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Espanyol y Barça empatan en un derbi vibrante

Los de Guardiola han jugado más de media hora con un futbolista menos por la expulsión de Alves

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El Madrid tendrá la oportunidad de ponerse a un solo punto si logra vencer al Valencia. El derbi catalán no destacó por un juego espectacular, ofensivo ni dinámico. Pero lo compensó por la emoción y el carácter aguerrido de los jugadores. El Barça se perdió y desdibujó en su estreno en el estadio de Cornellà- El Prat. Los de Pochettino supieron anular a Xavi y desconectar a Messi, que apenas toco tres balones en todo el choque. La falta de pegada en la primera parte evitó que los 'pericos' hubieran arañado algún punto más.

El Espanyol salió con la línea adelantada, corrieron como galgos para presionar y robar el balón. Los 'pericos' eran conscientes de que los azulgrana sólo son vulnerables sin la pelota. Y se la quitaron. Baena y Osvaldo dispusieron de ocasiones que no supieron aprovechar. Los azulgrana aguantaron el chaparrón confiados en que el huracán espanyolista se acabaría diluyendo en pocos minutos. Pero no fue así. Los locales realizaron un choque muy serio, taparon a Xavi en el centro y desconectaron a Messi y Pedro, únicos referentes en ataque, del balón.

Guardiola volvió a los experimentos y colocó a Maxwell como interior izquierdo. Ibrahimovic, recién recuperado de la lesión, se quedó en el banquillo y sólo salió al final. Se había especulado sobre la posibilidad de que diera descanso a Messi de cara al choque de semifinales de 'Champions' ante el Inter. Pero el argentino fue titular, aunque apenas creó peligro. El Barça desapareció en la telaraña táctica diseñada por Pochettino. Sólo hubo noticias de los azulgrana en ataque por un centro de Pedro que se envenenó y se estrelló en el larguero.

El Espanyol manda

Kameni fue un espectador más. Todo lo contario que Valdés. El meta del Barça vio merodear por sus dominios a los atacantes rivales constantemente y tuvo una magnífica intervención justo antes del descanso para desviar un tiro de Osvaldo que dio en el palo.

Tras el descanso no cambió nada. El Barça siguió naufragando, con un fútbol muy gris, lento, espeso y sin sus naturales triangulaciones. Todo lo contrario al estilo dinámico y vivo que le ha convertido en el mejor equipo del mundo. Guardiola corrigió la posición de Maxwell, que volvió al lateral, y Puyol pasó al centro de la zaga. Pero el partido se le complicó con la expulsión de Alves por doble amarilla.

Sin embargo, la inferioridad numérica le sentó mal al Espanyol. Los locales, quizás víctimas del cansancio, se replegaron y dieron el balón al Barça en busca de una contra que nunca llegó.

Pochettino no quiso arriesgar y sólo reforzó el ataque en los minutos finales, con la entrada a Iván Alonso y Ben Sahar. Fue estéril. El Barça hizo de la posesión del balón su mejor defensa y abortó cualquier ataque rival.