Turismo náutico

Unas vacaciones a toda vela

El chárter náutico se presenta como una alternativa cada vez más popular: permite viajar, minimizar la exposición con el coronavirus y disfrutar de grandes espacios al aire libre

Veleros en al Bahía de Cádiz Antonio Vázquez

M. Landeta

El turismo náutico ha experimentado un repunte este verano al presentarse como una alternativa de ocio para pasar unos días de vacaciones de forma segura pues permite crear grupos burbuja de convivientes y minimizar la exposición con el coronavirus. La mayor parte de las actividades se practican al aire libre y se puede mantener el distanciamiento social porque en la mar se evitan las aglomeraciones.

Hasta hace algunos años, alquilar un yate, un velero o un catamarán estaba considerado como un lujo reservado para las carteras desahogadas de deportistas y famosos. Afortunadamente los precios se han popularizado y ha crecido la oferta en el sector que, empujado por las circunstancias, ve como crece la demanda del llamado chárter náutico ya que muchas familias y grupos de convivientes están optado por adaptar sus vacaciones a la nueva situación sanitaria.

Entre los planes que despuntan este 2021 está el turismo rural, los viajes en autocaravana y el alquiler de embarcaciones, una floreciente alternativa que atrae por la novedad y la exclusividad. Los veleros ponen a disposición de los clientes camarotes para pernoctar, tienen cocina y nevera, aseos, agua caliente y ofrecen la posibilidad de desplazamientos para conocer calas o puertos y ciudades si optamos por desembarcar. Además, en barco se disfruta del destino tanto fondeado o atracados como en travesía porque pocos placeres satisfacen tanto como navegar empujados por el viento y escuchando el sonido de la mar. Tomar el sol, disfrutar del buceo, la natación, practicar paddle surf y llegar hasta la orilla en ‘dinghy’ pueden convertirse en maravillosas aventuras que seguro quedarán plasmadas en hermosas fotografías de tonalidades azules con protagonistas sonrientes.

Si se está planteando la posibilidad de pasar las vacaciones en un velero , le esbozamos algunas cuestiones prácticas para tener en cuenta antes de embarcarse en un viaje inolvidable por el mar. Puede parecer un turismo elitista pero se pueden encontrar precios muy razonables porque el alojamiento ya estaría incluido en la reserva.

Los barcos se pueden alquilar completos para disfrutar con un grupo cerrado de familia o amigos –serían los llamados grupo burbuja de convivientes habituales– o bien por plazas abriendo las posibilidad a los más aventureros que tendrían la oportunidad de hacer nuevas amistades. Actualmente las embarcaciones privadas se presentan como espacios muy controlados con de altas medidas de seguridad e higiene para garantizar una perfecta desinfección. La Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN) ha elaborado un protocolo de protección y prevención que se torna fundamental para cumplir con los requerimientos higiénicos-sanitarios.

Una semana en agosto, en un velero de 13 metros y tres cabinas, puede encontrase por poco más de 3.000 euros en Puerto Sherry

Patrón, barco y presupuesto

Una de las decisiones más importantes será si contratamos los servicios, o no, del patrón . La disyuntiva se resuelve sin dificultad si carecemos de titulación que nos habilite para llevar la embarcación. En este caso los servicios del patrón son indispensables.

El tipo de escapada o de vacaciones también es decisivo porque condicionará la embarcación. Podemos pasar unos días de vacaciones con familia o amigos, disfrutar de una jornada de pesca, celebrar una despedida de soltero, practicar deportes náuticos o empezar a tomar contacto con el mundo de la navegación. La opción del catamarán se suele considerar la más cómoda y suele atraer a familias y grupos jóvenes porque son amplios, tienen más estabilidad y suelen estar muy bien equipados. Además permiten tirar el ancla muy cerca de la costa al tener poco calado.

El velero es la mejor opción si busca una opción económica, le apasiona navegar, desplegar velas y vivir una experiencia más marinera visitando calas y playas escondidas. ¿Y cómo se llega a la playa? Pues nadando o con la ayuda indispensable del ‘dinghy’ o chinchorro, una pequeña embarcación auxiliar equipada con remos y un motor fueraborda que te conecta con tierra y te permite explorar playas y pueblos cuando se fondea.

Si el presupuesto es holgado y preferimos tener más control sobre los elementos, el yate puede ser la respuesta. Cómodo y potente, no depende tanto de las condiciones meteorológicas porque como dice el refrán: «A mucho viento, poca vela». Si queremos pasar una semana sin preocupaciones además del patrón se pueden contratar servicios extra como marinería, chef o wifi que aumentarán la calidad de las vacaciones pero que obviamente encarecerán el precio.

Las tarifas más económicas para alquilar un barco en agosto en Cádiz, que es temporada alta, permiten encontrar ofertas como un Beneteau Oceanis 430 de 13 metros de eslora , 4,20 de manga y tres cabinas con amarre en Puerto Sherry por 3.080 euros una semana o un velero de 40 pies (12,25 metros) y tres cabinas por 3.800 euros por una semana. Ambos con los servicios de patrón incluidos. Otro ejemplo es un Bavaria 45 Cruiser de 13,6 metros y tres cabinas con base en Puerto Sherry por 2.000 euros, pero sin patrón . Para comparar y mirar alternativas se puede visitar páginas como SamBoat , SailWiz y Nautal . Top Sailing Charter está más orientada a alquileres en destinos como Croacia y Grecia que tienen mayor oferta de flota y Costa Brava y Baleares en España.

