Forlán hace de oro al 'Atleti'
El uruguayo Diego Forlán ha conseguido en la prórroga el tanto que ha dado la victoria al Atlético tras un empate en los primeros 90 minutos con los goles de Forlán y Davies
Actualizado: GuardarAl fin la historia le hizo un guiño al Atlético, casi siempre perseguido por la mala suerte pero esta vez campeón a cinco minutos de los terribles penaltis y después de una competición en la que sólo ha ganado tres partidos y superado dos prórrogas. Que sí, que con Quique todo ha cambiado, que los rojiblancos ya resuelven partidos agónicos porque creen en sí mismos, han recuperado la autoestima, tienen un doble 'Balón de Oro' como Forlán y a un astro como Agüero.
"Sufro luego existo", exponían en una gran pancarta unos 'toreros' atléticos llegados de Tudela (Navarra) para la ocasión. Descartes pero en versión moderna y popular. Cambiando el pienso por el sufro. Muy del Manzanares, vaya.
Salió muy convencido el Atlético, dispuesto a madurar la final, a trabajarla para luego disfrutar. Pero la felicidad duradera está peleada con su idiosincrasia. La consigna era evitar que los ingleses pudieran sorprender con alguna de sus escasas herramientas y luego imponer la calidad. Había que evitar retrasar las líneas, achicadas pero a 30 metros de la portería, perder balones tontos en las salidas, cometer faltas innecesarias y tener especial atención a las segundas jugadas.
Sí, porque el Fulham fundamentaba casi todo en la capacidad del gigante Bobby Zamora para jugar de espaldas a puerta. Le caen un melón y lo convierte en un buen pase para que Duff y Davies centren o el húngaro Gera sorprenda desde la segunda línea. Cuando a los diez segundos Domínguez le ganó un balón aéreo a Zamora, se dibujó en Hamburgo un horizonte de optimismo.
Pocos espacios
Como casi todas las finales, la de Alemania comenzó muy cerrada, con pocos espacios, mucho balón largo y mínimos riesgos. Al contrario, ni agua. Pero enseguida, a los 11 minutos, Agüero aprovechó un error, cedió a Forlán y el toque del charrúa se fue al palo. Luego, el australiano Schwarzer, perdedor con el Middlesbrough la final de 2006 frente al Sevilla, se lució a lanzamiento de falta de Reyes.
El utrerano se hallaba especialmente motivado. Lo advertía su padre a lo largo del día callejeando por ciudad. Perdió con el Arsenal una final de 'Champions' contra el Barça y deseaba resarcirse. Y celebrarlo con una afición que le odió y ahora le ama. Dejó patentes sus ganas cuando arrancó por banda y abrió el camino para el gol de Forlán, en posición dudosa. Tocó Simao, el 'Kun' tiró en semifallo y el uruguayo aseguró con el interior.
Abierta la lata inglesa, había sensación de atracón. Al contragolpe, con Reyes abierto y con los gambeteos de Agüero, el Atlético podría darse un festín. Pero, con todo a favor, a los rojiblancos se les vino el mundo encima. De repente, les entraron los nervios y dieron un pasito atrás Craso error.. No habían sufrido nada más que un tiro lejano que atajó de Gea con seguridad pero la primera vez que retrasaron la línea sufrieron el empate. Davies engatilló tras varios rechaces y un mal despeje de Assunçao. Un error, un gol. El 'Atleti' en estado puro. En una final y ante un rival así, no es de recibo recibir un gol seis minutos después de marcar. Es impropio de los campeones, pero ya se sabe que este equipo es todo, padre, hijo y espíritu santo.
Acusó el inesperado golpetazo el atlético, desarbolado en el arranque de la reanudación por un Fulham más osado que, ya sí, obligó a lucirse al joven portero madrileño. Mostró personalidad De Gea cuando le dejaron un pie al salir y luego se revolvió. Nada de dejarse intimidar. Perea, en cambio, cada vez daba más miedo, pero a su propia gente. Lo cortaba todo pero se complicaba en los pases.
El Atlético había perdido la fórmula y, una vez más, recurrió a Jurado. Simao se fue indignado pero el cambio era lógico. El gaditano destila fútbol, y más cuando falta fuelle, y el portugués poco aportaba. Ya no estaba entonces Zamora, que aguantó menos de una hora con su tendón de Aquiles muy tocado. También se iría luego el irlandés Duff, con un músculo desgarrado. Ventajas para los 'colchoneros'.
Más extraño resultó que Quique retirase a Reyes, pese a su evidente cansancio, para apostar por Salvio. El argentino había sido infrautilizado desde que llegó en invierno y salía para el tramo decisivo de una final, cuando el Atlético volvía a dominar pero sin llegar. La prórroga se hizo inevitable. Pleno control español pero sin remate. Había paciencia, más toque. Forlán se echó el equipo a la espalda y fabricó una jugada de gol o gol, pero ni Salvio ni el 'Kun' acertaron en el pase de la muerte. Cambio de campo. Con todos extenuados, Agüero y Forlán liaron la mundial.