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Un golpe de fortuna decide un gran partido

El Madrid sufrió en Anoeta ante una Real muy valiente y se llevó excesivo premio, gracias a una falta de Cristiano que pegó en la espalda de Pepe

SAN SEBASTIÁN Actualizado: Guardar
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Un golpe de fortuna decidió un gran partido en Anoeta, una trepidante batalla de la que salió victorioso el Real Madrid gracias a una lejana falta lanzada por Cristiano que pegó en la espalda de Pepe y despistó al portero de la Real para sentenciar a un recién ascendido que mereció mucho más. El Madrid sufrió como se esperaba en territorio hostil y ante una Real Sociedad tan animosa y ordenada, y al final se llevó un excesivo premio, porque los blancos hicieron un partido muy discreto, mientras que el del equipo donostiarra fue excelente. Recordando a tiempos nada lejanos, le bastaron al Madrid dos acciones individuales para llevarse el triunfo. A la Real le faltó rematar las muchas que tuvo. Por primera vez en la temporada el equipo de Mourinho encajó un gol, pero pudieron ser más, porque esta vez, de nuevo muy plano en la elaboración y en el ataque, ni siquiera hubo solidez defensiva en el conjunto blanco. El Madrid de ‘Mou’ forjado desde atrás también falló en defensa frente a una Real Sociedad que se atrevió a jugar de tú a tú al poderoso, y con grandeza, pero cayó por culpa de la eficacia, y de la suerte que tuvo Cristiano.

A pesar de ser desarbolado en el primer tiempo por una Real Sociedad más agresiva, ambiciosa y, sobre todo, con mucho más fútbol, lo que mandan son los goles, y en la Liga, aunque no tenga la pegada de antes, el Madrid siempre es el Madrid. Tuvieron que dar las gracias los blancos por irse al descanso con su portería a cero, porque por primera vez en la temporada concedió ocasiones clarísimas al rival. Hasta tres en ese primer tiempo en el que Özil e Higuaín estuvieron desaparecidos, Cristiano intentó hacer la guerra por su cuenta y estuvo otra vez negado y desquiciado, y sólo brilló Di María, autor de un gol espectacular en el inicio de un segundo tiempo en el que el Madrid cambió el ‘chip’. Esta vez Mourinho llevó al portugués a la derecha y al zurdo argentino a su sitio natural y esa decisión llevó a abrir el marcador, aunque sin creación atrás y sin movilidad arriba ante una Real muy ordenada, el Madrid no tuvo profundidad ni oportunidades en el período inicial. Su único recurso fueron los lanzamientos desde media o larga distancia, y sólo en los primeros minutos, mientras que la Real fue creciendo, aprovechando sus bandas con Xabi Prieto y Griezmann, y jugando muy bien al fútbol. Mandando, tocando y llegando.

El pequeño parecía uno de los grandes, y el Madrid, un conjunto vulgar que se quedó sin balón y tuvo que echarse muy atrás ante el constante empuje de los donostiarras. Zurutuza también era una pesadilla para la defensa de un equipo que se dejó dominar y dio muestras de cansancio. Quizás porque el Madrid se desgastó ante el Ajax, pero la Real estuvo varios cuerpos por encima de los visitantes físicamente. Y lo peor de los de Mourinho no sólo fue que cedió toda la iniciativa y la pelota al contrario, sino que no tuvo ninguna capacidad de reacción comprobando que la Real le estaba dando un baño en algunos momentos. Probablemente si Griezmann no hubiese perdonado la inmejorable ocasión que tuvo solo ante Casillas, cuando el dominio local era absoluto, el Madrid hubiese despertado. Quiso resistir y esperar hasta la segunda parte después de haber ofrecido una mala imagen, también propiciada por la escasa presencia en el medio campo de Xabi Alonso y Khedira.

Cambio de actitud

Ahí perdieron demasiado los madridistas, que siempre llegaron tarde en los balones divididos y se vieron superados en la primera mitad por una sorprendente Real. Mourinho había advertido que defendía con once, pero le faltó apuntar que a la hora de atacar también tenía clase y velocidad y era capaz de acogotar, como consiguió durante 25 minutos. Después, tras tanto sufrimiento, llegaría la hora de la resurrección. Apareció un Madrid distinto en la reanudación y Di María se encargó de firmar un tanto antológico a pierna cambiada. El cambio de actitud y de juego madridista fue incontestable, pero los blancos encontraron demasiado premio. Como ya ha ocurrido tantas otras veces, fue una acción individual la que decidió. El Madrid siguió dominando y ejerciendo su autoridad y la Rea quedó tocada, pero bastó un error defensivo de Carvalho a balón parado y el oportunismo de Tamudo para dar otra vuelta de tuerca a choque tan intenso y competido, y de tantísima rivalidad. Hasta Mourinho fue escupido en su llegada a Anoeta, aunque en el campo hubo limpieza.

Mientras Mourinho le daba vueltas en el banquillo, Martín Lasarte daba otra prueba de su valentía al sacar a otro delantero. Sin nada que perder en un choque muy abierto que estaba destinado a reservar más goles, con alternativas en ambas áreas. Las del Madrid, desaprovechadas siempre por un Cristiano que nunca logró irse por velocidad de sus marcadores e ignoró a sus compañeros de ataque, y las de la Real, antes de culminarlas, por el sacrificio defensivo de Pepe y compañía. Hasta que apareció el libre directo de Cristiano que pegó en la espalda del central portugués. Ahí casi murieron el gran partido y la Real, aunque aún hubo tiempo para ver incluso un balón en el travesaño de Casillas que puso de los nervios a Mourinho, porque el Madrid era incapaz de cerrar el partido. Se salvó en Anoeta, pero por este camino no siempre podrá sobrevivir.