Orcas en Cádiz
Vídeo de un 'ataque' de orcas en Cádiz: «Fue muy angustioso, en el mar te sientes muy vulnerable»
Lissinia Ruano relata los «veinte minutos» en los que «cinco ejemplares impresionantes» interactuaron con su embarcación en la costa de Barbate
«Las orcas nos atacan» . Cuando Lissinia Ruano escuchó el grito de uno de sus dos compañeros de navegación sintió que se enfrentaban a un reto diferente que pondría a prueba su templanza. Era la respuesta a voz en alto al movimiento extraño de su embarcación, que enfilando el camino al Estrecho de Gibraltar se quedó enganchada en medio del mar, danzando de un lado hacia otro.
«Es increíble, impresionante», describe esta guatemalteca que partió desde las Íslas Vírgenes con destino a Barcelona junto a dos marineros de Lanzarote con mucha experiencia en la navegación. « Era una manada de cinco orcas enormes con una fuerza brutal . El timón se movió de un lado hacia otro cuando mordían la pala y no pudimos más que pararnos pues contra la naturaleza no se puede luchar».
La precaución, la destreza y el modelo del navío (un catamarán) les salvaron de un desenlace más desafortunado. Debido a las corrientes de aire que predominan en la zona y a las noticias que llegaban sobre las actuaciones de estos mamíferos ya era 26 de julio ), optaron por pernoctar en la capital y completar la singladura de día. Alrededor de las cinco de la tarde, «sentimos un movimiento raro. Pensamos que se había agarrado un palangre a la turbina. Nos pararon de golpe. Y entonces encontramos a cinco orcas enormes flanqueando la embarcación».
«Apagamos el motor, pero el timón se movía de un lado a otro. Quisimos encender las bengalas pero al ser de día perderían su efecto. Intentamos alejarlas con los bicheros , esos palos largos para recoger los cabos, pero no les hace ni cosquillas. La adrenalina estaba a mil », recuerda. «Más que miedo, sentí angustia. Temes por tu vida porque en el mar te sientes muy vulnerable ».
Hasta 20 minutos «inerminables» aguantando las embestidas. «Hasta que el capitán roció un poco de gasoil en el agua y con el olor se fueron. Por fortuna, no pudieron inmovilizar el barco porque es un catamarán y además tiene la hélice justo detrás de la pala, muy pegada».
Lissinia se muestra convencida de que «no es un ataque. Es una práctica para enseñar a los más jóvenes a inmovilizar a los atunes, y es que la pala se asemeja a la aleta del pez . Si de verdad quisieran hundir el barco, lo podrían hacer sin problemas porque tienen una fuerza impresionante. No son agresivas con los humanos».
En su mente ha quedado una imagen imposible de olvidar. «Me impresionó que una de las orcas se me quedó mirando fijamente , ocho segundos tal vez. Son animales muy inteligentes, maravillosos. Pero en esa situación uno se pone en lo peor, es difícil mantener la calma». Por suerte, la Nao Victoria, que navegaba en terreno próximo, les escoltó hasta el cruce y pudieron reanudar su viaje sin daños y con una experiencia vital espectacular.
Noticias relacionadas