Otra posibilidad más modesta es realizar una salida de un día de navegación. Este tipo de escapada puede muy revelador como primera toma de contacto pues da la posibilidad de disfrutar de un almuerzo informal mientras disfrutamos del olor a mar o nos damos un chapuzón... sin necesidad de pernoctar en el barco. En el Complejo Deportivo Puerto Elcano se pueden alquilar embarcaciones y hay Escuela de vela.

En cuanto a los destinos, pues ancha es la mar. Desde los más cercanos en la Bahía de Cádiz y la provincia como Punta Boquerón, Sancti Petri, Roche, Bolonia, Tarifa o la exclusiva Sotogrande; hasta preparar una singladura atravesando el Estrecho hasta Tánger para recorrer una de las zonas de navegación con mayor tráfico de buques pero gran repleto de vida marina y con la posibilidad de avistar delfines, atunes y orcas.

Si navegamos hacia Poniente, podemos visitar Chipiona, Sanlúcar, incluso hacer un paseo fluvial remontando el Guadalquivir para llegar al corazón mismo de Hispalis; o si somos más ambiciosos Huelva, Algarve, doblar el Faro del Cabo de Roca –punto más occidental de la Europa continental– para seguir costeando y llegar hasta Lisboa. Rumbo Este, hacia Levante, no hay que olvidar Málaga y toda su costa con las marinas de Benalmádena y Marbella , las calas de Nerja o, ya el Almería, Cabo de Gata . Desde Carboneras y Garrucha hay rutas impresionantes para disfrutar de la zona con otra perspectiva: paisaje desértico, pueblos blancos, acantilados y torres vigía que contrastan con calas que serían casi inaccesibles desde tierra firme. En este punto es muy importante la planificación y contar con el asesoramiento de navegantes experimentados. El trayecto Cádiz-Sevilla dura poco más de 90 minutos en coche pero en velero es otro mundo, otro universo. Dependeremos de multitud de factores como del viento –el más importante–, la climatología y las corrientes.

Aplicaciones como Windgurú y Navionics ponen a disposición del marino previsiones y cartas de navegación muy útiles. En la mar las distancias se expanden, la milla náutica pese a ser 1’852 kilómetros, se recorre con ritmo. Aquí importante es el camino, disfrutar, atesorar experiencias. No se trata de llegar pronto porque no es una competición ni una regata. El secreto está en paladear el tiempo, en disfrutar el trayecto, adaptándonos a lo que la travesía nos ofrece. Marcar unos objetivos realistas y planificar, en la mar más que en ningún otro entorno, en fundamental. Y después... déjese llevar: «Be water my friend», podría ser una buena consigna.

Otros preparativos

En ocasiones no se le da la importancia debida y se puede pasar de puntillas sobre la revisión de los elementos y protocolos de seguridad . Nadie quiere pensar en situaciones de riesgo en vacaciones pero es importante tener unas directrices básicas para saber cosas tal elementales como dónde está el botiquín, cómo se coloca el chaleco salvavidas o dónde están las bengalas de seguridad.

El aprovisionamiento de víveres tiene que estar acompasado que el número de tripulantes y las dimensiones del barco. Hay que tener en cuenta las limitaciones de la nevera. La compra inicial puede incluir leche, café, pan, cereales, huevos, verduras, fruta, pasta, arroz, aceite, vinagre, sal, mucha agua, algunas cervezas... Hay que tener en cuenta que las comidas no serán de una elaboración ardua por el movimiento y a buen seguro primarán las ensaladas, el picoteo y los arroces. Además, las escalas son una ocasión perfecta para visitar mercados y comprar productos locales. Conviene no excederse porque posiblemente también cenaremos en tierra alguna noche y es importante controlar y gestionar de forma correcta los residuos. No olvidar las bolsas de basura.

Otro punto interesante es la ropa que meteremos en la maleta . Empezar por decir que lo más adecuado es usar una bolsa blanda en vez de una maleta rígida porque en una embarcación hay poco espacio para estibarlas. De día, en verano, el bañador será nuestro principal atuendo. El calzado ideal son los zapatos náuticos o deportivas cómodas de suela blanca o clara y con dibujo para no resbalar. De noche y al atardecer puede hacer fresco y el ambiente es húmedo por lo que es recomendable una chaqueta, una sudadera, un cortavientos o impermeable muy ligero. No olvidar gorros y gafas de sol, cremas solares de protección alta, medicamentos, biodramina y repelente antimosquitos .

Pasar unas vacaciones en barco es una aventura que nos abre la puerta a descubrir un entorno que no es el cotidiano . Hará que nos enfrentemos a situaciones nuevas y nos dará la posibilidad de adquirir nuevas destrezas porque aunque estemos de vacaciones y nuestro objetivo sea descansar también podremos aprender terminología náutica, interiorizar que en el barcos la única cuerda que hay es la del reloj, que pese a sus limitadas dimensiones muchos tienen amplias bañeras, diferenciar babor de estribor, barlovento y sotavento, aprender identificar un as de guía y un ballestrinque y a colocar las defensas para atracar en puerto. En definitiva, alquilar un velero supone embarcarse en una aventura diferente pero adictivaque en muchas ocasiones empuja a acercarse aún más al mundo náutico e interesarse por el título de Patrón de Embarcaciones de Recreo .

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