Brasil ya tiene presidenta
Dilma Rousseff ha homenajeado en reiteradas oportunidades a su antecesor, Lula da Silva
BRASILIA Actualizado: GuardarCon emoción, alegría y promesas de honrar a las mujeres, la flamante presidenta de Brasil Dilma Rousseff, primera mujer que llega a la máxima magistratura en este país sudamericano, tomó posesión del cargo en Brasilia con un discurso en el Congreso. Más tarde, el saliente presidente Luiz Inacio Lula da Silva y su esposa la recibieron en la explanada del Palacio del Planalto y se fotografiaron con las manos tomadas en alto. Enseguida, Lula le colocó la banda verde y amarilla y la estrechó en un abrazo.
Vestida de blanco, desenvuelta, relajada, Rousseff, una economista divorciada de 63 años, ha homenajeado en reiteradas oportunidades a su antecesor que se va con 87% de popularidad, y ha prometido que en su gestión va a erradicar la indigencia, elevar la calidad de la educación y la salud públicas y va a crear oportunidades para todos. "Podemos ser una de las naciones más desarrolladas y menos desiguales del mundo", ha entusiasmado Rousseff a sus interlocutores, tras jurar como presidenta.
La mandataria ha dicho sentir una "enorme responsabilidad" de ser la primera mujer en ejercer el Ejecutivo en este país de casi 200 millones de habitantes, y ha prometido honrar a todas las mujeres ejerciendo el cargo con eficiencia. Uno de los momentos más emotivos ha sido cuando ha dicho ser desde hoy "la presidenta de todos". Otro se ha producido cuando ha asegurado no tener rencor pese a haber estado presa durante la dictadura en los años 70.
Consolidar la obra de Lula
Rousseff ha remarcado que dará continuidad al proceso iniciado por Lula, con quien ha tenido "el privilegio", ha dicho, de trabajar, y ha prometido "consolidar su obra transformadora y ampliar las conquistas de su gobierno" como una forma de homenajearlo. En el mandato de su antecesor, casi 30 millones de brasileños dejaron de ser pobres, pero quedan otros 30 millones sobreviviendo en la miseria, y a ellos ha apuntado la mandataria.
La nueva presidenta también ha homenajeado al vicepresidente saliente José Alencar, que acompañó a Lula y hoy lucha contra un cáncer abdominal que lo tiene hospitalizado en Sao Paulo desde hace más de un mes. De hecho, tras colocar la banda presidencial a su sucesora, Lula ha partido raudo hacia Sao Paulo para visitarlo en el sanatorio como le prometió en Navidad en caso de que su vicepresidente no pudiera ir a la ceremonia.
Rousseff partió al mediodía de la residencia presidencial hacia la catedral de Brasilia en un auto cerrado, bajo una persistente lluvia, custodiada por seis policías mujeres pedidas por ella misma para remarcar el nuevo sesgo femenino de la gestión. De ahí partió hacia el Congreso, donde se le tomó juramento, y habló durante cuarenta minutos sobre el legado de Lula y las directrices de su gestión que comienza hoy y hasta 2014.
El protocolo la llevó más tarde en un antiguo Rolls Royce sin capota hasta el Planalto, sede de la presidencia, donde Lula le colocó la banda. Rousseff llegó allí acompañada por su única hija de 34 años. Las dos viajaron paradas en el vehículo, con los custodios y custodias corriendo a su alrededor, y saludaron durante el trayecto a miles de manifestantes que se acercaron hasta las vallas.
Un acto muy emotivo
Los simpatizantes no son sólo de la moderna capital sino que han llegado de otros estados de Brasil con banderas de sus localidades, banderas brasileñas y del Partido de los Trabajadores. También se han visto imágenes de Dilma en tamaño natural a la que algunos se abrazaban con cariño. Se estima que unas 30 mil personas se han acercado para estar presentes ante el primer discurso de la presidenta con la banda sobre su traje claro.
La presidenta se ha emocionado varias veces al recordar a Lula, al pedir apoyo y al enumerar sus metas. También cuando ha rememorado sus años como presa política. Algunos de los presentes entre el público también han dejado caer algunas lágrimas.
La ceremonia de asunción termina con un coctel en Itamaraty, el palacio de la cancillería, donde la nueva presidenta recibe a jefes de Estado, gobierno y otros representantes de los diversos países del mundo. América Latina y África han sido las regiones más representadas. Pero también han acudido el príncipe Felipe de Borbón, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, y la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton. No ha viajado a Brasilia la presidenta argentina, Cristina Fernández, la otra presidenta sudamericana. Viuda desde hace dos meses, Fernández ha permanecido descansando en su residencia de Río Gallegos, en la sureña provincia de Santa Cruz, pero ha enviado a su canciller y ha prometido llamarla hoy mismo por teléfono.