Celestino Corbacho: «La realidad de la crisis me ha superado»

El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, ha asegurado durante una entrevista concedida al programa De costa a costa en Punto Radio que "en abril de 2008 nadie esperaba una crisis de esta envergadura". "Si soy buen ministro o no, lo valorará el presidente del Gobierno… Lo que sí tengo que confirmarle es una realidad, que ha superado a un ministro y a los gobiernos", señala Corbacho.

"Es la peor crisis en 80 años y a mí me ha tocado estar ahí", ha dicho. Sin embargo, ha puntualizado que las actuales cifras del paro son consecuencia de una crisis económica "no generada por motivos laborales, sino por la crisis de un sistema financiero con circunstancias que aún persisten".

Preguntado por qué había hecho para acabar con el problema del paro, Corbacho ha señalado que "no está en manos del ministro de Trabajo cambiar las condiciones de la crisis", es decir, "la inseguridad por el futuro que provoca una contracción del consumo y la falta de crédito que provoca una disminución de la inversión". Esto no impide a Corbacho asegurar que se levanta "cada mañana con la voluntad de ver cómo hacer posible salir de esta crisis".

Lo que sí puede hacer, afirma, es "impulsar una reforma laboral para sentar las bases que en el futuro permitan que los ajustes no se hagan sobre las plantillas". Pone como ejemplo las reducciones de jornada que han sufrido más de un 1.400.000 trabajadores alemanes "que trabajan y cobran menos, pero no están en paro".

Signos positivos

Corbacho ha reconocido que se han destruido más de dos millones de puestos de trabajo, aunque señala signos positivos como la recuperación de las exportaciones o las afiliaciones a la Seguridad Social. A pesar de ello, señala que "España ha tenido que pagar un precio muy alto por su sistema basado en la construcción", del que "todos nos hemos aprovechado, no se salva ni el apuntador", ha apostillado.

Por otro lado, Celestino Corbacho ha manifestado de forma categórica que "Cataluña sí es una nación, no se pueden discutir los sentimientos", y sobre la voluntad del Gobierno de soslayar los efectos de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, asegura que "no se trata de darle la vuelta al fallo sino de hacer posible la voluntad de los ciudadanos que expresaron su deseo de autogobierno".