Los temporeros gaditanos inician el viaje a la vendimia francesa

Un autobús con más de 40 personas sale de Alcalá del Valle hacia Les Barthes para completar al millar de gaditanos que están en los campos franceses

Los jornaleros cargaron sus maletas bajo un ambiente de emoción ante la despedida.

CARLOS CHERBUY

Resulta complicado de describir. Quizás es que sea imposible hacerlo. Faltan las palabras, o sobran. O todo al mismo tiempo. Pero hay una que se repite en cada persona que trata de hacerlo, que intenta detallar lo que siente al tener que marchar a Francia en busca de un jornal , al tener que ver como un hermano, una hija, un padre parten. Esa palabra es ‘ pellizco ’.

Con ella pretenden condensar esa sensación que recorre el cuerpo y que va desde un pinzamiento en el estómago , como si un puño lo cerrara, a la presión que se instala en los pulmones haciendo que el respirar duela, pasando por un corazón que lleva su propio ritmo y que se acelera y se para como si estuviera en manos de otro. De aquellos que se quedan, de aquellos que se van.

Y aunque cada gaditano que se iba a montar en ese autobús, cada familiar de cada gaditano que se iba a montar en ese autobús, tuviera su propia historia, todos absolutamente todos, sentían ese ‘pellizco’. El que te agarra cuando vas camino de cruzar todo un país para trabajar en otro durante tres meses .

Ayer fueron 40 los gaditanos (de Alcalá del Valle, de Setenil, de Algodonales, Olvera ) que se montaron en un autobús con dirección a Les Barthes , en la campiña francesa, para sumarse al millar que ya se encuentra en esos campos y en otros de la zona en busca de un trabajo mejor remunerado y con mejores condiciones que en España. En definitiva en busca de un trabajo justo.

Todo listo para la partida

Pero él está allí de pie junto al autobús pendiente a todo. Aunque no se va siente el mismo nervio, el mismo «pellizco». Ahora ya ve como sus nietos también parten. «No tenía que haberme retirado» dice entre indicación e indicación de donde colocar tantos bártulos. «Total para lo que me ha quedado», sentencia. Alude a como la situación en otros países están más controladas y como los campos se aprovechan, «mientras aquí hay mucho terreno baldío y los jóvenes teniéndose que ir. Además los que se quedan por aquí lo hacen por unas condiciones pésimas y allí sabes que cada cierto tiempo tienes a un inspector cuidando de que se respeten los derechos de los trabajadores. Es muy distinto».

Ha habido un pequeño imprevisto. Una de las ruedas del remolque se ha pinchado. Mientras la cambian, van llegando y yéndose coches del pequeño polígono, más bártulos, más despedidas. Al fin todo está listo. El autobús lleno, el remolque a rebosar y los últimos a los que se esperaban han llegado. Ahora sí, el autobús parte al fin. Más de 40 gaditanos que van a Francia, en busca de un futuro que no encuentran en la provincia.

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