CÁDIZ
El decálogo de la vergüenza
Espacios patrimoniales privados y públicos, civiles y religiosos, acumulan años de dejadez, abandono y riesgo de ruina
Un repaso por los edificios más singulares de la ciudad en estado de abandono
Ese visillo raído que se mueve al compás de la brisa interior, húmeda y lúgubre, cuenta historias que ni se pueden imaginar. Habla de glorias pasadas, de vida perdida . Hoy es un trozo de tela gris que cuelga de un cierro desvencijado, a punto de perderse. Es quizás el detalle más insignificante de una portada fastuosa, de un interior maravilloso y oculto en el olvido. Pero también es la pequeña porción que sirve de muestra del todo: de la dejadez, la vergüenza y la tristeza de una ciudad que parece quererse olvidar de tanto pasado. Son monasterios, iglesias, colegios, palacios, murallas que esperan una segunda oportunidad mientras languidecen inexorablemente. Tan valiosos, que todos están reconocidos por su singularidad artística y patrimonial , tan costosos que ninguna administración pública quiere recuperarlos. Mientras, se vienen abajo inexorablemente con la duda de si tendrán futuro. Lo hacen en un silencio atronador que aquí se enumera y cuantifica en un decálogo que es solo una muestra de lo que Cádiz está dejando perder de su historia, arte y cultura.
Monasterio de Santa María
Es el convento más antiguo de la ciudad (1527), es la 'casa' del Nazareno, su arquitectura es una sucesión de singularidad y belleza; pero todos esos atributos no parecen ser suficientes para salvarse. Hoy, su estructura no se viene abajo gracias al trabajo incansable de la comunidad y de la Asociación Amigos de Santa María. Intentan encontrar financiación y que el Ayuntamiento cumpla con el convenio que firmó en la anterior legislatura, mientras que van apuntalando estancias de un convento que peligra con perderse ante la mirada indolente de todos.
Casa de las Cuatro Torres
Varias veces han corrido rumores por la ciudad que de ésta negociación sí sería. A la venta desde hace años, un propietario privado espera a que el nuevo inquilino se encargue de restaurar una de las casas que forman el bello conjunto de la Casa de las Cuatro Torres que, en el siglo XVIII mandó a construir Juan Fragela Clat. Su fachada y torre ha comenzado a perder la bella decoración geométrica de almagras esgrafiadas que llamaron la atención del mismísimo Eugene Delacroix durante su estancia en la ciudad. Las cuatro casas están protegidas el Catálogo de Bienes Inmuebles de la Consejería de Cultura, sin embargo este es el que evidencia un peor estado de conservación.
Molino de Mareas del Río Arillo
Tantas veces se ha hablado de él en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cádiz que ya hasta parece perder su indudable valor. Atascado en una pugna histórica entre Costas y el Ayuntamiento, languidece por momentos. Ya ha perdido la mayor parte de las cubiertas y sus muros maestros están apuntalados haciendo presagiar lo peor. Todo ello, cuando es una de las estructuras destinadas al aprovechamiento de las mareas más notables de toda la costa gaditana. Por desgracia, la edificación del siglo XVIII (también protegida) no es solo una más de la multitud de edificaciones ubicadas en los entornos de salinas, caños y marismas que se viene abajo por la dejadez.
Edificio de Náutica
Forma parte de la manzana del olvido. Ubicado junto al notable edificio del Olivillo, lleva años inmerso en una puja sobre qué hacer con él y quién debe encargarse de su rehabilitación. Es una obra contemporánea de los arquitectos Luis Laorga y José López Zanón finalizada en 1968 y uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de estos años en la ciudad. Sin embargo, en su día, la Junta como propietaria del inmueble intentó su derribo. Por aquel entonces, el Ayuntamiento lo impidió al no dar la licencia y obligar a la Junta a realizar actuaciones que frenaran su deterioro. Hoy sigue inmerso en un limbo político mientras su estado empeora cada día.
