Alejandro Alvargonzález:
«Vamos a seguir sufriendo, pero el Daesh ha entrado en una espiral de derrota»
El Secretario general para Asuntos Políticos y de Seguridad de la OTAN cree que «el Estado Islámico ha perdido capacidad de comunicación, de financiación y de captación»

El asturiano Alejandro Alvargonzález tomará posesión el próximo mes de septiembre el cargo de secretario general adjunto para Asuntos Políticos y de Seguridad de la OTAN, lo que sin duda permitirá a España recuperar su peso en la organización internacional. El ‘número 3’ de la Alianza, que disfruta de unos días de descanso en Cádiz, se muestra optimista sobre la «derrota» del Daesh, pero advierte de que aún «seguiremos sufriendo» sus ataques.
– Hace años que un ciudadano español no ocupa un cargo de esta relevancia en la OTAN. Supongo que es una satisfacción, pero también una gran responsabilidad para usted. ¿Cómo afronta su nuevo cometido?
–Lo afronto con cierto vértigo porque, efectivamente, es mucha responsabilidad, y no ya una responsabilidad personal, sino mucho más, porque en el fondo represento a un país. En la frente llevo marcada la palabra ‘España’. Es un trabajo arduo y sacrificado, pero voy dispuesto a ello y absolutamente ilusionado con el nuevo reto.
– Su presencia supone un espaldarazo para que España adquiera más protagonismo en la OTAN.
–Sin ninguna duda. España lleva muchos años en la OTAN y, en concreto, estas dos pasadas legislaturas hemos hecho grandes esfuerzos para que se nos vea como un aliado comprometido y solidario. Hemos puesto mucha carne en el asador y eso se nota. Cuando se opta a un cargo como éste todos los aspirantes tienen cualidades muy similares y se toman en consideración otros elementos. Entiendo que si España está participando en la actuación y en la financiación de la Alianza, lo lógico era que también nos permitieran participar en la toma de decisiones.
– ¿Cuál será, exactamente, su papel como secretario general adjunto para Asuntos Políticos y de Seguridad de la OTAN?
–Mi labor será ocuparme de las relaciones con los países que no son miembros de la OTAN y mantener la fluidez en la comunicación entre los aliados. Vamos, una especie de ministro de exteriores, salvando las distancias.
– La OTAN tiene en estos momentos varios conflictos abiertos a los que tendrá que hacer frente desde su nuevo cargo. La lucha contra el Daesh será uno de sus principales retos.
–El Daesh es una de las dos amenazas evidentes que existen en este momento. La otra es Rusia. Y luego hay muchos otros problemas en el entorno de la seguridad que preocupan en la OTAN, como la seguridad marítima, la proliferación de países que están tratando de construir sus propios misiles y de aquellos que pretenden hacerse con armas de destrucción masiva nucleares, químicas y biológicas. Más a largo plazo, nos preocupa el mantenimiento del ideal democrático en el mundo. Un ideal que estaba asumido por todos tras la caída del Muro de Berlín y que ahora parece que hay quien quiere ponerle algunos ‘peros’.
– La Alianza tiene desplegados aviones de vigilancia y equipos de adiestramiento para apoyar a las fuerzas locales en combatir al llamado Estado Islámico. ¿Es suficiente?
–Los pasos por parte de la OTAN están muy medidos. Desde hace tiempo se entiende que lo ideal es crear capacidades locales en los lugares de conflicto en lugar de llegar, como extranjeros, a solucionar los problemas. Las apropiaciones de la seguridad local son peligrosas, tenemos el ejemplo de Irak. Y con el ISIS, por el momento, nos está funcionando. Se está ofreciendo ayuda para el adiestramiento de las fuerzas de seguridad locales, apoyo aéreo, logístico, de inteligencia y, por su puesto, político. Siempre se piensa en el soldado que está sobre el terreno pero, a su alrededor, hay una larga serie de elementos que la OTAN puede aportar a estos países.
– ¿EE UU está presionando para que la Alianza dé un paso más?
–No hay ningún tipo de presión. La OTAN no participa en la lucha contra el ISIS, son los países miembros los que lo hacen. Eso sí, se ha decidido apoyar a la coalición con aviones de vigilancia Awacs que sobrevuelen el espacio aéreo turco, aunque ya se sabe que cuando un avión se levanta, su capacidad para vigilar sobrepasa los límites en los que vuela.
– Las tropas yihadistas se extienden por Siria, Irak, Libia... ¿Es posible derrotarlas?
