Dmitri Medvédev visita a una familia en las islas Kuriles. / Ap
primer viaje de un jefe del kremlin

La visita de Medvédev a una isla que reclama Japón causa un conflicto diplomático

Tokio califica lo sucedido de acto "lamentable en extremo"

CORRESPONSAL EN MOSCÚ Actualizado: Guardar
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Pese a que en septiembre, cuando Moscú anunció que el presidente Dmitri Medvédev efectuaría una visita a las islas Kuriles, las autoridades niponas ya expresaron su malestar, el máximo dirigente ruso no ha renunciado a sus propósitos. Hoy se ha trasladado a Kunashir, cuyo extremo sur se encuentra a tan sólo 15 kilómetros de la isla japonesa de Hokkaido.

Es la primera vez que un jefe del Kremlin viaja a esa zona en litigio. Por eso, desde Tokio han percibido la iniciativa como una autentica provocación. El primer ministro japonés, Naoto Kan, cree que se trata de un acto “lamentable en extremo” mientras que el responsable de Exteriores, Seiji Maehara, sostiene que “hiere el sentimiento del pueblo japonés”.

El rosario de islas conocidas con el nombre de las Kuriles se extiende desde la península rusa de Kamchatka hasta Hokkaido. Japón reivindica la devolución de cuatro de ellas, Iturup, Kunashir, Shicotán y Habomái, que fueron ocupadas al final de la II Guerra Mundial por el Ejército soviético. Moscú y Tokio no han firmado todavía un acuerdo de paz debido precisamente a que el contencioso continúa irresuelto.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha tachado esta mañana la reacción japonesa al viaje de Medvédev a Kunashir de “inaceptable”. Lavrov aha afirmado que la isla forma parte de Rusia y, por tanto, “el presidente ruso tiene todo el derecho a viajar a cualquier parte del territorio de su propio país”. “El embajador nipón en Moscú será citado para ser informado de tal extremo”, ha añadido. También el embajador ruso en Tokio ha sido llamado por las autoridades japonesas para dar explicaciones.

Las cuatro islas que reclama Tokio tienen un escaso interés económico y cada vez están más deshabitadas. El Gobierno ruso siempre se ha preocupado muy poco del desarrollo de la zona. Las imágenes difundidas hoy por los canales de televisión rusos dan fe del abandono que sufre Kunashir. Medvédev ha estado hoy en casa de una familia y ha prometido que el dinero empezará a llegar pronto con el fin de detener la desbandada de población. “La vida aquí será mejor que en la Rusia central”, ha asegurado el primer mandatario ruso.

Conflicto enconado

Rusia y Japón restablecieron relaciones diplomáticas en 1956 y Moscú elaboró un proyecto de acuerdo de paz que incluía la devolución de dos de las cuatro islas, pero no llegó a materializarse. Esa idea volvió a ser retomada en 1992 y tampoco cuajó. Con la llegada de Putin al Kremlin el problema quedó definitivamente estancado. Rusia siempre ha utilizado como argumento para no restituir las Kuriles supuestos “intereses nacionales”.

Lo cierto es que su devolución sentaría un precedente que podría servir de ejemplo a otros países que también tienen pretensiones territoriales en relación con Rusia. La superficie de las cuatro islas en litigio alcanza los 5.000 Kilómetros cuadrados y su población no llega a los 4.000 habitantes. La actual disputa se produce en la víspera del viaje que Medvédev deberá llevar a cabo a Japón a mediados de noviembre para participar en la cumbre del grupo de APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico).