Cádiz
La Usecic, de patrulla en Cádiz con quienes ayudan al ciudadano
Esta unidad de seguridad de la Guardia Civil está siendo clave en el control de la pandemia, además de seguir con sus otras funciones en las que están especializados
«Nunca sabes quien puede venir, hay que estar siempre preparados, atentos, prevenir es el mejor arma»
Cuando la pandemia estalló, cuando todo cambió, hubo muchas personas que bajo la bandera de su profesionalidad no tuvieron reparo en acudir a la llamada de ayudar al ciudadano. Era su trabajo. Tenían que estar donde se les dijera, porque para eso habían decidido un día ser lo que son. Cumplir con su deber. Y entre esas muchas personas estuvieron y siguen estando los miembros de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil (Usecic), un grupo de reserva esencial en la labor diaria que se dirige desde la Comandancia gaditana, no solo en la lucha contra el virus y, en su caso, el cumplimiento de las medidas impuestas, sino también en otras muchas funciones que desarrollan apoyando a otras unidades especializadas.
Es jueves, inicio de vacaciones de Semana Santa, un momento crítico para el control de los desplazamientos en esta alerta sanitaria y LA VOZ acompaña a estos agentes en su jornada de trabajo. Esta mañana instalarán varios puntos de control en carreteras de la Costa Noroeste, en los accesos a lugares de segundas residencias y descanso como por ejemplo Chipiona o Costa Ballena. Las autoridades han dejado claro que está prohibido visitar otras provincias sin causa justificada pero todavía hay gente que no respeta las normas, aunque sea por su propio bien. Y por el de los demás.
–Buenos días, caballero, ¿de dónde viene y hacia donde se dirige? ¿me podría mostrar su DNI por favor?. La pregunta es siempre la misma. Las respuestas cambian según la vida de cada quien. Las formas, siempre, impecables. «Siempre tratamos como nos gustaría que nos trataran a nosotros y, normalmente, nos respetan sin problema. Aquí estamos para ayudar, para controlar y que todo vaya bien y la gente lo entiende de momento», cuenta Alberto, el cabo al mando, uno de los veteranos de esta unidad.
Control y prevención
Como cualquier equipo de control todo está medido . La prevención en su trabajo es la llave maestra para que todo marche bien. No solo en montar estos puntos de verificación sino también en las entradas o registros, los apoyos a las unidades judiciales, mantener el orden público de grandes masas en fiestas o eventos, o en todo aquello que se les encomienda y están especializados. Y preparados.
En el caso de los puntos de verificación el protocolo también se cumple a rajatabla. Son aleatorios, sorpresivos y con un tiempo limitado para que sean realmente efectivos. Se distribuyen en ‘escalones’. Vigilancia, selección, registro y persecución . Y en cada una de estas líneas se cumple una función. De ahí que donde se recibe y para un vehículo haya un guardia armado con un G36 o MP5. «Es normal que impresione este tipo de armas pero nunca sabemos quien puede llegarnos y qué puede hacer. Además no hay que olvidar nunca que seguimos estando en nivel 4 de amenaza terrorista. Eso debe estar siempre presente». Con estos fusiles se dan cobertura entre ellos por si fuera necesario. Por otro lado, esta unidad también forma parte del protocolo NIAS, la neutralización inmediata de atentado súbito, otra tarea que implica muchísima preparación y riesgo y que también asumen.
En el resto de escalones se hace el registro de los vehículos, se comprueban identidades y verifican matrículas y se establece una línea final donde se puede usar también el rastrillo por si alguien intenta darse a la fuga.
El control continúa. De repente, a lo lejos, se ve a un coche que da un frenazo. Uno de los agentes avisa. «Atención. El negro ha parado». Pronto comprobarán que sus sospechas no iban mal encaminadas y una de las patrullas se dirige a toda velocidad al lugar para hacer una comprobación. La experiencia aquí es más que un grado. Cuando llegan al punto conduce una mujer. Pero finalmente admite que se han cambiado al ver el control. La persona que iba al volante era el copiloto que tiene retirado el carnet de conducir. Se le toman los datos y se le informa que le llegará una sanción. «No vuelva a hacer eso... Es muy peligroso», le aconsejan antes de que se marchen.
«Una vez nos pasó lo mismo y cuando acudimos al lugar donde habían frenado nos encontramos un paquete de hachís que habían tirado por la ventana al vernos. Siempre hay que estar muy atento».
Lucha contra la droga
Y es que esa es otra cuestión. La droga. En esta zona de acceso y salida de puntos negros en el narcotráfico como por ejemplo Sanlúcar el detectar posibles traslados de sustancias estupefacientes es otra de sus funciones. Y, como explican, la pandemia no ha rebajado en absoluto la actividad de los narcos . Y además en los últimos años se ha vuelto más peligrosa. «Paramos a unos y cuando nos dimos cuenta el copiloto llevaba una pistola entre las piernas y la guantera. No pasó nada pero el riesgo está ahí, claro». Además los robos de mercancías entre narcotraficantes ha multiplicado el peligro ya que muchas veces los propios delincuentes se hacen pasar por guardias civiles simulando un registro para llevarse la droga de la otra banda, así que esa desconfianza de si son o no agentes reales se lo ha puesto si cabe más complicado.
Porque además la Usecic también se encarga de hacer las entradas y registros en la multitud de operaciones que la Benemérita está desarrollando contra la droga en toda la provincia de Cádiz. Son un apoyo fundamental para los agentes del EDOA, OCON y otras unidades judiciales para irrumpir en los escondites de narcos, yihadistas, ladrones y criminales de todo tipo, de la forma más rápida y segura.
En definitiva, un trabajo constante que no da nunca tregua y para el que siempre tienen que estar listos y preparados. Ellos son los 'picos' de la boina verde.