Olivillo
La obra del arquitecto Sánchez Esteve es ampliamente valorada hoy en día. De hecho, es considerada de la más notable del movimiento contemporáneo. No parece opinar lo mismo su propietario, la Junta de Andalucía, empeñada en derribarlo. De hecho, recientemente se dio un paso más en este sentido con otro informe que propone echarla abajo y volver a levantar un nuevo edificio de las mismas características. De momento, parece no haber hecho efecto la defensa que, en su día, ejercieron arquitectos como el exdecano del Colegio, Víctor Gómez o el arquitecto Julio Malo de Molina. Es más, diversos expertos a nivel nacional abogaron por su rescate alegando que la rehabilitación era posible. De momento, el proyecto para darle uso está integrado en las Trasferencias Territoriales Integradas (ITI) y pasará a tener uso educativo para la Universidad. Está por ver si se consigue derribarlo o no.
Murallas de la Cortadura
Con los franceses a las puertas de Cádiz, los gaditanos de principios del siglo XIX arrimaron el hombro para la construcción de la que sería la última muralla de la ciudad. Hasta rejerías de casas gaditanas se usaron para un edificio defensivo que no llegó a terminarse. Recientemente, una actuación de ornato eliminó su decadente estado exterior. Fue una actuación municipal la encargada de ello en un edificio que tiene cedido desde Defensa por 25 años. Sin embargo, esta primera fase no ha venido de una segunda que rehabilite sus espacios interiores y la haga visitable para los gaditanos.
Iglesia de San Juan de Dios
No será por mal hacer de la hermandad de la Santa Caridad, propietaria de la iglesia de San Juan de Dios, por la que el templo poco a poco se deteriora. La hermandad hace todo lo posible por mantener el ornato del templo y el culto, pero el mal estado del templo lo pone complicado. Las humedades, el deterioro de los retablos o la antigua instalación eléctrica son una obviedad que nadie parece querer asumir. Parte de la iglesia es de titularidad municipal, aunque ni esta administración ni ninguna ha mostrado interés por ayudar a la corporación a devolver el esplendor perdido a este templo del siglo XVII.
Valcárcel
Lo del edificio de Valcárcel es ya un sainete político de amplio recorrido. De titularidad de la Diputación, fue cedido a una constructora para hacer un hotel de cinco estrellas. La constructora desechó el proyecto, mientras la Diputación lo rescataba y el 15M lo 'okupaba' reclamando que no dejara de ser un edificio público. Ahora, los últimos movimientos políticos hablan de convertirse en sede de la Facultad de Educación. Sin embargo, mientras ese momento llega, el edificio (cuya fachada y patio está protegido) da evidentes muestras de deterioro y dejadez.
Casa del Almirante
La Casa del Almirante es la viva muestra de la crisis inmobilaria. Un propietario privado la adquirió para convertirla en hotel, incluso comenzaron las obras. Sin embargo, un litigio de la propiedad con uno de los inquilinos que aún quedaban en el inmueble paralizó el proceso. Llegó la crisis y la obra se quedó parada. Hoy, el palacio más sobresaliente del barroco gaditano acumula años de olvido y dejadez. No hay forma de rescatar la rehabilitación de este edificio noble, único de la ciudad con dos torres miradores. De momento, solo el fin como garaje improvisado es el uso que alberga.
Su situación es quizás una clara muestra de ese patrimonio gaditano que no consigue encontrar una salida digna mientras, poco a poco, se va deshaciendo y perdiendo en la noche de los tiempos.
Iglesia de la Pastora
Es el primer templo consagrado a la advocación de la Pastora. Por si eso no fuera poco, sus impresionantes retablos barrocos parecen perderse en el cielo en una capilla de planta pequeña que, sin embargo, parece desafiar las leyes de la gravedad en su altura. Es, quizás, el ejemplo más sobresaliente del barroco gaditano. Y no es suficiente. La Asociación de Amigos de la Pastora y el Redil de la Pastora se mueven de allá para acá para hacer posible su apertura continuada. Ahora mismo, problemas estructurales en la entrada y una peligrosa instalación eléctrica hacen imposible que esto sea así. Mientras, tanto los Amigos, como la asociación de defensa del patrimonio ADIP intentan conseguir fondos para esa primera fase en un templo que es titularidad del Obispado.
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