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«Un ataque similar puede repetirse»
Los militares españoles vuelven a patrullar por Qala i Nao, pero se palpa la tensión y la desconfianza
ENVIADO ESPECIAL A QALA I NAO Actualizado: GuardarPaso a paso los soldados españoles recorren de nuevo las polvorientas calles de Qala i Nao seguidos de un blindado RG31. «Hemos recuperado la normalidad absoluta, pero lo hemos hecho de una forma gradual», informa el coronel español, Luis Martínez Trascasa, responsable del contingente. El asesinato de los dos oficiales de la guardia civil y su intérprete a manos de un policía afgano y las posteriores revueltas cambiaron el escenario habitual y obligaron a adaptarse a las nuevas circunstancias. «Las primeras 24 horas sirvieron para establecer contacto con las autoridades y al segundo día ordené la reparación de los daños cuantiosos sufridos en el Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT, por sus siglas en inglés) tras el asedio», detalla el coronel, que asegura que la «shura» celebrada diez días después de los asesinatos con más de 200 notables de la provincia «marcó un hito en la historia de la cooperación cívico militar. Allí pidieron perdón a España y a la OTAN por lo ocurrido».
Fue el perdón público de las autoridades, el pésame formal de los notables y religiosos, que no sirve de consuelo para los 30 intérpretes españoles que siguen llorando la muerte de Attaolah Taefi, al que todos llamaban «Atta». Había sido el último en llegar y llevaba apenas tres meses en Afganistán, 90 días en los que se había ganado el corazón de todos. «No esperaba algo así de esta gente, yo siempre les defendía pero me han decepcionado. Duelen la falsedad y el silencio, seguimos esperando el pésame de los afganos que acuden a trabajar a la base cada día, alguna muestra de solidaridad, pero nada. Nuestra cultura es la cultura de los gestos y esto es inaceptable. El dolor es el silencio de la gente», dice Fared Sabeti, que lleva cuatro años en Qala i Nao y, como Attaola Taefi y varios intérpretes del equipo, es de origen iraní.
Los guardias civiles del equipo de los asesinados, por su parte, retomaron las clases 72 horas después del ataque. Una vuelta al trabajo amarga pero «obligada porque somos profesionales y estamos aquí para cumplir nuestro trabajo», asegura el teniente coronel Víctor García Sacristán. El equipo está formado por dieciocho personas y todos saben que esa mañana les podía haber tocado a cualquiera de ellos.
El teniente coronel Juan José Castellanos, jefe del batallón de maniobra, que tiene tres compañías desplegadas en la provincia, piensa que «es muy difícil entender la mentalidad del afgano, se trata de gente con muy poca formación y muy fácilmente manipulables. Hay que estar preparados para este tipo de acciones porque pueden volver a producirse». La gente mira con desconfianza desde las aceras el paso de la patrulla, la misma mirada que reciben de unos soldados que no bajan la guardia en todo el recorrido.
«Fue muy duro, pero puntual, aquello no representa la situación real de Qala i Nao. Esto no puede entorpecer un proceso que iba estupendamente», opina el representante diplomático de la base, José Antonio Sabadell. El 4 de septiembre se reiniciaron las patrullas a pie por las calles de la capital de Badghis. Los soldados recorren ahora un escenario en el que la huellas de la batalla son visibles.