–Al ISIS se le está poco a poco derrotando. El llamado Estado Islámico ha perdido en los últimos años territorio, capacidad de comunicación, de financiación y de captación. En este momento se preparan una serie de ofensivas tanto en Libia, como en Irak y en Siria con las que lo va a tener muy complicado. Con una ventaja, estamos hablando de un grupo terrorista en estado puro, porque no ha desarrollado una doctrina ni unos principios, por lo que una vez que se derrote no va a quedar absolutamente nada detrás.
Principios y valores
– ¿Tiene la sensación de que, hasta que Europa no comenzó a ser víctima directa del terror yihadista, la sociedad no ha empezado a sensibilizarse con el problema?
–Aunque en España siempre hemos sido solidarios porque hemos sufrido terrorismo en nuestras calles, en general Europa es egoísta en ese sentido. Ahora creo que se ha tomado conciencia clara de que, lo que se está amenazando, no son sólo vidas, sino nuestros principios, nuestros valores y nuestra forma de relacionarnos. No podemos consentir que gente de este calibre nos diga cómo tenemos que vivir.
– ¿Las medidas que se adoptan en Europa para garantizar la seguridad son suficientes?
–El riesgo cero es imposible porque cualquier demente, lo estamos viendo estos días, puede enarbolar una bandera del ISIS y lanzarse a la calle con un cuchillo. Pero tenemos unos sistemas de seguridad y policiales que funcionan, en general, muy bien; unos sistemas de inteligencia que se coordinan cada vez mejor y, si surgen estallidos de violencia, al final siempre serán derrotados y controlados. Y eso repercute en la capacidad de captación de los terroristas.
– ¿En qué sentido?
–Los grupos terroristas tienen una capacidad de captación muy elevada cuando los dementes piensan que van a salir victoriosos, cuando piensan que son carro ganador, pero cuando la cosa cambia y se pasa a ser carro perdedor, pierden adeptos. Vamos a seguir sufriendo, y mucho, pero el Daesh está entrando en una espiral de derrota.
– La sociedad no acaba de entender cómo ciudadanos, en muchos casos ni siquiera musulmanes, acaban cayendo en ese tipo de redes. ¿Qué factores influyen?
–Está claro que influyen cuestiones que tienen que ver con los niveles de paro, el desarraigo, la falta de integración social. Pero, aún siendo elementos que potencian las posibilidades de que una persona se convierta en terrorista, no lo justifican. De hecho, hay actos que sólo se pueden explicar por un desequilibrio psiquiátrico.
– La llegada masiva de refugiados es otro gran reto para Europa. ¿Se está gestionando correctamente?
–El refugio masivo no es problema puntual. Se va a prolongar durante muchos años porque, en realidad, buena parte de las personas que llegan lo hacen por motivos exclusivamente económicos. Proceden de países en los que la población está creciendo de forma muy rápida y sus habitantes se ven obligados a buscar un futuro mejor. Nosotros tenemos que hacer un enorme esfuerzo para buscar fórmulas de desarrollo local, invertir en esos países y, al mismo tiempo, procurar que las personas que lleguen al nuestro se integren para evitar que se formen guetos. Es un desafío ‘civilizacional’.
– Rebajar la tensión con Rusia será otro de sus grandes retos.
–Rusia y sus tensiones van a estar ahí siempre. Ha desarrollado actividades contrarias al derecho internacional, eso es algo que queda fuera de toda duda, pero a partir de ahí tenemos que ver cómo se desarrolla una relación sana, estable, justa y duradera. Es complicado porque lo que le ocurre a Rusia es que no está conforme con el sistema de seguridad que se ha creado en Europa tras la caída del Muro de Berlín, ni con ella misma. Lleva 200 años buscándose a sí misma. Es un país muy dispar y complicado.
– Tampoco parece que las relaciones con Reino Unido vayan a ser fáciles después del ‘Brexit’.
–El ‘Brexit’ es un drama para la UE y para el proyecto de vida común de Europa, para sus principios y para sus valores. Se habían acabado las guerras intereuropeas y esto puede suponer un paso atrás. Hace veinte años Europa era autoridad moral, el faro al que todo el mundo quería mirar y, de repente, resulta que uno de sus máximos protagonistas dice que no quiere seguir en el club. El mensaje político que se ha dado al mundo es muy preocupante. Y, si proliferan este tipo de decisiones, tendremos un problema. Europa unida pinta en el mundo pero, cada uno de sus miembros, ya no tanto.
España, sin gobierno
– Y mientras, España sin gobierno. La inestabilidad política, nunca positiva, llega justo cuando empezábamos a ver los primeros brotes verdes...
–Los bloqueos políticos dificultan la toma de decisiones que pueden ser muy necesarias para la recuperación económica, y para todo. Con un gobierno en funciones, que tiene muy limitada su capacidad de actuación, es muy complicado y, evidentemente, no es bueno para nada, ni nadie.