
Cine sin sal
El público recibe con pataleos y abucheos la experimental 'Aita' y pasa de 'Amigo'
SAN SEBASTIÁN Actualizado: GuardarDía duro para el espectador en el Festival de San Sebastián. Ninguna de las dos películas que se han proyectado han convencido. Más bien todo lo contrario. La película de José María de Orbe, Aita, ha tenido el dudoso honor de ser la proyección más criticada de los siete días de sesiones. Los pataleos y los abucheos se han apoderado del Kursaal cuando ha finalizado la proyección de la cuarta película española a concurso. En cambio, Amigos de John Sayles ha pasado sin pena ni gloria. Ha sido recibido con indiferencia por el respetable.
John Sayles, que se ha definido como el "abuelo del cine independiente", ha querido contar la guerra de Estados Unidos y los insurgentes filipinos que se desarrolló durante trece años a comienzos del siglo XX. Un conflicto bélico del que Hollywood ha pasado de puntillas. "Solo hay un filme, The real glory (de 1939; en España se llamó La jungla en armas), con David Niven y Gary Cooper, y sin filipinos en el reparto. El villano era un actor ruso del teatro de Moscú", ha comentado el director de clásicos independientes como Lon Star u Hombres armados.
El realizador neoyorquino se ha querido centrar en el drama de aquellas personas que se quedan en medio, entre los bandos. En este caso, una guarnición del ejercito estadounidense llega a la pequeña población de San Isidro con la misión de 'proteger' a los nativos de los insurgentes. Rafael, el jefe del barrio (alcalde), y el resto de los habitantes del pueblo no saben qué hacer: si ayudan a los yanquis, los rebeldes los matarán y viceversa. "Es una película que se hubiera podido hacer en Francia en 1944 o en otros lugares. Las preguntas son cuándo eres un traidor y qué bando querrá tu muerte", ha explicado Sayles, quien ha considerado que hay paralelismos con Israel, Chechenia o Afganistán.
En cambio, ha negado que la guerra filipino-estadounidense se pueda extrapolar a Irak. "Si hubiera querido, habría hecho una guerra de Irak. En las guerras hay situaciones como la de mi protagonista, que se ve pillado entre dos frentes, y hace lo que mejor puede para su comunidad", ha comentado. Sayles ha explicado otros factores que les ha interesado es la posición de los imperialistas o los racistas, "que estaban orgullosos" de ello. Asimismo, ha recordado que los soldados estadounidenses creían que iban a una misión evangelizadora.
En cuanto al futuro, Sayles ha reconocido que se ha gastado todo el dinero en esta película y que no tiene más. Al igual que el cine independiente, el también está un poco en crisis: "Sólo llegamos a la pantalla tres o cuatro y sólo estamos una semana. Por eso no conseguimos dinero para nuestros proyectos y luego hay pocas distribuidoras y la audiencia no es la de antes". El director ha reflexionado sobre la "falta de interés" de los jóvenes, que no son capaces de ver una película sin interrupciones: "Están con los videojuegos, los filmes y los mensajes todo a la vez. Tienen una visión diferente del cine". Por este motivo, ha considerado que los nuevos directores se tendrán que replantear "el punto de vista" de hacer cine. "Pero había cine independiente antes de nosotros y habrá después", ha vaticinado.
La casa
Aita es un ejercicio de surrealismo en el que una casa, su guardia (Luis Pescador) y el cura del pueblo (Mikel Goenaga) son los únicos protagonistas. Además, se da la circunstancia de que los actores no lo son y lo único que hacen es interpretarse a si mismos en el cine. Incluso carecían de un guión previo trabajado. "Los diálogos pertenecen a los actores. Las conversaciones derivaban en el tiempo, pues hablaban del tiempo. No había ningún diálogo previo", ha explicado el realizador vasco.
Además ha añadido que es una película muy personal, "buscando la identidad de la casa" con pocos comentarios y planos fijos largos. "El padre (Aita, en euskera) significa los ancestros y la memoria", ha explicado el director que debutó en la ficción con La línea recta. De Orbe ha invertido tres años para grabar la película en formato DFP (una especia de disco duro), con la intención de grabar con la luz natural las diferentes épocas del año.