Julia Gillard se convierte en la primera mujer a la cabeza del Gobierno de Australia
Forzó una votación interna rozando al líder del partido, Kevin Rudd
SIDNEY Actualizado: GuardarJulia Gillard se ha convertido en la primera mujer en liderar el Gobierno australiano, al sustituir a Kevin Rudd, quien ha dimitido tras perder el liderazgo del partido laborista por desacuerdos internos. Gillard, de 48 años y que ha sido investida como nueva primera ministra en una ceremonia en la Sede del Gobierno en Camberra, ha asegurado sentirse "muy honrada" y se ha mostrado dispuesta a ganar las elecciones previstas para los próximos meses.
La ex viceprimera ministra ha asumido la Jefatura del Gobierno tras la repentina dimisión de Rudd, que la víspera sufrió una revuelta de los sindicatos y varios sectores dentro de su partido. Horas antes del nombramiento de Gilliard, Rudd había comparecido junto a su esposa e hijos para anunciar su dimisión y afirmar que se sentía orgulloso por sus dos años y medio de mandato.
Durante su discurso, Gillard ha sido leal y respetuosa con el primer ministro saliente. "Hubo un desacuerdo en la dirección de nuestro gobierno", ha asegurado, aunque ha subrayado la aportación hecha por Rudd a Australia durante sus dos años y medio de mandato. Ha recordado que Rudd pidió perdón a los aborígenes por los abusos sufridos en el pasado, ordenó retirar las tropas de Irak, reforzó el compromiso en Afganistán y lideró al país en medio de la crisis financiera. También ha elogiado a Rudd por llevar a cabo una reforma en el sistema sanitario e intentar forjar un acuerdo internacional en la lucha contra el cambio climático.
Nuevos cargos
La nueva líder laborista ha escogido como vice primer ministro al Secretario del Tesoro, Wayne Swan, de quien ha dicho, "nos guió a través de la crisis económica y ahora nos guía hacia el superávit". Antes de ser investida primera ministra de Australia, Gillard ha asegurado que pedirá a la gobernadora general, Quentin Bryce, que convoque elecciones en los próximos meses. "Mientras tanto, pido a los australianos su consideración y su apoyo para poder dirigir un gobierno bueno y estable centrado en las necesidades de los australianos", ha señalado.
En caso de ganar las próximas elecciones, ha prometido Gillard, buscará la aprobación de la controvertida legislación sobre comercio de gases causantes del efecto invernadero y la introducción del impuesto sobre minas, dos de los principales asuntos que han mermado la popularidad de Rudd, y al final, costado el puesto. Pero ha señalado que acometerá esos dos asuntos "buscando el consenso, negociando y poniendo fin a la incertidumbre".
La popularidad de Rudd se precipitó en los últimos meses a causa de varios frentes políticos abiertos, como la fallida legislación sobre los gases de efecto invernadero, una promesa electoral incumplida. Gillard también tendrá que lidiar con el poderoso sector minero, al que su predecesor quería imponer un 40% de impuestos para compensar la contaminación que provocan y los beneficios que obtienen por la creciente demanda china.
'Boda de conveniencia' con Rudd
Abogada nacida en Gales (Reino Unido), Gillard emigró con su familia Australia siendo una niña de 4 años. La nueva primera ministra es considerada una mujer con temperamento fuerte, don de la palabra y una gran capacidad de comunicar ideas, pero también una persona flexible a la que gusta escuchar la opinión de otros.
No está casada ni tiene hijos y convive con Tim Mathieson, un peluquero de un barrio de las afueras de Melbourne, aunque ella también reside en un apartamento situado en Canberra. Miembro de la facción más a la izquierda dentro del partido laborista, fue elegida parlamentaria en 1998, y en 2006 se unió a Rudd, en lo que se tildó de 'boda de conveniencia' para hacerse con la dirección del partido. En noviembre de 2007, el equipo formado por Rudd y Gillard arrasó en las elecciones generales que supusieron la derrota del entonces primer ministro conservador, John Howard.
Por su parte, el líder de la oposición, Tony Abbott, del conservador Partido Liberal, ha acusado a Gillard de pretender proseguir las mismas políticas que han causado la caída de su predecesor. "Un primer ministro elegido por el pueblo ha sido ejecutado por los sindicatos y las luchas de los caudillos" en el Partido Laborista, ha lamentado Abbot. A principios de este mes, un sondeo de la consultora Nielsen mostraba que los liberales le sacaban siete puntos de ventaja a los laboristas encabezados por Kevin Rudd.