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Aerosmith conquista Barcelona con su mezcla de rock y blues

La banda celebra sus 40 años de andadura en un Palau Sant Jordi abarrotado por un público enfervorizado

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Aerosmith ha celebrado sus 40 años con un único concierto en España, en un Palau Sant Jordi a rebosar, con más de 14.000 personas, en el que ha exhibido su veta rockera, de hard-rock y de blues.

El grupo bostoniano se presentó en Barcelona al completo, con todos integrantes, a pesar de las dudas que planeaban sobre la posibilidad de que su líder, Steven Tyler, pudiera participar en la gira mundial del 40 aniversario. En las dos horas que duró el concierto, el grupo repasó algunos de los temas que más han marcado la trayectoria de esta banda que crearon el cantante Steven Tyler y el guitarrista Joe Perry en 1970, sobre las raíces del blues y el rock que practicaban Yardbirds, Led Zeppelin o Deep Purple. Junto a ellos se encontraban sobre el escenario del Sant Jordi el guitarrista Brad Whitford, el bajista Tom Hamilton y el batería Joey Kramer.

Los fans del grupo pudieron disfrutar al fin de un concierto de Aerosmith después de que sus actuaciones estuvieran en el alero desde que hace casi un año, en agosto, tuvieran que suspender la parte final de la gira estadounidense al caerse Tyler del escenario en Dakota del Sur. Las alarmas saltaron en noviembre pasado cuando el guitarrista Joe Perry comunicó que Tyler había dejado el grupo, extremo que quedó desmentido en febrero cuando a través de una grabación anunciaron la gira europea, que comenzó a principios de junio en Suecia y que finalizará el próximo 3 de julio en Venecia.

En plena forma

Nueve minutos después de las 22 horas caía el telón sobre el escenario, una inmensa banderola con el logotipo de los de Boston, y Steven Tyler, con su atuendo característico, un sombrero tejano y un brillante batín-capa, arrancaba la velada musical con Love in an Elevator, uno de los grandes éxitos del álbum Pump (1989).

Siguieron la contundente Back in the saddle, de su no menos laureado disco Rocks (1976), y Falling in love (is hard on the knees), de uno de los álbumes más visitados durante la noche, Nine lives (1997), con títulos como Pink, que tiñó de rosa el Sant Jordi.

Aunque Tyler empezó con la voz apagada frente a la rumorosidad de los músicos, se fue creciendo curiosamente conforme se iba despojando del disfraz inicial -sombrero, batín y gafas de sol-, que dejaron al descubierto sus tatuajes y las arrugas del rostro de sus 62 años, pero también una voz en plena forma.

Comunión con los fans

La primera comunión entre público y banda se produjo con la rotunda Eat the rich, del disco Get a grip (1993), un ejercicio de virtuosismo instrumental para los miembros del grupo, especialmente para el batería Joey Kramer, quien posteriormente tuvo oportunidad de apabullar al entregado auditorio con otro solo, un formato cada vez más raro en el panorama rockero actual, que incluso se atrevió a hacer con sus propias manos y codos, como sólo lo hacía el desaparecido John Bonham de Led Zeppelin.

En ese repaso que Aerosmith hizo de sus 40 años no faltaron grandes hits como Livin' on the Edge o Cryin', en la que exhiben su lado más comercial, piezas de rock de corte más clásico como Rag Doll o Mama Kin, este último de su primer disco, de 1973, o la balada I Don't Want To Miss a Thing.

En el concierto, Aerosmith incluyó asimismo dos canciones tributo versiones a su vez de Fleetwood Mac y Big Joe Williams, Stop Messin' Around y Baby, Please Don't Go, respectivamente, muestras del blues en el que Aerosmith bebía en sus orígenes, la primera interpretada por Perry.

Tras Draw the Line, para el final de la noche, en los bises, el grupo norteamericano dejó Dream On, el primer single de su historia, allá por 1973, y Walk This Way y Toys in the Attic, dos de los grandes temas del tercer disco de Aerosmith, Toys in the Attic, considerado uno de los mejores álbumes de la historia del rock.