debate del estado de la nación

CiU vuelve a ser 'salvavidas' del Gobierno en la aprobación del 'techo de gasto' para 2011

Duran i Lleida, no obstante, reiteró a Zapatero que su tiempo ha terminado y que no apoyará el proyecto de cuentas públicas

Madrid Actualizado: Guardar
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Los nacionalistas catalanes sirvieron, una vez más, de tabla de salvación al PSOE. Sin la abstención de Convergencia i Unió la aprobación del 'techo de gasto' para los Presupuestos Generales de 2011 no habría salido adelante y el Gobierno, con la elaboración del proyecto de cuentas bloqueado, hubiese escuchado la demanda generalizada de elecciones anticipadas. El gesto es llamativo porque el mismo Josep Antoni Duran i Lleida, el portavoz parlamentario de CiU, anticipó hace ya varios días que rechazará, el próximo otoño, cuando lleguen a la cámara, los Presupuestos. Ha justificado su actitud en que no puede dejar caer al Gobierno hasta que José Luis Rodríguez Zapatero haya cumplido con sus obligaciones, es decir, hasta que haya puesto en marcha las reformas estructurales que necesita la economía y que se completarán este verano.

En realidad, el comportamiento de CiU entraba dentro de lo esperado. Los socialistas ya daban por hecho que, dado el clima político, no lograrían recabar en la votación ningún apoyo extra, más allá del de sus 169 diputados -aunque un diputado del PP votó por error-, pero también entendían que el grupo catalán evitaría torpedear un trámite que, aunque carece de efectos prácticos, tiene una gran importancia simbólica. Sin sus diez votos 'neutrales' el 'no' habría ganado, porque a lo más que podía aspirar el Gobierno era a la anuencia de Coalición Canaria y UPN, que juntos suman sólo tres escaños.

Lo que en cambio no estaba claro era la posición del PNV, más allá de que en ningún caso apoyaría al Ejecutivo. Finalmente y tras mantener el misterio hasta pocos minutos antes de que arrancara el debate, dijo 'no'. En parte, gracias a la decisión de CiU, que le permitió despreocuparse de la gobernabilidad a estas alturas del curso para negociar desde una posición de fuerza los Presupuestos Generales a la vuelta del verano. Exactamente, la misma estrategia empleada el año pasado, cuando el grupo vasco votó en contra del límite presupuestario pero, a la postre, lo hizo a favor del proyecto de ley de Presupuestos de 2010, que salvó en diciembre.

Todo un pacto entre nacionalistas. Duran no negó que la jugada fuera tratada la noche previa durante la cena que tanto él como el líder de Convergencia, Artur Mas, mantuvieron con el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, en un restaurante madrileño. Es más, en tono irónico, admitió que lo "lógico" sería que, efectivamente, el asunto hubiera estado sobre la mesa. Y fuentes cercanas al presidente de su formación lo ratifican. Los dos partidos políticos clave para la estabilidad del Ejecutivo tienen un interés común: forzar a los socialistas a que se comprometan a dejar gobernar a la fuerza más votada en los próximos comicios locales y autonómicos. De haber regido ese principio en citas anteriores, Mas sería hoy presidente de la 'Generalitat' y Patxi López no sería 'lehendakari'. Aunque las citadas fuentes aseguran que este tema no llegó a abordarse.

Precedentes

En todo caso, Duran se esmeró en dejar claro que el gesto de hoy es meramente coyuntural y que sigue vigente la hoja de ruta que se marcó hace dos meses cuando, en una votación casi idéntica, permitió que el Gobierno aprobara el decreto de recorte del gasto al que se había comprometido con la UE, congelación de las pensiones incluida. O sea, que no ha cambiado de opinión y votará en contra de los Presupuestos para, si no recibe el respaldo del PNV, forzar a Zapatero a convocar elecciones anticipadas.

Justo lo mismo que hizo su grupo en 1995 con Felipe González. "Entonces como ahora -dijo- damos por acabada una etapa política". Tanto fue así que, a pesar de haber estado apoyando al PSOE en medio de los escándalos del GAL o de Mariano Rubio, de la noche a la mañana, Jordi Pujol rompió los lazos, llegadas las autonómicas se sirvió de los votos del PP para poder gobernar y en las generales dio su apoyo a José María Aznar para que ocupara La Moncloa.

La diferencia es que ahora hay que esperar a que se pongan en marcha la reforma laboral, la del sistema financiero o la de la energía. O así lo señaló el portavoz catalán. Y la diferencia es que ahora, CiU no tiene la sartén tan por el mango y necesitaría que también el PNV se sumara a su plan para obtener el resultado deseado.