PARRICIDIO en valencia

Detienen a un hombre por haber acuchillado mortalmente a su padre porque creía que le envenenaba

El supuesto agresor estaba obsesionado con el falso temor de que la víctima echaba un polvo tóxico en la leche y el agua para acabar con él

VALENCIA Actualizado: Guardar
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Un delirio se había apoderado de la mente de José Luis L. L., de 36 años de edad. El vecino de la localidad valenciana de Benetússer estaba obsesionado con un falso temor. Creía que su padre echaba un polvo tóxico en la leche y el agua para envenenarle. Una idea que no paraba de atormentarle. Una obcecación que asaltaba su cerebro con tenaz persistencia. La supuesta perturbación mental le empujó ayer a acuchillar hasta la muerte a su progenitor. El parricida ha sido detenido hoy después de que durante toda la noche se montara un operativo formado por más de un centenar de miembros de la Guardia Civil y la Policía Local de varias poblaciones de l'Horta.

El horrendo crimen tuvo lugar sobre las once de la mañana en el domicilio familiar. Los gritos de la madre del parricida, Rosario L., alertaron y asustaron a varios vecinos, que salieron al rellano para ver qué ocurría. La calle El Palleter de Benetússer se llenó en pocos minutos de policías y guardias civiles. Tras el acuchillamiento, el homicida bajó a la calle y se marchó «andando tan tranquilo», aseveró un testigo.

Rosario todavía no había asimilado la tragedia cuando explicó a la Guardia Civil y sus vecinos cómo ocurrieron los hechos. Con un tono sereno y pausado, la mujer relató de forma pormenorizada el crimen que acababa de cometer su hijo.

El matrimonio regresó ayer a Benetússer tras pasar el fin de semana en su chalé de Siete Aguas. Tras descargar el coche, la pareja estaba sacando objetos de varias bolsas para guardarlos en los armarios y habitaciones de la casa. Rosario se encontraba en la cocina. De repente, la mujer oyó un grito de su esposo y acudió en su auxilio.

Cuando llegó a la habitación donde estaba la víctima se topó con el horror. José Luis agredía con un cuchillo de cocina a su padre, que quedó tendido en el suelo con la cabeza ensangrentada.

Rosario forcejeó con su hijo e intentó quitarle el arma blanca, pero el enfermo mental siguió apuñalando a su progenitor. Con una mano clavaba el cuchillo en la cabeza de la víctima y con la otra apartaba a su madre. Fueron momentos de gran pánico y nerviosismo. Rosario no pudo hacer más para salvar a su marido. Arriesgó su vida y se enfrentó a su hijo pese a que estaba armado y enfurecido.

La obsesión de un hombre introvertido

En pocos segundos, José Luis L. cruzó el umbral que separa la demencia del parricidio. Antes de huir, el homicida lavó el cuchillo en el fregadero. Luego bajó a la calle y se marchó andando como si no hubiera pasado nada. Tras ser alertados por los vecinos, varios agentes de la Policía Local de Benetússer y de la Guardia Civil acudieron con urgencia al número 14 de la calle El Palleter junto al antiguo colegio Villar Palasí. También se movilizó una ambulancia del SAMU, cuyo médico certificó la muerte de José Luis L., de 65 años.

De inmediato, la Guardia Civil montó un operativo para localizar y detener al parricida. Los agentes registraron la terraza de la finca por si el enfermo mental se había escondido en este lugar. Según contó su madre, el enfermo mental sólo llevaba encima 30 euros, dinero que ella le dio -poco antes del apuñalamiento- para que fuera a comprar comida al supermercado.

Rosario también explicó a los agentes la manía que su hijo tenía con el veneno. La madre intentó convencerle de que su obsesión y y sus sospechas eran infundadas porque sus padres lo querían, pero José Luis L. no entraba en razón.

El autor del crimen es un hombre introvertido que pasaba horas en su habitación escribiendo en una vieja máquina. La pintura y el cine son otras de sus aficiones. Sus presuntos problemas mentales eran conocidos en el vecindario, aunque sus padres intentaban ocultar la demencia.

«Es un chico un poco raro. Habla lo justo y no se relaciona con jóvenes de su edad. En la finca no había creado problemas. Tampoco es un hombre conflictivo que sepamos», aseveró una vecina de la calle El Palleter. Todo lo contrario que su padre. La víctima, un repartidor jubilado de instrumental médico, era una persona afable y presidía la junta de la comunidad de vecinos.