Entrevista al conductor de ambulancias Juan Manuel Braza
«La tercera ola ha sido la peor para Cádiz, pero llegamos con más experiencia»
Las ambulancias gaditanas multiplicaron su número de traslados durante el último mes, el más duro la pandemia en la provincia
Las ambulancias gaditanas multiplicaron su media de traslados habitual durante las últimas semanas. La empresa SSGA llegó a realizar unos 25 traslados diarios sólo de pacientes de Covid-19, aunque en ningún momento vivieron momentos de colapso y apenas tuvieron contagios entre su plantilla. Juan Manuel Braza , uno de los técnicos de ambulancia que ha estado al pie del cañón durante el último año, valora los cambios derivados que ha supuesto la pandemia y la tercera ola en su sector.
–¿Habéis notado un descenso en el número de traslados?
- El ritmo es más bajo porque cuando se reduce el ritmo hospitalario evidentemente repercute en el nuestro. Durante las peores semanas hemos hecho hasta 25 traslados diarios por coronavirus y ahora estamos en torno a un 25 o 30 por ciento menos.
–¿Cómo habéis vivido el mes de enero, cuando se alcanzaron los mayores niveles de presión hospitalaria?
- La tercera ola ha sido, con diferencia, la peor de la pandemia. En número de atención y en carga de trabajo. Al menos ya teníamos la experiencia y un rodaje anterior, con los protocolos asumidos. Habitualmente cada grupo de ambulancias suele encargarse de su ámbito de trabajo, de su zona, pero dadas las circunstancias se han tomado decisiones diferentes, como el traslado de pacientes de una comarca a otra. Se ha hablado mucho de colapso, pero a nivel de traslados en ambulancia no lo hemos visto. No hemos tenido esperas de vehículos para el ingreso de pacientes, ha sido muy fluido todo. Nada es perfecto, pero no se puede decir lo contrario, y en ningún momento se han visto imágenes dramáticas como las de Lisboa, ni por asomo, en el hospital de Cádiz.
–¿Qué diferencias ha habido respecto a los traslados habituales?
- Una de las primeras cosas que aprendemos los profesionales de ambulancias es a apartar el sentimiento en la medida de lo posible y tratarlo como lo que es, un trabajo, para realizarlo con el máximo grado de bienestar para el paciente y para nosotros. El Covid-19 no es como con las rehabilitaciones, cuando llegamos a un grado de confianza con el paciente a lo largo del tiempo. En esos caso sí hablamos y mantenemos una relación durante el traslado, pero con el coronavirus ha sido distinto. Comentamos algunos detalles con el paciente, pero ambos sabemos los peligros del virus; todo es más frío, pero más sano.
–¿Ha habido muchos contagios en la plantilla?
- Muy pocos, hemos tenido suerte. Dos se vieron afectados y uno de ellos fue fuera del aspecto laboral. Y sólo otros dos estuvieron confinados por contacto sin dar positivo finalmente, a pesar de que hemos estado expuestos continuamente con la enfermedad.
– ¿Cuáles han sido los momentos más duros?
- Al principio, cuando hicimos muchos traslados desde las residencias de la provincia, sobre todo durante la primera ola. El más dramático fue el de los ancianos de Alcalá del Valle a La Línea, cuando apedrearon a los abuelitos. Fue el mas duro porque además no conocíamos el comportamiento del virus y el miedo y la preocupación era más latente.
– Parece que la vacuna ha acabado con el drama de las residencias.
- Ya notamos un descenso en los traslados a las residencias de mayores cuando las empezaron a medicalizar. Hubo menos ingresos en los hospitales y se empezó a tratar a los pacientes en el mismo centro. Ahora además se nota la campaña de vacunaciones y el descenso de la incidencia. Las residencias han sido la parte más golpeadas de la pandemia, la punta de lanza.
– ¿Algún traslado que recuerdes especialmente?
- Hay pacientes habituales nuestros que al final han caído enfermos también de coronavirus. Algunos de diálisis, por ejemplo, se lamentaban porque ya tenían bastante con lo suyo y no se lo esperaban. Recuerdo el caso de un compañero que hizo el ingreso de un paciente que la semana anterior había perdido a la esposa también por la pandemia; estaba destrozado. Todos van con el miedo de lo que le espera al llegar, de quedarse ingresados; cuando uno va por una urgencia el miedo siempre está ahí.
– ¿Crees que lo peor ya ha pasado?
- No lo sé, pero está claro que esto no se ha acabado. Si hay o no una cuarta ola dependerá de la población y según nos comportemos. Parece que no terminamos de asumir que esa idea de vivir en la calle hay que cambiarla, educarnos para contenerla.