Dos décadas haciendo la calle en Hollywood Boulevard
'Pretty Woman', de cuyo estreno se cumplen hoy 20 años, sigue encandilando a millones de personas con la sencillez de su argumento
MADRID Actualizado: GuardarTodo el mundo que llega a Hollywood tiene un sueño. Puede que el de Edward Lewis, el seductor empresario que conquistó y sigue conquistando a millones de féminas, no fuese ligarse a una prostituta cuando le pidió prestado -más bien se agenció- el deportivo a su abogado Philip Stuckey para escapar de una de esas soporíferas reuniones sociales tan del gusto de las élites norteamericanas. Pero ése fue precisamente el resultado de su acción y en el camino hacia la meca de los sueños se dejó el corazón, arrebatado por la mezcla de espontaneidad y saber hacer de Vivian Ward, la profesional de la calle que patrullaba el Boulevard encaramada a sus vertiginosas botas.
Veinte años han pasado ya desde que Pretty Woman, la película dirigida sin demasiadas pretensiones por Garry Marshall, llegase a los cines de Estados Unidos para terminar convirtiéndose en uno de los éxitos más monumentales de la historia del cine.
Dos caras bonitas, la del ya por entonces 'guapo oficial' Richard Gere, y la de la menos conocida -aunque nominada un año antes al Oscar por 'Magnolias de acero'- Julia Roberts, y un argumento que suponía poco más que una versión moderna de la historia de la Cenicienta, convirtiendo a la muchacha maltratada por su madrastra en una joven descarriada que vende su cuerpo para poder sobrevivir y al príncipe que la rescata en un truhán de los negocios que ha perdido la cuenta de sus noviazgos fracasados, sirvieron para encandilar a toda una generación que redescubrió el atractivo de las comedias románticas y que se acostumbró a que sus hijos -y a este paso, sus nietos- viesen una y otra vez el filme.
Dulce madurez
Ése es, precisamente, el único misterio que rodea a Pretty Woman. ¿Cómo una cinta que todo el mundo ha visto en innumerables ocasiones, sigue atrayendo en masa a los espectadores cada vez que la emiten por televisión? Puede que otras como Ghost o Una proposición indecente surtiesen el mismo efecto sobre la psique del animal catódico en los noventa, pero su proceso de envejecimiento ha sido mucho menos agraciado que el operado sobre la fábula de Garry Marshall. Las audiencias siguen sin bajar de los cuatro millones, algo que para sí quisieran muchos estrenos anunciados a bombo y platillo.
Tal vez sea porque, pese a lo que estarían dispuestas a reconocer en público, muchas jóvenes siguen adorando el romanticismo y anhelan que un hombre atractivo esté dispuesto a jugarse el físico asendiendo por las escaleras e incendios, ramo en mano, parar acariciar sus labios. O, porque a ellos, pese a lo que digan a sus amigos, se les ablanda el corazón cuando imaginan a su amada atisbando por la ventana en espera de su llegada. Y si no es así, que no se preocupen, porque dentro de otros 20 años, Vivian y Edward seguirán haciéndolo por ellos.