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Aplausos

Hay que retrasar la edad de jubilación en proporción similar a las ganancias conseguidas en la esperanza de vida

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El sentido del mensaje es conforme con la necesidad y su contenido es adecuado a la conveniencia. La evolución de la demografía en España se ha tornado peligrosa, con unas tasas de natalidad ridículas, una esperanza de vida estirada y una inmigración atascada con la crisis. Las pensiones mejoran y aumenta el tiempo de su cobro, así que la única forma de cuadrar las cifras es incrementando las cotizaciones y/o alargando el periodo de cotización. Lo primero es complicado. Si el incremento se hace en contra del bolsillo del trabajador se ennegrecería una situación marcada por las rebajas de salarios, en el sector público, o su paupérrima evolución en el privado. Si se hace en contra de la aportación empresarial se atacaría a la competitividad y afectaría al nivel de empleo. Si el esfuerzo se desvía hacia los Presupuestos, habría que esperar a tiempos mejores, porque ahora no dan más de sí.

Así que solo queda enfrentarse a lo segundo: hay que retrasar la edad de jubilación en proporción similar a las ganancias conseguidas en la esperanza de vida. Eso dice Zapatero y es lo que marca la lógica. Lo que no entiendo es por qué se ha ido hasta Oslo para decirlo con una rotundidad inusual en un gobernante y absolutamente novedosa en su discurso, habitualmente tan complaciente. No sé si es para que le oigamos con la sordina de la distancia; para evitar convertirse en la diana de los 'tomates' que lanzarán los afectados; o para conseguir el aplauso fácil de sus colegas, asistentes convencidos.

En cualquier caso, ocuparse ahora de arreglar los problemas del futuro es una obligación de todo gobernante sensato y es una postura arriesgada que, por fin, le aplaudo al presidente Zapatero.