FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

El Atlético no aguanta el empuje del Valencia

Los rojiblancos cedieron mucho terreno y permitieron crecerse a los ‘che’, que pese a chocar contra De Gea no descansaron hasta conseguir el empate

MADRID Actualizado: Guardar
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Tenía el Atlético ganado el duelo de aspirantes a la ‘Champions’ a falta de sólo siete minutos, pero no aguantó el empuje del Valencia y tuvo que conformarse con un punto, y gracias. No pudo el Valencia firmar un pleno de cuatro de cuatro en el inicio de esta Liga, pero al menos sacó con empate y se reconcilió con una afición que al comienzo de la segunda parte no ocultó su malestar con un equipo que estuvo a merced de los rojiblancos.

Tras el descanso, sin embargo, el partido nada tuvo que ver con el de la primera mitad, porque fue el Valencia el que llevó todo el peso y el Atlético, que no aprovechó sus ocasiones al contraataque, cedió tanto terreno que permitió crecerse aún más a los ‘che’. El Valencia hizo méritos para la igualada, y seguramente se habría llevado al final la victoria ni no hubiese sido por De Gea, autor de tres geniales paradas durante un período en el que los de Emery borraron del campo a los de Quique. Al final, la ambición premió al Valencia y privó al tímido Atlético de un triunfo que habría sido demasiada recompensa para un irregular conjunto rojiblanco que sólo funcionó 45 minutos.

Tuvo las ideas bastante más claras el Atlético en esa primera parte en la que apenas hubo ocasiones y decidió la efectividad. Fue una contra letal de libro la que antes de lo que se podía esperar llevó el partido al terreno de los rojiblancos. Bastaron tres intervenciones, un pase en largo de Forlán desde campo atlético y un centro de Antonio López hacia Simao, para que el portugués, en la posición de delantero centro, resolviese.

Aduriz iguala al final

La primera oportunidad que tuvo el ‘Atleti’ la metió. El Valencia no tuvo entonces capacidad de reacción y sólo comenzó a apretar al final de la primera parte, cuando Mata estuvo a punto de establecer la igualada. Se echó mucho en falta a Banega en el equipo ‘che’, que llevó casi todos sus ataques por la banda derecha, hasta que Joaquín fue sustituido. Demasiado poco para inquietar a un Atlético que también abusó de la banda derecha con Reyes, aunque gracias al resultado que tan pronto se le puso de cara, y a los paradones de De Gea, no acusó demasiado la baja de Agüero.

Maniataron los rojiblancos a un centro del campo valencianista ya excesivamente plano y fueron los de Quique los que llevaron en todo el primer tiempo el control del partido. Cómodos y confiados. Más incluso que si jugasen en el Calderón, mientras que el Valencia no tuvo ambición ni dominio, y tampoco fútbol. Fue incapaz de imponer algo de autoridad, centrado sólo en acciones individuales aisladas.

El juego del Atlético tampoco fue brillante, pero sí mucho más sólido y efectivo, que es de lo que se trataba en un campo tan complicado, y si Forlán hubiese estado acertado para controlar en la ocasión que tuvo solo a puerta vacía, podía haber dejado prácticamente sentenciado el choque al descanso. También se mostró fiable atrás, y por ello De Gea no tuvo que intervenir en el primer tiempo. Con Godín y Domínguez en el centro de la defensa, el Valencia, por si no era suficiente, tenía aún más dificultades para sorprender.

Como al Atlético le encanta el contragolpe y el Valencia estaba obligado a atacar, cambió por completo el partido tras el descanso, y fueron los locales los que inclinaron el campo, aunque en principio no el marcador, porque lo evitó un porterazo que no deja de llamar a las puertas de la selección y no debe tardar en entrar. De Gea sacó una mano espectacular a disparo de Mata al inicio de ese período en el que las cartas ya estaban marcadas y el duelo comenzó a tomar un cariz valencianista. Porque el Valencia, tras escuchar pitos de su afición, se puso las pilas, imprimió un ritmo superior e intentó por fin elaborar y tener profundidad.

Era el único que quería jugar y llegar. El riesgo estaba en las contras rojiblancas, aunque con el ‘Kun’ fuera y la mala noche de Forlán en la definición, el Valencia podía tener esperanzas. Sin embargo, con De Gea como guardameta rival, el Valencia tenía una muralla más que escalar. Su segunda intervención fue lejana a un gran chut de Soldado, y la tercera casi a bocajarro a un cabezazo del delantero valenciano. Lo que ya no pudo evitar es que su equipo, asustado ante la ambición y el empuje de los locales, se echase muy atrás y un cabezazo de Aduriz llegase a la red. El Valencia lo estaba rondando tanto que no fue ninguna sorpresa el empate. Al final lo encontró el que lo estaba buscando.