El Atlético llega con justicia a la final ante un corajudo Racing
Los rojiblancos comenzaron con un autogol pero reaccionaron y convirtieron en un trámite el pase al último partido de este torneo en diez años
SANTANDER Actualizado: GuardarEl Atlético de Quique demostró en El Sardinero que progresa adecuadamente. Aunque comenzó con un susto morrocotudo por el autogol de Valera, reaccionó bien y convirtió en un trámite su clasificación a la primera final de Copa en diez años. Regresan los rojiblancos a la élite y, pese a esa relajación final que le llevó a perder el partido, parecen otro equipo con la aportación del portugués Tiago, el clásico centrocampista que, incluso lento, sabe mandar, dominar el juego y manejar los tiempos. El 26 de junio, quizá en el Bernabéu y no en Mestalla, les espera el Sevilla en una final caliente, con dos aficiones muy picadas desde que coincidieron en Segunda.
La noche comenzó con la sensación de que el 'Pupas' podría cometer una pifia histórica. Córner, balón tocado y espléndido remate de Valera en propia meta. Un gol que, a priori, generaba dudas en los madrileños, alimentaba el optimismo de los cántabros y espoleaba a una grada ya de por sí bastante encendida. Su fútbol directo, con Tchité y Xisco, arriba, y la movilidad entre líneas de Canales, le servían al Racing para meter el miedo en el cuerpo a los de Quique.
Pero ocurrió que sólo cinco minutos después Reyes botó una falta con una rosquita envenenada y Moratón devolvió el favor. Jarro de agua congelada para los montañeses, que ya necesitaban cinco goles para remontar. Siguieron intentándolo algunos minutos con fuerza, coraje, ímpetu y la calidad de Canales, pero ya sin convicción. Y si la cabeza no funciona, los músculos no reciben las órdenes adecuadas.
El Atlético crece
De forma paulatina, el Atlético creció, se asoció en torno a Tiago y supo buscar a un Reyes acertado en ataque, solidario en defensa pero empeñado en buscarse líos con Munitis, enrabietado desde el partido de ida. Quique le sabe exprimir pero el sevillano tiene retazos incorregibles. De Gea apenas sufrió y Kun tuvo dos buenas opciones de cabeza antes del descanso.
La segunda mitad fue pura relajación para Atlético, y más aún después de que entre el 'Kun' y Jurado firmasen un gran contragolpe. A partir de ahí, la única misión de los 'colchoneros' era no arriesgar el físico, administrar los esfuerzos y evitar entrar en batallitas. Quique miró al futuro, al Barça y a la final, y retiró en poco tiempo a Tiago, su cerebro, Reyes, su asistente, y Agüero, su rematador. Llegó el codazo de Moratón a Ibra, bien visto por Undiano, y los postreros goles de Xisco y Tchite que salvaron el orgullo cántabro y molestaron, sobre todo, a De Gea, esta vez fallón.