protestas en tailandia

Los 'camisas rojas' hacen retroceder al Ejército en Bangkok

La tensión se eleva en las protestas antigubernamentales para exigir elecciones anticipadas al Gobierno del primer ministro

BANGKOK Actualizado: Guardar
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Decenas de miles de 'camisas rojas', como se conoce a los seguidores del depuesto ex primer ministro tailandés Thaksin Shinawatra, han hecho retroceder a los soldados desplegados en varios puntos de Bangkok, donde al menos ocho personas han resultado heridas por la explosión de granadas.

Las protestas antigubernamentales en la capital de Tailandia para exigir elecciones anticipadas al Gobierno del primer ministro, Abhisit Vejjajiva, habían transcurrido sin incidentes, pero entrada la noche dos ataques con granadas M-79 en diferentes lugares elevaron la tensión.

Dos soldados y otros tantos civiles resultaron heridos al ser alcanzados por la metralla de una granada M-79 arrojada contra la puerta principal de las instalaciones del Canal 5 de la televisión estatal, indicaron fuentes policiales. Horas después, otras cuatro personas sufrieron heridas cuando una granada del mismo tipo hizo explosión en uno de los accesos a la sede del canal estatal de televisión NBT.

En las manifestaciones, los participantes organizaron caravanas motorizadas que rodearon los controles militares en varios templos budistas, un hipódromo y el zoológico, en las inmediaciones del Parlamento, y consiguieron que los soldados regresasen a sus barracones tras negociar unos minutos con los oficiales al mando.

Repliegue militar

"Los 'camisas rojas' han triunfado porque los soldados están retornando a sus cuarteles", afirmó desde lo alto de un camión Jatuporn Prompan, dirigente del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, organizador de las protestas. A continuación, Prompan, que también es diputado del partido opositor Puea Thai (De los tailandeses), pidió a los participantes que volvieran al campamento base, en un tramo de la avenida Rajdamnoen, cerca del antiguo Palacio Real, donde están acampados desde hace dos semanas.

Los opositores eludieron esta vez el cuartel del 11 Regimiento de Infantería, que el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, del Partido Demócrata, utiliza como residencia y centro de operaciones para reunirse con su Gobierno y mandos militares y policiales.

El portavoz del Ejército, Sansern Kaewkamnerd, se negó en principio a replegar a sus hombres por el peligro que entrañaba para la seguridad en Bangkok, pero luego cedió a las exigencias de los 'camisas rojas'. "Hemos trasladado a las tropas a un lugar más apropiado, hemos hecho esto para evitar confrontaciones y reducir la tensión", anunció Kaewkamnerd por el canal de televisión Mondern Nine.

El viceprimer ministro tailandés Suthep Thaugsuban también empleó la televisión nacional para conminar a la población a mantener la calma y confiar en la capacidad del Gobierno para garantizar la paz y el orden.

Escalada de violencia

Hasta la fecha, las manifestaciones, que el primer día congregaron a 100.000 personas, el 14 de marzo, han transcurrido pacíficamente y los cuerpos de seguridad han evitado el uso de la fuerza. Durante las últimas dos semanas, más de una decena de artefactos explosivos y granadas han estallado en el exterior de oficinas gubernamentales y cuarteles, sin causar víctimas mortales. La Policía no ha vinculado con las protestas las explosiones, una de las cuales sucedió la madrugada del sábado en el recinto del Departamento de Aduanas en Bangkok, donde provocó daños materiales.

La Red de Empresarios para la Democracia, formada por ejecutivos y trabajadores del centro financiero de Bangkok, exigieron el pasado viernes el cese de las movilizaciones antigubernamentales, que, subrayaron, están perjudicando todavía más la economía y el turismo. Los empresarios expresaron en un manifiesto su respaldo al Gobierno de Vejjajiva y advirtieron a los 'camisas rojas' en contra de emprender una "lucha de clases".

El Gobierno declaró la Ley de Seguridad Interna en la capital y provincias aledañas el 11 de marzo y desplegó unos 50.000 militares y policías para evitar que las movilizaciones se tornasen violentas, como ocurrió en abril de 2009.