cese de la violencia

El Gobierno ve «decepcionante» el alto el fuego de ETA

La organización terrorista avisa en un comunicado difundido por la BBC británica que "hace meses" decidió no cometer atentados

MADRID Actualizado: Guardar
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El esperado comunicado de ETA no ha satisfecho las exigencias del Gobierno, pero tampoco las de la izquierda abertzale. Ni ha anunciado el alto el fuego definitivo ni ha aceptado la verificación internacional. Ha sido insustancial, a juicio de todos, salvo para la izquierda abertzale, que aprecia unos valores invisibles para el resto. La organización terrorista se ha limitado a decir en un vídeo de seis minutos emitido ayer por la BBC británica que "hace saber que ya hace algunos meses tomó la decisión de no llevar a cabo acciones armadas ofensivas".

El Gobierno, aunque mostrará desinterés de puertas para afuera, esperaba un movimiento de ETA aunque sin demasiada fe en que anunciara el final de la violencia. La izquierda abertzale, además de aguardarlo, había exigido 48 horas antes que el alto el fuego fuera "permanente" y "verificable" por mediadores internacionales. Ni lo uno ni lo otro. Del texto leído por una militante de ETA se desprende que el adiós a las armas y someter ese paso al escrutinio de terceros aún no está maduro dentro de la organización.

Los terroristas dicen que van a seguir con la pasividad que mantienen desde julio del año pasado, cuando asesinaron a dos guardias civiles en Palma de Mallorca, si bien no descartan repeler las operaciones policiales o efectuar lo que llaman tareas de aprovisionamiento, léase cobro del impuesto revolucionario, robos de armamento y explosivos o la reorganización pura y dura. ETA informó asimismo que ha comunicado esta decisión a "la comunidad internacional", es decir, que han trasladado su decisión a los mediadores irlandeses y sudafricanos pues no hay país u organismo internacional relevante con el que mantenga interlocución.

Sin amenazas

Una de las novedades del texto es que la organización terrorista evita la hasta ahora habitual jerga belicista, excluye las amenazas y hasta se muestra dispuesta a ir "paso a paso" en busca de soluciones para lo que promete "flexibilidad". Tampoco, y también es nuevo, menciona a Francia. Por lo demás, lo de siempre: se reafirma en "el compromiso con una solución democrática" para que "los ciudadanos vascos podamos decidir nuestro futuro de forma libre y democrática", la fórmula habitual para invocar el ejercicio de la autodeterminación. Avisa al Gobierno que, si "tiene voluntad" de dar pasos hacia el final de la violencia, "ETA está dispuesta" para acordar "los mínimos democráticos necesarios para emprender el proceso democrático"; esto es, referéndum sobre el marco jurídico y político de Euskadi y reagrupación territorial con Navarra.

El resto del texto pone el acento en la 'generosidad' de ETA para sentarse a negociar y hace un recorrido histórico de las propuestas de "colaboración" de la organización terrorista, desde la planteada en la reunión del hotel Txiberta de Biarritz en 1977 con todas las fuerzas nacionalistas para boicotear las primeras elecciones democráticas al acuerdo soberanista de Lizarra en 1998.

También incluye los tópicos habituales sobre "los derechos" del pueblo vasco, descalifica el proceso autonómico porque es "un camino yermo", apela a "la responsabilidad" de todos los agentes políticos y sociales porque ha llegado la hora del "cambio político", y jalea a la izquierda abertzale para conseguir sus objetivos.

Escepticismo

El Gobierno se mostró "decepcionado" por el "insuficiente" comunicado, si bien consideró "positivo" el hecho de que no entre en los planes de ETA perpetrar nuevos atentados. Fuentes de la Moncloa señalaron que el jefe del Ejecutivo acogió con "escepticismo" los términos del comunicado, aunque tampoco esperara más. La organización terrorista, agregan las fuentes consultadas, no ha llegado la convicción de que es la hora de dejar las armas y acabar con la violencia, y eso es lo único que quieren y esperan oír el Gobierno y los ciudadanos.

José Luis Rodríguez Zapatero, en permanente consulta con el ministro del Interior, decidió que la mejor respuesta al nuevo movimiento de ETA era no responder. Ningún miembro del Ejecutivo hizo valoraciones públicas, y Alfredo Pérez Rubalcaba, que mantuvo numerosas conversaciones con el consejero de Interior del Gobierno vasco, dejó a este último la primera respuesta institucional.

Rodolfo Ares, de entrada, consideró que el comunicado era "una buena noticia" como todo lo que no sea matar, pero también "absolutamente insuficiente", además de "ambiguo y fraudulento" porque "no responde a las exigencias" de la sociedad ni "a las expectativas que algunos había creado", en referencia a los mensajes de la izquierda abertzale.

Ésta, precisamente, parece ser la principal destinataria del mensaje. Eusko Alkartasuna y Batasuna emitieron un comunicado el viernes en el que exigían a la organización terrorista, por primera vez en la historia de la izquierda abertzale, un alto el fuego "permanente" y sometido a la "verificación" de agentes internacionales. Un planteamiento, que a la luz de los hechos posteriores, contaba con la anuencia de ETA, pues dos días después enseñó sus cartas y cerró el círculo.

El mensaje de los terroristas era esperado en el entorno de la organización terrorista desde marzo pasado, cuando los autores de la llamada 'declaración de Bruselas', los sudafricanos Desmond Tutu y Frederik de Klerk, y el irlandés John Hume, los tres premios Nobel de la Paz, la ex presidente de Irlanda Mary Robinson, y la fundación Mandela reclamaron un compromiso de ETA con las vías pacíficas y democráticas para conseguir objetivos políticos. A lo largo de estos meses, la izquierda abertzale ha presionado con mayor o menor sutileza para que la organización terrorista hiciera ese movimiento.

Batasuna necesitaba como el comer que ETA tuviera ese gesto para poder presentarse a las elecciones municipales y forales de mayo, bien con candidaturas propias avaladas por la ausencia de violencia, bien dentro de la de Eusko Alkartasuna. La organización terrorista compartía la necesidad política y económica de que la izquierda abertzale tuviera presencia institucional una vez que todas sus marcas electorales han sido declaradas ilegales, pero la renuncia a la violencia, con el consiguiente abandono del tutelaje político, era un precio demasiado alto para sectores de la organización terrorista. Con todo, la reacción de la izquierda abertzale fue de indisimulada satisfacción y consideraron que la declaración de ETA tiene "un valor incuestionable" porque plantea un cese de la violencia "unilateral, indefinido y no condicionado".

El comunicado conocido ayer, sin embargo, no parece que vaya a ser la última palabra de ETA, según distintas fuentes consultadas. Seguirán otras entregas en las próximas semanas en las que se deberán perfilar la posición definitiva de la organización terrorista, que entonces deberá desvelar si se mantiene en el terreno de la ambigüedad o cede a la presión y entierra la violencia.