El presidente del PP, Mariano Rajoy, es aplaudido por los miembros de su partido durante tras su intervención en la sesión de tarde del Debate sobre el estado de la Nación./ Foto: Efe | Vídeo: Atlas
DEBATE del ESTADO DE LA NACIÓN | ANÁLISIS

Rajoy se viste de alternativa

El líder del PP exige la convocatoria de elecciones tras culpar a Zapatero de ser el principal problema de la economía española

MADRID Actualizado: Guardar
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Mariano Rajoy ha dado una satisfacción a sus críticos, aunque sin perder su retranca gallega. Ha reclamado, tal y como anhelaban muchos dirigentes populares, un adelanto electoral. Y lo ha hecho en el Congreso y con Zapatero en frente. El escenario idóneo y con el rival adecuado. Pero Rajoy mantiene su esencia y antes de expresar su exigencia ha ironizado sobre que lo que realmente le convenía como líder del PP es que Zapatero permaneciese los dos años que restan de mandato como presidente, porque presume que lo hará cada vez peor, con lo que la victoria en 2012 sería más sencilla. Pero el jefe de la oposición, que definitivamente se ha puesto el traje de alternativa, ha comentado que lo importante no era lo que le convenía a él sino lo que le convenía a España.

El jefe del principal partido de la oposición ha empleado buena parte de su discurso en cantarle las cuarenta a Rodríguez Zapatero, pero hay partidas que no se ganan ni cantando las cuarenta. Ya lo había advertido el PP en la víspera, el que se examina en el Debate del estado de la Nación es Zapatero y no Rajoy. Por lo tanto, no ha detallado ninguna de sus propuestas económicas ni sociales, es decir, que le faltó concreción. Sí ha reprochado a Zapatero sus “bandazos” en política económica y social y puso en un aprieto al presidente al recordarle lo que dijo hace un año: que no habría rebaja de sueldo a los funcionarios ni que se tocarían las pensiones.

Ha dibujado un futuro menos negro que de costumbre y se ha mostrado convencido de que España saldrá de la crisis, pero con una condición principal: que se vaya Zapatero. Rajoy, por lo tanto, ha reinventado el “¡váyase, señor González!”. Eso sí, a su estilo.