, Elena Salgado. Algunas fuentes atribuyen la urgencia de esta imposición a los dos grandes bancos, que habrían presionado al Gobierno para dejar de sufrir la penalización que el mercado aplica a las entidades financieras españolas por lo que consideran lento proceso de reestructuración de las cajas de ahorro.
De acuerdo con el Banco de España, los requerimientos de capital van a ser muchos más severos para las instituciones que no tienen accionistas, ni un inversor privado de referencia, y que obtienen de los mercados mayoristas el dinero que necesitan para prestar a sus clientes en proporción superior al 20%. El banco de La Caixa escapará a este filtro y le resultará suficiente que su capital básico esté en el rango del 8% de los activos ponderados por riesgo, frente a la horquilla entre el 9% y el 10% que se exigirá a la mayoría de las cajas de ahorros.
A La Caixa le parece interesante marcar el camino por el que podrían discurrir otras entidades. Mientras anuncia que sus propósitos se limitan al crecimiento orgánico -lo que incluye la 'conquista' de clientes de otras entidades- tampoco descarta que, en otro momento, pueda plantearse alguna operación de compra, "si la oportunidad surge" y el valor que genera está muy claro.
'Hijo' de La Caixa
Mientras el supervisor de las entidades financieras españolas concreta las nuevas obligaciones, La Caixa ha sacado a la luz su proyecto, que espera concluir a mediados de año. Lo va a aprovechar todo, desde la ficha bancaria de MicroBank, a los accionistas de Criteria, pasando por la denominación CaixaBank que antaño utilizó para un negocio no desarrollado. El presidente Isidro Fainé explicó que el banco será "como un hijo de La Caixa", participado en un 81,1% por la entidad de ahorro, en un 0,4% por los empleados de la entidad y en el 18,5% restante por los accionistas minoritarios.
Para acallar las inquietudes territoriales y de todo tipo, añadió que La Caixa será como siempre, sus oficinas conservarán desde los mismos empleados a idéntica imagen y, sobre todo, la obra social mantendrá un presupuesto, que ha permanecido sin cambios, fijado en 500 millones de euros anuales en cada uno de los cuatro últimos ejercicios, pese al estrechamiento del negocio financiero.
Un marco de actividad que, en plena crisis económica sigue siendo muy complejo, ha movido a la entidad de ahorro a presentar unas cuentas del año 2010 que, si bien Fainé las calificó de "muy satisfactorias", arrojan un beneficio neto atribuido de 1.307 millones de euros, inferior en un 13,4% al del ejercicio anterior. La entidad puede presumir, no obstante, de una tasa de morosidad muy inferior a la media del sector, 3,71% en diciembre frente a una media del 5,68% del conjunto del sistema, según datos de noviembre, los últimos conocidos.
Ante un año 2011 que "se las trae" y, seguramente también por recomendación del Banco de España, La Caixa ha preservado un colchón de 1.835 millones de provisiones genéricas, las realizadas sin una finalidad concreta, atesoradas en su mayor parte en tiempos de bonanza. También ha reservado los 634 millones de plusvalías obtenidas a lo largo del pasado año a incluso ha realizado una dotación neta de 200 millones "para la gestión futura del negocio".
Los dirigentes de La Caixa se defendieron de las acusaciones de que el crédito no llega a empresas y familias acusando directamente a aquellos de sus competidores que ofertan depósitos de alta remuneración. Fainé y Nin no tuvieron ningún empacho en calificar la 'guerra del pasivo' como una "estrategia irracional" y una "actuación patológica", que no solamente perjudica al sector, sino a las compañías y a los hogares, porque "hace inasequible el precio del crédito".
Como otras cajas de ahorros, y por exigencia del Banco de España, La Caixa también desnudó su riesgo promotor e inmobiliario. Ha explicado que los préstamos a promotores ascendían a finales del pasado año a 26.284 millones de euros, y su tasa de morosidad se situaba en el 15,5%. El grupo ha optado por sacar sus activos inmobiliarios de lo que será el futuro banco del grupo, y se plantea seguir a la espera de que la actividad repunte, sin descartar la colaboración de un socio externo para proyectos futuros. Nin treconoció que los inmuebles aún se seguirán depreciando "pero a largo plazo se recuperarán tanto de estas como de las anteriores caídas", confió.