«¡Tuvimos que esperar ocho años para saber qué había pasado a nuestros maridos!»

«Fue un calvario pero lo sigue siendo». Una de las viudas del naufragio del 'Pepita Aurora' sigue luchando contra el dolor. Ella es una de las afectadas por esta tragedia que sacudió Barbate aquel 5 de septiembre de hace diez años. Perdió a su marido. Y sus hijos, a su padre y, desde entonces, «todo sigue igual» y afirma a este periódico haber sufrido «decenas de decepciones».

Tras lo ocurrido fueron muchos los golpes en el pecho de los políticos, las promesas y los hombros ofrecidos, pero, después, poco lo que les dieron. Al calvario de perder a su compañero de vida se sumó la lucha judicial . «Ha sido un infierno. Estuve esperando ocho años y luego... nada». Después de una larguísima instrucción y un laberinto de burocracias sólo se sentó en el banquillo el patrón del barco. Ni rastro de otros posibles responsables. «Aquí deberían de estar otros», dijeron los letrados al respecto de la posible implicación de la naviera o de otras instituciones.

El patrón, José Vega, aceptó en octubre de 2015 en conformidad 18 meses de prisión como pena, que quedó suspendida. También aceptó las multas para indemnizar con 150.000 euros a cada familia de los fallecidos y con 35.000 euros a los supervivientes. Pero al declararse insolvente , no han cobrado nada.

Sólo el abogado que representa a cuatro de las afectadas, Ramón Dávila, ha solicitado un recargo de prestaciones, pendiente de resolver y ha iniciado el trámite para solicitar al Ministerio de Fomento la responsabilidad patrimonial sobre los hechos.