El Sevilla vuelve a caer en la trampa
Dos errores graves de los hispalenses evitaron la soñada clasificación para cuartos ante los rusos
SEVILLA Actualizado: GuardarEl Sevilla cayó eliminado en octavos de la 'Champions' por segunda vez en tres años. Entonces fue Fenerbaçe. Los turcos vencieron en los penaltis en un partido parecido al de este martes. De nuevo los hispalenses no tuvieron ideas, ni frescura, ni respuesta adecuada de Jiménez desde el banquillo. Eso lo aprovechó el CSKA para dar la sorpresa y colarse en el bombo de los cuartos de final.
Los locales comenzaron con ilusión y ganas. Parecieron haber dejado para la Liga a ese equipo sin ilusión, sin técnica ni táctica. Sobre todo, por Luis Fabiano. Único referente arriba, a los tres minutos de juego ya tuvo la más clara. Sólo Akinfeev, a quien se le pareció algún santo ortodoxo de los que mandan en Rusia, pudo evitar que el tanto subiera al marcador. Se gustaba el equipo andaluz y también animaba la grada. Pero poco duró todo.
El CSKA, recién comenzada su temporada en Rusia y aún en pleno rodaje, no quería el balón y sin hacer nada del otro mundo se aproximaba a la meta de Palop. Primero Krasic desde fuera del área y después Honda estuvieron a punto de helar a un estadio que estaba eufórico ante una oportunidad histórica. Pero fue Necid, tras un error garrafal de Drago, quien pareció un defensa de alevines, el que pusiera por delante a los suyos. Con casi nada, los rusos se acercaban a cuartos. Pero entonces salió la jugada favorita de la nueva era Jiménez: balón largo de Palop, prolongación al área pequeña y una combinación entre Navas y Perotti permitió el empate del argentino. Las cosas se calmaban y el de Arahal respiraba un poco aliviado, tras los primeros pitos del graderío.
Hasta Palop falla
Pero en la segunda mitad fallaron hasta los que nunca lo hacen. Como Palop, quien no supo despejar una falta de Honda. Quien fuera héroe en los últimos años, esta vez fue verdugo. El segundo tanto agotó psicológicamente a los jugadores rojiblancos. Si antes no sabían qué hacer con la pelota, en ese momento menos todavía. Y desde el banquillo tampoco se daban soluciones.
Jiménez se limitó a sacar delanteros por meterlos. Porque la realidad es que el Sevilla necesitaba profundidad en las bandas, que llegaran balones a los puntas. Pero esa no era la opinión del técnico. A pesar de ello, los sevillistas trataban de aferrarse a la heroica. Aunque era una misión imposible. El equipo estaba muerto física y emocionalmente.
Los últimos minutos sirvieron para comprobar la mala planificación de un equipo que es una sombra de lo que fue hace tan solo tres años. De ahí la pitada final de un público cansado de ver cómo algunos de sus ídolos no pueden hacer más, mientras que otros sencillamente no quieren. O eso parece. Como Negredo, quien según sus críticos se asemeja cada día más a un delantero de Segunda División que a uno de la'Champions'. Ahora esperar otro año. Mirar a la Liga y entrar otra vez en 'Champions'. Y en el horizonte la final de la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid. La única posible alegría que le queda al sevillismo. Veremos.