
8.000 razones para no olvidar
Cada año, la ONG Médicos Sin Fronteras abre el ejercicio elaborando un triste ránking
VALLADOLID Actualizado: GuardarCada año, la ONG Médicos Sin Fronteras (MsF) abre el ejercicio elaborando un triste ránking. Reúne la información de sus 25.000 trabajadores y 350 equipos en 60 países para establecer diez causas que justifican su trabajo. Una lista que no se elabora atendiendo a los intereses de las potencias económicas o a los minutos que les dan los telediarios, sino a golpe de necesidades reales. Este año, una causa de última hora, el terremoto de Haití, se cruzó en el camino, y ha pospuesto por unas semanas este informe. Ahora ya está aquí y en él se recuerda que, como siempre, millones de enfermos y civiles acosados por la violencia y sin posibilidad de acceder a ayuda humanitaria están al margen de las agendas políticas y mediáticas. Cuando surge un conflicto, hay un tiempo (siempre limitado) en el que los medios de comunicación se interesan por sus causas y consecuencias. Cuando la prensa apaga sus cámaras o guarda sus blocs de notas, no significa que el problema haya acabado. Cuando la prensa recoge el 'tenderete' mediático, sobre el terreno quedan organizaciones como MsF, que despliegan sus equipos médicos y logísticos y, de paso, nos recuerdan que el mundo vive docenas de conflictos que el lenguaje políticamente correcto acaba llamando de 'baja intensidad'. Una forma de edulcorar múltiples formas de violar los derechos más elementales de las personas atrapadas en ellos, empezando por el más básico: el de la vida.
Como las imágenes hablan más y mejor que mil palabras, el informe incluye una galería de fotos en los que esas personas parecen interrogarnos desde su realidad para preguntarnos qué podemos hacer y qué estamos haciendo desde la nuestra. El 'top ten' de la sinrazón humana de este año incluye a países que se repiten año a a año. Sudán, Pakistán, Afganistán, la República Democrática del Congo o Sri Lanka, encadenan todos ellos historias recientes de conflictos que suceden a otros conflictos sin solución de continuidad, sobre todo para las víctimas civiles. En muchos casos no es que sean víctimas colaterales de una guerra, sino que la violencia va expresamente dirigida contra los que no portan armas, sólo sobreviven y/o huyen. Por eso, el informe de Médicos sin Fronteras no se queda en los números y le pone nombre y rostro a la barbarie, con testimonios de las personas atendidas en sus campamentos.
De esas diez causas aparentemente perdidas, esta organización (Premio Nobel de la Paz) que tiene medio millón de socios en España, destaca una guerra todavía más cruel, sin balas, explosiones, ni ejércitos pero mucho más mortífera e incluso injusta, si es que hay alguna guerra que haga algún tipo de justicia. Es lo que llaman 'enfermos olvidados'. Cada día 8.000 personas mueren en el mundo por enfermedades que se consideran erradicadas o al menos controladas en otros países y contra las que, desde luego, hay vacunas y fármacos. Son la malaria, el sida posparto, la tuberculosis, la enfermedad del sueño, el kala azar o el mal de Chagas. Todos ellos viven en países cuya pobreza y falta de recursos les mantiene fuera de las agendas de la investigación farmacéutica. Sólo un 1,3% de lo que han gastado los laboratorios en los últimos 30 años se ha destinado a enfermedades tropicales y tuberculosis. "Estas 8.000 muertes diarias son evitables, dando acceso a los tratamientos existentes y desarrollando nuevos fármacos más adaptados a las condiciones del mundo en desarrollo", explica Paula Farias, presidenta de MsF en España. La muerte silenciosa sigue vendiendo poco en las portadas de la prensa.