TRIBUNALES
«Vamos a seguir luchando por el honor de mi padre, por lo que le hicieron»
La familia del jornalero de Algodonales que se quedó tetrapléjico al chocar contra una mula cobra tras 16 años diez euros del millón que le deben de indemnización
«Intentó suicidarse varias veces. No podía aguantar vivir así», recuerda su hija Ana
Cuando aquel 29 de febrero de 2004 Juan Carretero volvía a coger la carretera para seguir peleando su jornal, para poder atender lo mejor posible a su mujer y a sus tres hijos, la vida le pegó un volantazo . Aquel día había salido de su casa de Algodonales rumbo a Huelva a trabajar la fresa. Sin embargo en su camino se cruzó una mula a la que no pudo evitar. El impacto fue tal que el cinturón de seguridad se rompió de cuajo. Juan, que entonces tenía 54 años, se quedó tetrapléjico. Entonces su lucha pasó del campo al hospital, a la UCI, y después durante años se trasladó a su propia casa. A su cama.
Las graves secuelas que le dejó aquel accidente le sentenciaron para siempre. A él y a su mujer, Josefa, quien tuvo que dejar su empleo en una residencia de mayores para poder atender a su marido. También castigó a sus hijos que veían impotentes como su padre, un «luchador incansable», se iba rindiendo . Tras años de litigio, la justicia les dio la razón y condenó a los dueños de la finca de donde había salido el animal a pagarle una indemnización de un millón de euros. Sin embargo, Juan jamás vio ese dinero pero sí la multitud de gastos que tuvieron que afrontar en tratamientos, en adaptar su casa a esa nueva vida en silla de ruedas o a instalar el motor que le ayudaba a levantarse de la cama, pero sin sueldos que llegaran ya cada mes.
Y esa angustia le fue matando. «Cambió por completo», cuenta Ana, su hija. «Tanto él como mi madre. Se fueron apagando. Cada mes tenía que ir al hospital por algo». Hasta que doce años después, con 66, falleció. Y a pesar de que habia pasado tanto tiempo desde el accidente, nunca cobró ni un euro en vida.
El abogado de la familia Fernando Osuna hizo lo posible. Múltiples escritos al juzgado, cartas al Defensor del Pueblo, recursos de amparo... pero la ejecución no llegó. Los días transcurrían difícilmente para ellos pero no para el juzgado de Utrera, responsable de la causa. Hasta esta semana que se les ha comunicado que iban a cobrar. «¡Diez euros! ... No sé ni qué decirte... nos ha parecido una broma. Es una falta de respeto», lamenta Ana. «Mi padre se fue cuando llevaba ya cuatro años con la sentencia ganada... vamos a seguir luchando, por su honor».
Toda la familia se encuentra muy unida en ese propósito. El sufrimiento que padeció Juan no se les olvida. «Fue terrible. Él sentía que era una carga, estaba harto de vivir así . Se intentó suicidar en varias ocasiones», recuerda su hija. «En una de ellas intentó cortarse las piernas para desangrarse. En otra ocasión quiso ahorcarse con el cable de la grúa de la cama. Es complicado recordarlo... sí... pero hay que contarlo para que se sepa lo que le pasó y como la justicia no ha estado de su lado».
«Nosotros siempre hemos sido una familia muy humilde y mis padres se tuvieron que hacer cargo de todo: de cambiar la casa entera, de alquilar un piso mientras que les hacían las obras en la suya, de medicinas, de todo... no hay derecho que ahora dieceséis años después nos vengan con diez euros».
Por ello continuarán reclamando lo que ya dijo una sentencia. «No vamos a parar. Ellos pudieron llegar a un acuerdo, tienen fincas, podrían haber ayudado a costear todo lo que supuso que mi padre se quedara en silla de ruedas, pero jamás hicieron nada. Ni nos llamaron. Siempre lo han negado todo», asegura.
Pero Ana también quiere batallar por su madre . «Ahora que otra vez ha salido el caso en los medios lo está pasando un poquito mal. Se emociona mucho. Pero es una gran luchadora y sabe que todo lo que hacemos es porque se haga justicia de una vez por todas. Por mi padre y por ella».
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