cine | 55 aniversario de su muerte

James Dean, el eterno rebelde

Atormentado como los personajes a los que puso rostro en tres cintas inmortales, perdió la vida al estrellar su coche cuando tenía 24 años

MADRID Actualizado: Guardar
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Mitos de carne y hueso cuyo 'sex appeal' ha quedado congelado para siempre en el imaginario colectivo gracias a una existencia tan arrolladora como efímera. Tributos a esa frase tan manida como cierta de "vive deprisa, muere rápido y dejarás un cadáver divertido". Verdad apabullante, al menos en Hollywood. Es el caso de Marilyn Monroe, la rubia platino que encandiló a los americanos que vivían aterrorizados bajo la espada de Damocles de las armas nucleares y que sucumbió a una combinación letal de fármacos. Y, por supuesto, de su par masculino, James Dean, el eterno rebelde que se dejó la vida tal día como hoy de hace 55 años, cuando él apenas contaba con 24, en una carretera de California cuando iba al volante de su 'pequeño bastardo'.

Nacido en la localidad de Marion (Indiana, Estados Unidos), James Dean simboliza como nadie el espíritu de una juventud que se niega a plegarse a los convencionalismos de la sociedad, el carácter indómito y atormentado que pretende abarcarlo todo en el menor tiempo posible, como si fuera consciente de un modo sobrehumano de que su existencia sobre la Tierra siempre será demasiado efímera.

Apasionado por el teatro desde su adolescencia, curtió su talento en el legendario Actor's Studio de Nueva York y no tardó en llamar la atención de Hollywood, con pequeñas incursiones en cintas como Fixed Bayonets! (Samuel Fuller, 1951) o Sailor Beware (Hal Walter, 1952). Pero el verdadero bautismo de fuego se lo proporcionó Elia Kazan con Al este del Edén (1955), adaptación cinematográfica de una novela de John Steinbeck en la que interpretaba a Cal Trask, hijo de un agricultor fracasado y una madre a la que creía muerta pero que en realidad trabaja en un burdel. El filme cosechó un extraordinario éxito de crítica y público, maravillado este último por la impecable actuación de un actor que conseguiría con ella su primera nominación al Oscar.

Un testigo por recoger

Un auténtico vendaval había llegado a Hollywod, hecho que se confirmó ese mismo año con el estreno de Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955), que elevaría a los altares del cine a un James Dean que encarnaba, cómo no, a un muchacho problemático que encontraba el amor en la persona de Judy (Natalie Wood) pero nunca el descanso ante una vida atormentada. El largometraje se convirtió rápidamente en una bandera generacional, alimentando su leyenda con el paso de los años debido a la cadena de trágicas muertes que alcanzó a sus protagonistas. Dean acabó estampando su Porsche contra el Ford de un estudiante en la localidad de Cholame (California), rompiéndose el cuello. Natalie Wood se ahogó en aguas del Pacífico en 1981 al caer de su yate, un suceso que ha dado lugar a numerosas especulaciones. Y Sal Mineo, que interpretaba al muchacho que seguía a Dean a todas partes, fue asesinado por un repartidor de pizzas cuando contaba con 37 años.

James Dean no llegó a ver el estreno de Rebelde sin causa, pues éste se produjo casi un mes después de su fallecimiento, pero antes había tenido tiempo de rodar su tercera gran película, Gigante. Dirigida por George Stevens, llegó a la cartelera en 1956, y narraba la historia de la familia Benedict, propietaria de un rancho de Texas, que se cruza con Jett, un joven y rico granjero que no duda en hacer cuanto está a su alcance por conseguir a la mujer que ama. Acompañado por figuras de la talla de Elizabeth Taylor y Rock Hudson, James Dean logró su segunda y última nominación al Oscar.

Desde entonces, Dean se ha convertido en todo un referente para una larga lista de actores que han tratado de reclamar su 'herencia'. Ídolos cuyas fotos colgaron de las paredes de las habitaciones de innumerables adolescentes, como Luke Perry, famoso por su papel en la serie de televisión Sensación de vivir; River Phoenix, malogrado como Dean cuando parecía que las mejores expresiones de su talento aún estaban por venir, o Robert Pattinson, el 'chupasangres' de la saga Crepúsculo, son algunos de los hombres que, en uno u otro momento, fueron postulados como receptores de su legado. Pero el magnetismo de Dean ha traspasado los años, cosa que aún está por ver en el caso de Pattinson, el único que sigue con opciones.