CRISIS DEL CORONAVIRUS

El viaje de un camionero gaditano desde España a Italia: «Es nuestro trabajo, somos un servicio público, ahora y antes»

José María Rodríguez lleva tres días de ruta atravesando la alerta por el coronavirus para llevar un cargamento de comida hasta Milán

«Hay carreteras vacías. Muchas veces voy yo solo», cuenta

José María, al volante de su camión en su trayecto hacia Italia. La Voz

María Almagro

La vida de José María Rodríguez, a diferencia de lo que se pudiera pensar no ha cambiado tanto a pesar de pertenecer a uno de esos sectores que son pieza clave en la supervivencia al coronavirus . Este gaditano, vecino de El Puerto, es transportista. A estas horas va al volante de un tráiler de doce metros por las carreteras de Italia. Hace tres días salió de Morón (Sevilla) a llevar una pesada carga de mercancía alimentaria a uno de los países más castigados por el Covid-19 donde el virus está atacando con ferocidad. Pero cuenta que su vida no ha cambiado tanto, que él se dedica a seguir haciendo su trabajo, que antes de la crisis eran un servicio público, y ahora, lo siguen siendo.

No se siente más importante por ello, a pesar de lo necesarios que son ahora mismo. «Es mi obligación, como la de tantos otros profesionales», confiesa al otro lado de la llamada que le hacemos mientras se dirige a su destino.

Sin embargo sí ha cambiado por completo su entorno , su medio. La carretera, las áreas de servicio, las paradas, las fronteras, y las medidas de seguridad que tiene que tomar y asume con absoluta responsabilidad. «Por los demás y por mí», dice completamente convencido.

Hace unos siete años se subió al camión. Venía del sector de la construcción y, padre de dos hijas, se recicló para poder seguir llevando pan a casa. Apasionado de la mecánica, motero por derecho, se sacó todos los permisos de conducir y apostó por ser camionero. Y ahora está viviendo en primera persona, como testigo directo, uno de las crisis sanitarias más complicadas de la historia reciente mundial. «Lo asumo como es«. Y como es han sido ya 26 horas de ruta («tres discos», especifica).

«Hoy me he levantado a las tres y media de la mañana en Saint Martin (Francia) para llegar puntual al cliente». Su destino está en los alrededores de Milán y lo ha hecho en tres etapas. De Morón a Cambrils, luego hasta territorio francés y de ahí hasta el norte del país alpino.

Por el camino se ha ido encontrando todos los escenarios . Esta vez viaja con guantes y mascarilla y en las paradas y cargas que ha ido haciendo con el camión la estampa sí iba cambiado. «La gente está muy concienciada y se toman todas las medidas de protección». «En mi caso no estoy saliendo del camión. Mantengo el mínimo contacto posible, aislado e intento no relacionarme con nadie. Solemos coincidir entre compañeros y hablar de nuestros temas pero ahora nos quedamos dentro».

Así por ejemplo le ocurrió en Madrid o en Vitoria donde en la espera se mantuvo en cabina. «Es lo que hay que hacer en una situación como esta pero lo llevo bien», cuenta. En su tráiler viaja con todo lo necesario. «Llevo mi nevera, mi fuego, mi bebida y mi comida». Suele hacerlo. Aunque ahora tras el decreto de alarma ya no es una opción sino una obligación si quiere alimentarse ya que todos los establecimientos que sirven comida en la carretera permanecen cerrados. «En las áreas de servicio también se ha notado. En las salas de conductores no hay nadie. Todos intentamos quedarnos en el camión». O en el repostaje de La Junquera, «nos atienden por ventanilla y guardamos la distancia de seguridad en las colas, o en el paso por las fábricas como en Central Lechera Asturiana, «me tomaron la temperatura antes de entrar».

Pero en lo que ha notado más cambio sobre todo es en la carretera. «Por ejemplo el otro día desde Oviedo a Córdoba prácticamente iba solo», y mucho más en Italia. «La diferencia ha sido abismal. Solo te cruzas con camiones, es impactante, impresionante. No ves a gente por los campos como antes ni nada. Solo algunos pocos en las obras».

¿Y cómo se siente viendo todo eso?, «Bien… no tengo miedo, sí me da respeto pero es algo que hay que pasar y ya está. Tenemos que tener todos cuidado y ser responsables. Hay que seguir trabajando e iré donde me manden». Mientras, a cientos de kilómetros, su familia, en una situación complicada, diferente, como la de todos. «Bueno… no lo llevan mal, confían en mi responsabilidad y que iré con cuidado. Me llaman y me alertan de todo pero saben que voy a cumplir con los protocolos».

En unos días, tras hacer el descanso en Barcelona, este camionero regresará a casa, a El Puerto. Y entonces meterá en bolsas toda la ropa que ha llevado estos días que irá directamente a la lavadora. Y antes siquiera de abrazar a sus seres queridos, «a la ducha» para evitar posibles contagios. «Eso es importantísimo, tenemos que protegernos entre todos».

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