Pellegrini llega al rescate del Málaga
El chileno busca en la Costa del Sol la felicidad perdida en Madrid
MÁLAGA Actualizado: GuardarSiempre ha sido un hombre tranquilo. Desde su paso por el Universidad de Chile, hasta su llegada a un pueblo de Castellón, nunca tuvo problemas con nadie. Incluso cuando le obligaron a marcharse por la puerta de atrás de un grande como el Real Madrid, tampoco dijo una palabra más alta que otra. Así es la filosofía de Manuel Pellegrini. Un técnico que sabe lo que quiere, cómo y cuándo.
Ahora llega a Málaga este chileno con alma de comparsa. Con su tez seria, distante, sabe marcar dónde está el entrenador y dónde el amigo. Aterriza este personaje con voz de actor de Hollywood de los sesenta en la Costa del Sol para salvar a un equipo a la deriva. Al jeque Al-Thani, que compró el club malagueño este verano, alguien le dijo que para poder mantener a salvo su inversión era preciso un cambio en la dirección. Al portugués Jesualdo Ferreira se le escapó de las manos el proyecto árabe. Un consejero apuntó el nombre del sudamericano. ¿Un sueldo alto? Tampoco será por billetes morados, pensaría el susodicho.
Es el hombre ideal para sacar más rendimiento a una plantilla que peca de inmadurez. Combinar la calidad y la psicología es la característica principal del ex madridista. Dentro de un vestuario sólo conoce la disciplina. Fuera de él, la intimidad familiar. No mezcla ambas cosas y a quien no le guste, él mismo le enseña la puerta de salida. Si no, que se lo digan a Riquelme en Villarreal. Ni estrellas, ni sucedáneos. A Pellegrini le gustan los trabajadores.
Como buen licenciado en Ingeniería sabe que un obrero es más importante que un capataz, aunque éste es clave para organizarse.
Con esta lógica de la ciencia, tan distante de lo emocional del fútbol, plantea sus conceptos. "Sólo cuento con los profesionales que tengan tres virtudes: dureza psicológica, que no discutan y, lo más importante, que primen el colectivo sobre sí mismos", dijo en 2002. Por esas fechas ya sabía qué era lo que quería y cómo llegar a lograrlo.
Aplicó esta fórmula con éxito en Villarreal, no le dejaron hacerlo en Madrid y ahora tiene una tercera etapa en Málaga. Quizá no se le vea lanzar órdagos en mitad de ruedas de prensa, ni llamar la atención con espectaculares titulares. Él prefiere hablar dentro del vestuario, por medio de sus jugadores en el césped. Puede que por ese motivo fracasara en la capital. Ahora tiene una segunda oportunidad a los pies del Mediterráneo.