Un hito histórico. Una murga uruguaya participará en 2020 en el Concurso del Falla. Se adaptará a la reglamentación del COAC presentándose como una comparsa, una modalidad que no existe en su tierra. Un grupo de «locos» charrúas afincados en Madrid, con la colaboración del compositor Alejandro Balbís llegado desde la misma Montevideo, se han animado para expandir aún más los límites del Carnaval.
Nicolás Assandri es quien ha tomado los mandos. Ya acudió este febrero con ‘La trupe’, la comparsa de Madrid, «y me picó el gusanillo». Ha convencido a sus compañeros de la murga ‘Tirando la bohemia’, que gira alrededor de toda España para actuar especialmente ante inmigrante sudamericanos, y está montando ‘La gaditana que volvió’. «Desde marzo estamos trabajando porque no queremos que sea algo anecdótico. Nos encantaría pasar de fase». Y es que estos uruguayos con competitivos y cancheros hasta en el Carnaval.
«Ya tenemos dos pasodobles, terminada la presentación y vamos armando el popurrí. Estamos a toda máquina», confiesa Assandri. «Vamos con toda la humildad del mundo y sabemos las diferencias entre ambas maneras de hacer Carnaval. Por eso tenemos que trabajar mucho para estar a la altura».
Estos charrúas desean unir ambos estilos, el uruguayo y el gaditano. «Va a ser muy fusionado. Vamos a respetar lo que pide el reglamento, especialmente en pasodobles y cuplés, pero queremos que se reconozca nuestra sello». Aunque las similitudes son alucinantes para la distancia que separa ambos continentes, marcado por las conocidas influencias, «cuando arrancamos los primeros ensayos nos echamos las manos a la cabeza. Lo más difícil con esos cambios de tiempo en la música, como ralentizan en Cádiz y los distintos giros y requiebros, el manejo de los silencios… y la impostación de la voz es bien diferente».
En su país «somos de cantar fuerte y estridente, las melodías son más lineales mientras en Cádiz tienen más recorrido».
Aún así, «el mayor desafío, el más grande de todos, es un uruguayo cantando un cuplé de Cádiz. Yo conozco el Carnaval de calle y el de verano, hemos hecho una investigación amplia, pero para hacer eso hay que mamarlo», confiesa de manera modesta. «Es como cuando los argentinos cantan murgas uruguayas, que no es lo mismo», comenta entre risas, sabiendo que lleva a tres gauchos «nacionalizados uruguayos» en sus filas.
Ensayando desde marzo
El grupo ya está conformado. Han reunido a 18 y todos son latinoamericanos a excepción de Álvaro Perucho, que pese a su apellido es de Cuenca. Balbis, prestigioso murguista en Montevideo, colabora en los arreglos musicales y casi dos meses antes se unirá en Madrid a la banda. «Cádiz dejó en mí una huella imborable, y este humilde cantor quiere compartir con los gaditanos el aprendizaje milenario que tienen como hacedores del Carnaval», apuntaba el artista.
Por desgracia, no coincidirán con Juan Carlos Aragón, que estrechó lazos con su ‘Araka la Kana’ hace ya cerca de trece años. «Es una lástima. Es por ejemplo mi autor favorito y hace unos días se le homenajeó en Uruguay. Representa a lo que todos los murguistas aspiramos: reivindicar cosas, lanzando todos sus sentimientos y pensamientos hacia afuera». En esta ocasión, «íbamos a salir sí o sí, no nos ha motivado el fallecimiento de Aragón».
‘La gaditana que volvió’ es un guiño a aquella compañía de zarzuela procedente de Cádiz que marchó a actuar a Montevideo y creó una murga para recolectar dinero y poder volver a su tierra. Al año siguiente, según cuenta la leyenda, una agrupación del carnaval uruguayo se autodenominó ‘Murga, la Gaditana que se va’ y empezó a aparecer el nombre de ‘murga’ en el Carnaval. La historia es cíclica y más de un siglo después se volverán a dar la mano.