El ex número uno del tenis mundial Carlos Moyá se emociona durante la rueda de prensa que ofreció para anunciar que se retira del tenis debido a que no se ha recuperado de una lesión en un pie. Moyá disputará como despedida el próximo mes de diciembre el Master Nacional en Sevilla. EFE
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El doloroso adiós de un adicto al tenis

Carlos Moyà anuncia oficialmente su retirada después de que las lesiones hayan menguado sus posibilidades en los últimos años

Madrid Actualizado: Guardar
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Informal y descarado. Así ha sido siempre Carlos Moyà cuando ha querido superar los malos momentos. Pero en su despedida en público del tenis profesional no ha podido recurrir hasta el final a aquel “Hasta luego Lucas” con el que sorteó la mayor decepción de su carrera (perder en la final del Open de Australia en 1997). Las lágrimas han surgido a los quince segundos de enfrentar su timidez a la realidad de su retirada.

Porque el tenis ha sido la obsesión de ‘Charly’ desde que empezó a pelotear a los seis años con su hermano Andrés. Poco después se cruzó en su camino Juan Avendaño y le reclutó para dedicarse de manera profesional a la raqueta. Era el primer paso de un zurdo que jugaba al tenis con la derecha y que llegaría a desarrollar una de las mejores ‘derechas’ del circuito.

Con su estilo despreocupado y atrevido en la pista se le buscó comparar con André Agassi, pero el balear formó su propio personaje en el circuito hasta el momento de alcanzar el número 1 del ránking de la ATP en marzo de 1999. Tras cruzar el Rubicón en un emocionante duelo con Gustavo Kuerten alcanzó el cielo del tenis. Fueron dos semanas en lo más alto, un lugar al que no había escalado ningún español desde que se creara la lista en 1973. Antes había enseñado sus dotes en el Open de Australia de 1997 (finalista) y en el Roland Garros de 1998 (ganador tras superar a Marcelo Ríos en cuartos y Álex Corretja en la final).

Después, llegaron más recuerdos agradables como su liderazgo en la segunda Copa Davis conquistada por España, en la que derrotó a Roddick en Sevilla ante la atenta mirada de su protegido Rafael Nadal, quien siempre le vio como “un pionero”. “Jugó muy bien en pistas rápidas cuando parecía imposible hacerlo para un tenista español. A su manera, cambió un poco la mentalidad del juego, demostrando que se podía ser bueno no sólo en tierra batida, sino también en superficies más duras" resume Toni Nadal.

Las lesiones

El primer síntoma de su declive llegó en 2006, cuando con 30 años perdía con demasiada frecuencia en el circuito. Sin embargo, alguien que pelotea con un recogepelotas mientras espera a que los médicos atiendan a su rival (contra Kiefer en Toronto 2004) no es capaz de asimilar una retirada fácil y rápida. Es el síndrome de abstinencia del tenista.

Cambió su racha con un nuevo entrenador (Luis Lobo) y en 2007 regresó la mejor imagen de Moyà, pero en 2009 su cadera le obligó a operarse. Mientras trataba de sanar un cuerpo que ya no se recuperaba como antes se retorcía en el sofá de su casa imaginando en su cerebro duelos contra las nuevas generaciones del tenis. Su deseo de volver a las pistas centrales apresuró su vuelta y sufrió una nueva lesión en su pie derecho que frenó su vuelta de nuevo. Volvía cada mañana al gimnasio de Ciutat para esforzarse en su curación cuando llegó la noticia que cambiaría su vida: iba a ser padre. Aquella nueva visión de su vida le convenció de que debía abandonar la raqueta por los pañales y tomó la decisión.

Así, el día 17 de noviembre ha comunicado oficialmente que se marcha. Ni siquiera el apoyo de Albert Costa y Manolo Santana ha sido suficiente para que resistiera el dolor de dejar su pasión. Se han sucedido en su cabeza el cariño de los aficionados de todo el mundo hacia un tenista carismático, sus 20 títulos o sus sesiones de mejora desde su primer entrenador, José Perlas, hasta el último, Pepo Clavet. La ‘Armada española’ nunca lo olvidará y recibirá un homenaje en el Master Nacional de Sevilla en diciembre y otro en Londres. Pero el propio Moyá se vuelve y avisa: “Ahora me gustaría seguir con los torneos senior”.