en peligro de extinción

Furaco podría convertirse en papá

El macho cedido por el Parque de la Naturaleza de Cabárceno habría dejado embarazada a Tola, uno de los dos únicos ejemplares de oso cantábrico puro que viven en cautividad

SANTANDER Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El director de la Fundación Oso de Asturias (FOA), Carlos Zapico, se ha mostrado esperanzado ante la posibilidad de que Tola, una de los dos únicos ejemplares de oso cantábrico puro que viven en cautividad, haya sido madre. La hembra protagonizó la primavera pasada varias cópulas con Furaco, el macho cedido por el Parque de la Naturaleza de Cabárceno (Cantabria). "Tenemos buenas vibraciones porque está cumpliendo con el protocolo de una osa que ha podido ser madre", ha manifestado.

Zapico ha explicado que, generalmente, Tola solía abandonar la osera a finales del mes de febrero o principios de marzo. Este año, por el contrario, permanece en letargo ininterrumpido desde finales de noviembre, lo que invita a pensar que podría estar criando a los supuestos esbardos en el interior de la osera hasta que estos alcancen el nivel óptimo de madurez, en torno al mes de mayo.

Por el momento, no será hasta ese mes cuando se desvele la intriga sobre la maternidad, ya que, según ha lamentado Zapico, no fue viable la instalación de una videocámara en el interior de la osera, pese a que la Fundación disponía de la tecnología, porque la osa "desapareció sin dar pistas".

Con carácter general, ha explicado, y tras un breve periodo de gestación que ronda los dos meses, las hembras de oso pardo suelen tener de una a tres crías, que nacen inmaduras, ciegas, sin pelo ni autonomía. Además, durante su infancia, la hembra y los oseznos no deben compartir espacio con otros ejemplares adultos porque existe un serio riesgo de agresiones y de que el macho mate a los esbardos para provocar un nuevo celo en la hembra.

Traumatizada y estresada

Al contrario que Tola, su hermana Paca ha pasado el invierno "siesteando" en el cercado que la FOA tiene en Santo Adriano, en Proaza (Asturias). Para Zapico, Paca se ha quedado "traumatizada y estresada", tras la separación física de su hermana, el año pasado. Si el proyecto de reproducción en cautividad culminase con éxito, los oseznos estarían abocados a vivir en semicautividad, al igual que Paca y Tola, puesto que en libertad presentarían comportamientos "anormales", como la búsqueda de alimento en el entorno del ser humano.

La llegada de descendencia supondría además la necesidad de abordar el problema de espacio y utilización de los dos cercados, cuyo coste ascendió, en el caso del de manejo, a 500.000 euros. Asimismo, a lo largo de la primavera la Fundación deberá decidir qué hacer con el macho de Cabárceno, Furaco.

Una curiosa historia

Furaco necesitó el pasado año varios intentos para culminar el proceso de apareamiento con Tola, finalmente, ya que Paca no estaba por la labor. El primer intento fallido fue en abril de 2009, cuando Furaco desembarcó por primera vez en Asturias con "una dieta de anchoas y sobaos que garantiza la reproducción", según aseguró en su momento el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla. Pero a pesar de las virtudes de la gastronomía cántabra el oso casi ni se acercó a las hembras.

Paca y Tola, como se conoce popularmente a estas dos osas, forman parte, desde un punto de vista genético, de una de las tres únicas líneas evolutivas diferentes de oso pardo que existen en Europa. Quedaron huérfanas en 1989, hace 18 años, cuando un furtivo mató a su madre y con tan solo cinco meses de edad fueron entregadas al Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas), comenzando desde ese momento un azaroso viaje que las llevó a vivir en distintas instalaciones en Cataluña y en El Hosquillo (Cuenca), terminando su periplo en 1996, en el cercado que actualmente las acoge en Santo Adriano (Asturias).

Estas osas son animales que han vivido en cautividad desde edad muy temprana sin un referente de su especie, con la consiguiente falta de aprendizaje de las más elementales normas de comportamiento y convivencia con sus congéneres, lo que dificultó el trabajo a Furaco.