atentado talibán

Emotivo funeral por los dos guardias civiles asesinados

Los Príncipes de Asturias han presidido la ceremonia y Don Felipe ha impuesto a los agentes la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo

MADRID Actualizado: Guardar
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Los Príncipes de Asturias, visiblemente emocionados, han presidido en Logroño el funeral por el capitán de la Guardia Civil José María Galera y el alférez Leoncio Bravo, asesinados ayer en Afganistán. A la ceremonia, celebrada por el arzobispo castrense, Juan del Río, y el obispo de la diócesis riojana, Juan José Omella, han asistido los ministros del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y Defensa, Carme Chacón. También han estado presentes los presidentes de La Rioja, Pedro Sanz; de Castilla y León, Juan Vicente Herrera; la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría; el jefe del Estado Mayor de la Defensa, José Julio Rodríguez, y el director general de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Javier Fernández, entre otras autoridades.

Antes de comenzar el funeral, el Príncipe, vestido con uniforme militar de gala y Doña Letizia, de luto, han visitado la capilla ardiente y dado el pésame a los familiares de los agentes fallecidos en un ambiente de extremado recogimiento. La Princesa Letizia, madrina de la agrupación a la que pertenecían los fallecidos y a la que entregó una bandera española con motivo del XXV aniversario de su creación, ha estado especialmente cariñosa con los familiares, a quienes ha abrazado e intentado consolar.

Don Felipe ha impuesto a los dos oficiales de la Guardia Civil la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, condecoración que distingue a los militares fallecidos en misiones en el exterior como consecuencia de atentados terroristas y también a aquellos que realizan acciones "eficaces" en el transcurso de "un conflicto armado" y los que demuestran su valor frente a "fuerzas hostiles", según consta en el Reglamento General de Recompensas Militares.

Además de las condecoraciones, las familias de los tres fallecidos percibirán una indemnización de 140.000 euros, en aplicación del Real Decreto de indemnizaciones a los participantes en operaciones internacionales de paz y seguridad, aprobado noviembre de 2004. Recibirán esa compensación los familiares directos (el cónyuge o pareja, los hijos o, en caso de inexistencia de los primeros, los padres) de los militares fallecidos. La indemnización por fallecimiento en misión en el exterior no excluye el derecho a una pensión mensual.

El arzobispo castrense, en su homilía, ha exclamado "¡Qué difícil es encontrarle sentido a estos acontecimientos!", y ha asegurado que este acto terrorista "ofende a Dios, repugna la razón, degrada la dignidad humana y enfrenta a los pueblos". El sacerdote también elogiado la labor de los guardias civiles fallecidos, a quienes ha calificado de "valientes" y de "servidores de nuestra propia seguridad y la del Estado: buscaron la paz y encontraron la guerra; lucharon por la libertad y fueron víctimas de los tiranos, enseñaban a otros y les pagaron con la muerte". "Pero sus nombres -ha subrayado- quedarán grabados en los corazones de sus familias, de sus compañeros y de todos los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado español".

Mientras tanto, los restos mortales del intérprete español de origen iraní Ataollah Taefik Alili, fallecido junto a los agentes de la Guardia Civil, han sido recibidos en la Base Aérea de Zaragoza con un emotivo acto en presencia de familiares y amigos, autoridades civiles y militares. El cuerpo de Ataollah Taefik, de 55 años y que vivía en Cuarte de Huerva (Zaragoza) desde hace diez, ha sido trasladado hasta la capital aragonesa en un avión Hércules del Ejército de Tierra en el que viajaba una hija, un hermano y otros familiares cercanos. El traductor ha sido condecorado con la Cruz de Oro al Mérito de la Guardia Civil y con la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo.

Acto de homenaje en Torrejón

Los restos mortales de los dos guardias civiles y del traductor llegaban esta mañana a la base aérea de Torrejón de Ardoz, donde eran recibidos sus familiares y por el presidente del Gobierno y diversas autoridades.

Tres piquetes de los Ejércitos y de la Guardia Civil se hacían cargo de los féretros a pie de pista, donde el capellán castrense y un imán oficiaron un responso conjunto, ya que el intérprete profesaba la religión musulmana. El breve acto de homenaje contó con la presencia de, además de las familias y Zapatero, el líder de la oposición, Mariano Rajoy y los ministros de Defensa e Interior.

El capitán del Instituto Armado, José Maria Galera, el alférez Leoncio Bravo y su traductor Ataollah Taefik fueron asesinados ayer en un atentado terrorista en Qala i Naw perpetrado por el chófer de la policía afgana, que también fue abatido.

Incidentes "organizados y premeditados"

Ayer, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, definió lo ocurrido en Afganistán como "un atentado terrorista premeditado". Los hechos tuvieron lugar a las 6.20 horas en Qala i Naw, en la provincia de Badghis, en el noroeste de Afganistán, cuando los agentes españoles se encontraban dando clase a un grupo de 47 policías afganos, momento en el que el chófer del jefe de la Policía afgana les disparó con un fusil de asalto. El terrorista infiltrado fue abatido por otros miembros de la Guardia Civil que también formaban parte del contingente, y falleció.

Los talibanes reivindicaron el atentado, asegurando en un comunicado que Ghulam Sakhi, el autor de los hechos, estaba en contacto con ellos desde hace dos meses y que planearon el ataque. Rubalcaba se limitó a comentar al respecto que "quien disparó sabía lo que hacía".

Tras el atentado, y al propagarse la noticia de que el terrorista afgano había sido abatido, unas 2.000 personas se echaron a las calles de la ciudad, aunque sólo unas 200 llegaron hasta la base para reclamar el cadáver de Sakhi. Según los datos manejados por los titulares de Defensa, Carme Chacón, e Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, estos incidentes fueron "organizados y premeditados". Ambos ministros mantuvieron ayer por la tarde una reunión en la que también estuvieron presentes el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho; el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán; y el comandante del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, general Jaime Domínguez Buj.

De la investigación se desprende que hubo una "rápida y adecuada" reacción del personal de seguridad español en el momento del atentado, lo que permitió abatir al terrorista, según fuentes gubernamentales, que han indicado que las autoridades de Badghis sostienen que la intención del terrorista era desencadenar unos incidentes posteriores en los que se produjeran bajas entre la población civil. En esta reunión se confirmó que el terrorista era un policía que trabajaba desde hace meses como chófer habitual del capitán jefe de la Policía Nacional afgana en ese distrito. Con él entraba asiduamente en el acuartelamiento militar en el que trabajan los 37 instructores del Instituto Armado. Tras dejar al oficial, el conductor estacionó el vehículo y fue entonces cuando abrió fuego contra el intérprete y los guardias civiles.