
Troceando a Walter Benjamin
El Círculo de Bellas Artes exhibe en una original puesta en escena el pensamiento fragmentario del escritor alemán
MADRID Actualizado: GuardarTenía un vasto conocimiento de muchas materias, pero no era un erudito; se interesaba por los textos, pero no era un filólogo; le atraía la hermenéutica de las sagradas escrituras, pero no era un teólogo; fue el primer traductor al alemán de Proust, pero no era traductor; escribió sobre el barroco alemán, pero no era historiador; pensaba poéticamente, pero no era un poeta, indagaba en las profundidades del ser humano, pero no era un filósofo. ¿Quién fue, entonces, Walter Benjamin (Berlín,1892-Portbou, 1940)? La filósofa alemana Hannah Arendt le definió como “el hombre cuya máxima ambición consistió en comprimir el mundo en citas”. De origen judío, Benjamin, además de pensador disperso, caótico y fragmentario, fue una de las personalidades más influyentes del pasado siglo. Escritor de culto, combinaba trabajos sobre la filosofía de la historia con sus experiencias con el hachís (recogidas en el texto ‘Hachís’); alternaba una sesuda indagación sobre las consecuencias de la reproductibilidad de las obras de arte o la mecanización del mundo con paseos introspectivos por Berlín (recogidos en ‘Dirección única’).
Rizando el rizo, el Círculo de Bellas Artes ha querido mostrar todo este mundo ‘benjaminiano’ utilizando las mismas armas de Walter Benjamin. El resultado es la exposición ‘Walter Benjamin. Constelaciones’, articulado en cuatro espacios. El primero de ellos recoge los guiones que Benjamin hizo para la radio; el segundo contiene el llamado ‘Atlas’, un ordenador para navegar por “toda la cartografía” de su pensamiento, según preciso César Rendueles, comisario de la muestra junto con Ana Useros. El tercer espacio es uno de los más llamativos. En seis monitores aparecen imágenes con citas o breves textos del escritor. En uno de ellos surge una ciudad destrozadas durante la II Guerra Mundial. Las ruinas aparecen rotuladas con textos que dicen: “Lo que llamamos progreso es justamente esta tempestad”. O: “No hay ningún documento de cultura que no sea al mismo tiempo documento de barbarie”. En otros vídeos se mezclan escenas de películas de Charles Chaplin sentencias que dicen: “El conocimiento de lo minúsculo para comprender un acontecimiento global”. O: “Nada que decir, solo mostrar”. A la última sala se accede tras franquear una cortina. En este espacio se proyecta una película con el montaje de las imágenes que se han visto los seis monitores: ‘Iluminación profana’ ‘Ciudad. La experiencia de la vida moderna’. ‘Pasajes. Los laberintos de la mercancía’. ‘Reproductibilidad técnica. Sobre la destrucción del aura’. ‘El autor como productor. Estetización de la política y politización del arte’ y ‘Tesis sobre la filosofía de la historia’. “Es un escritor que escribió más de 8.000 folios, pero los especialistas citan menos de 30”, resumió el director del Círculo de Bellas Artes (CBA), Juan Barja.
Organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), el CBA y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la muestra, que se expone simultáneamente en Madrid y La Coruña, viajará en febrero a La Alhóndiga (Bilbao) y posteriormente al Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) y al Centro Cultural CajaGranada., A juicio del director de Relaciones Culturales de AECID, Carlos Alberdi, la exposición tiene un carácter innovador y experimental. “Ya no son vitrinas, ni libros ni cuadros lo que se exponen; se trata de hacer algo más vivo: trasladar el pensamiento a imágenes”.