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El Real Madrid finaliza invicto la pretemporada

Los de Mourinho se imponen al Peñarol con goles de Di María y Van der Vaart en un partido sin brillantez

MADRID Actualizado: Guardar
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El Real Madrid se ha llevado la victoria ante el Peñarol (2-0) en la 32ª edición del Trofeo Santiago Bernabéu, que ha servido de presentación de los nuevos fichajes, aunque los blancos no han demostrado demasiada fluidez en su juego, en el que apenas han destacado Khedira, acompañando a Alonso en el centro del campo, y Di María con un espectacular golazo. De esta forma, los merengues finalizan invictos la pretemporada.

Entre los fichajes, sólo Khedira ha sobresalido, ya que Canales y, sobre todo Ozil, han estado perdidos al intercambiar demasiadas veces sus posiciones. Di María ha aportado su gol y Pedro León poca profundidad por la banda, mientras que Carvalho apenas ha tenido trabajo y ha acabado recibiendo una amonestación.

Los blancos quisieron demostrar desde el comienzo cuál quieren que sea su estilo, y con Canales de segundo delantero, y con un centro del campo con Alonso, Khedira y Ozil, con Cristiano echado a una banda, buscaron el toque. Fruto de ello, Xabi Alonso mandó un disparo al poste cuando se quedó sólo en la frontal del área tras una triangulación con los alemanes.

Dos minutos más tarde de nuevo el toque blanco propició un gol de Higuaín, aunque fue anulado porque el argentino estaba en fuera de juego. Sin embargo, Ronaldo y Marcelo se aliaron por la izquierda para que el lateral llegase casi hasta el fondo para asistir al 'Pipita', que actuó de inicio como único delantero.

Mourinho quiso dar ejemplo de intensidad a los suyos y en ningún momento se sentó en el que es su nuevo banquillo. Desde el límite del área técnica indicaba a sus jugadores movimientos y estrategias, así como pedir a los laterales, Lass y Marcelo que se sumaran al ataque acompañando al poblado centro del campo, al que le costaba mover el balón por la presión de los uruguayos.

El Peñarol se unió a la fiesta y para demostrar que no había venido de paseo al cincuentenario de la primera Copa Intercontinental que enfrentó a estos conjuntos, Pacheco puso en aprietos a Casillas. Además, los hombres que dirige Keosseian se emplearon a fondo en labores defensivas y luchaban cada balón dividido como si de un partido oficial se tratase.

Juego espeso

Con el paso de los minutos el juego del Real Madrid se fue espesando y, aunque en la segunda parte Benzema activó algo más el ataque, los blancos no eran capaces de hacer fluidas las jugadas. Los cambios que realizó Mourinho no sirvieron para desatascar el centro del campo, en el que Granero acompañó a Alonso tras la marcha por lesión de Gago, que había entrado en el intermedio. El argentino sufre un esguince del ligamento lateral en su rodilla izquierda, por lo que se unirá muy probablemente a Mahamadou Diarrá, Pepe, Raúl Albiol y Ezequiel Garay en la lista de futbolistas blancos que no podrá debutar en Son Moix ante el Mallorca en el primer partido de Liga.

Sin embargo, Ángel Di María surgió al recuperar un balón perdido por el 'pato' Sosa y tras marear a un defensa 'aurinegro' acabó fusilando al meta de los uruguayos para hacer las delicias de un público que ya había empezado a silbar en algunas ocasiones al conjunto madridista.

El gol animó de nuevo al equipo y al estadio, que se entretenía haciendo la ola, y puso algo de interés a los últimos minutos de un partido algo gris del Real Madrid a falta de cinco días para que empiece lo que de verdad importa, la Liga. Mourinho sacará partido de las numerosas pruebas que hizo, ya que dio minutos a todos sus jugadores de campo, salvo a Drenthe.

Ya en el descuento, Van der Vaart fue derribado dentro del área en una jugada embarullada. El propio holandés se encargó de transformar la pena máxima, que esta vez celebró con más ganas que cuando marcó al Standard para cerrar un resultado que, aunque justo por la diferencia de ambos equipos, fue demasiado elevado para el juego creado por los 'merengues'.

Así pues, el Real Madrid logró su vigésimo primer Trofeo Santiago Barnabéu, séptimo consecutivo, ante un Peñarol correoso que le puso más ganas que calidad y que se acabó marchando con las ganas de la revancha de la primera Copa Intercontinental, allá por 1960, cuando los blancos les endosaron un 5-1.