CORONAVIRUS ANDALUCÍA
Siete meses en la primera línea de la lucha contra el coronavirus
La capitán Vidal, el cabo Calzón y el soldado Rubio participaron en la operación 'Balmis' y ahora lo hacen también en 'Baluarte'
Llevan desde marzo en el frente de batalla. «Nos activaron en la operación 'Balmis' y creo que el trabajo aún no se ha acabado y hay que seguir para frenar esta pandemia», afirma serio el cabo Eduardo Manuel Calzón Rodríguez , de 35 años y natural de Sevilla, destinado en el Segundo Batallón de Desembarco del Tercio de Armada y uno de los rastreadores militares de la operación 'Baluarte' en el acuartelamiento gaditano. «Mi madre es paciente de riesgo y estoy en el deber de ayudar en la medida de lo posible. Creo que a través de nuestro trabajo podemos ayudar a disminuir la curva de contagios que hay actualmente», declara cuando le preguntamos por qué después de haber participado en 'Balmis' se ofreció voluntario para 'Baluarte'.
También hace 'doblete' la capitán enfermera Patricia Vidal Guerra , 39 años y gaditana. «Como enfermera, ante cualquier crisis sanitaria te sale la vocación de ayudar, de cuidar, se llame 'Baluarte', 'Balmis' o como se llame. Tenemos la suerte de que nos han dado la oportunidad de rastrear. Quería estar ahí y además en la primera sección», asegura.
Y el soldado Conrado Javier Hernández Rubio , destinado en el Primer Batallón del Tercio de Armada. De 23 años y nacido en Madrid, que ha pasado de hacer patrullas por Cádiz a armarse con el teléfono y rastrear en la Sección de Vigilancia Epidemiológica. En una de esas patrullas recibió los aplausos de los gaditanos en el Barrio de Santa María, aplausos que grabó LA VOZ, y cuenta emocionado como, al mandarle el vídeo a su padre , éste se puso a llorar.
Sin duda, la operación 'Balmis' les ha marcado a todos. La capitán enfermera se fue a Madrid , acudiendo a la llamada que hicieron desde el Ministerio de Defensa al personal que había estado destinado anteriormente en Urgencias o la UCI del hospital Gómez Ulla. La capital estaba desbordada, en plena crisis sanitaria. «Valoré la situación y me ofrecí voluntaria. Allí estuve desde finales de marzo hasta principios de mayo», explica, ayudando a los más afectados por el virus. Destaca cómo, aunque faltasen recursos, el personal sanitario hacía todo lo posible en la lucha diaria, así como la responsabilidad social de los ciudadanos limitando el uso sanitario y dejándolo para afrontar la pandemia.
Agradecimiento social
En el caso del cabo Calzón y del soldado Rubio, fueron activados en marzo para realizar patrullas presenciales y tareas de desinfección, además de ayuda al personal civil y concienciación para que se quedasen en casa (a través de un megáfono por el que iban hablando por las calles). El ánimo de la gente les ayudaba a seguir cada día. «Estuvimos en la Sierra de Cádiz haciendo labores de desinfección en San Martín del Tesorillo. Un día se asomó un niño que se llama Kilian y tiró a un compañero nuestro una cartulina donde hay un dibujo agradeciéndonos la labor que estábamos haciendo. Volvimos la semana siguiente y le llevamos una mochila del Tercio de Armada, una gorra de plato desmontable y una pulsera. Cómo un niño tan pequeño valora el trabajo que estábamos haciendo», detalla mientras se le nota un destello de orgullo en los ojos tras la mascarilla. Ese dibujo es «uno de los tesoros de la compañía», confiesan los infantes. Y se encuentra colgado en el pasillo central del Segundo Batallón. A su lado puede leerse uno de los lemas de la compañía, «las palabras convencen, el ejemplo arrastra».
«Cuando somos voluntarios, de primeras dices "¿cómo me he metido en este 'fregao'?", pero luego todo te llena tanto que no dudas en volver a meterte en otro» , explica entre risas la capitán. Creen que, tras 'Balmis' y ahora con 'Baluarte', la ciudadanía conoce mejor lo que hace el Ejército. «Ahora cuando ve a un infante ve a un rastreador, a una persona que ha hecho labores de desinfección en un geriátrico, ya no es un ente que no saben lo que hacemos. Tienen una percepción más cercana», asegura la capitán enfermera Vidal.
Se levantan cada mañana motivados, con ganas de trabajar. De hecho, confiesan, tienen hasta un «minipique interno» de quien hace más llamadas. «Es muy gratificante».
Una broma de la radio
Durante este mes como rastreadores en 'Baluarte' se han encontrado casos curiosos, como cuando el soldado Rubio llamó a una persona «que pensaba que era una broma y le estaba llamando de la radio. Costó hacerle saber que era militar y estaba llamando en calidad de rastreador Covid porque desconocía totalmente que los militares estábamos llevando a cabo esta tarea». Poco a poco la convenció y «finalicé la llamada hasta con risas con la señora» , cuenta.
O, todo lo contrario al desconocimiento, como explica el cabo Calzón. Cuando llaman a un caso, «nos presentamos como infantes de Marina y acceden a darnos los datos. Creamos esa confianza por la buena labor que estamos haciendo».
Los rastreadores de Infantería de Marina «son muy celosos del trabajo que hacen», dice la capitán. «A veces cierran un caso, lo vuelven a abrir. Nunca se quedan con lo superficial de que esté informado, sino que se cercioran de que estén informados y aislados ».
«Nos ha pasado que nos hemos encontrado con un perfil de gente joven , entre 18 y 25 años, estudiante. Piensas que es un caso sencillo porque la complejidad como tal es baja y luego te das cuenta de que es alta porque el tipo de contacto y la actividad social que tiene ese perfil es altísimo», explica la capitán enfermera Vidal. Por eso «aprovechamos los contactos estrechos para darle un toque de concienciación a la ciudadanía y hacerles saber que, aunque sean gente joven que necesiten una actividad social amplia, ahora la situación es más sensible y que, por favor, ayuden a controlar la pandemia ». Porque, advierten, «en su mano está frenar el contagio».
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