Tribunales
Seis años y medio de cárcel por intentar matar a su abogado con un bolígrafo en Jerez
El acusado quiso clavarle al letrado en el cuello un ‘pilot’ cuando se encontraba detenido tras haber agredido a una enfermera del hospital
La Sección Octava de la Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a D.S.D.L. de 22 años, a una condena de seis años y medio de prisión tras haber sido juzgado por haber intentado matar a su abogado clavándole un bolígrafo en el cuello y además agredir a una enfermera y a varios policías y vigilantes.
Como indica el fallo facilitado por el TSJA, el tribunal da como hechos probados que sobre las dos y media de la tarde del 15 de enero de 2019 el procesado, mayor de edad y sin antecedentes penales computables, fue llevado por sus padres desde su domicilio en Chipiona al servicio de Urgencias del Hospital del SAS en Jerez de la Frontera, para que fuera atendido ya que lo encontraban «especialmente nervioso».
Así tras ser visto por un facultativo, fue remitido a una una sala de urgencias para que fuera atendido por una enfermera. Ésta al verlo nervioso permitió que entrase con el procesado su padre y avisó a dos miembros de seguridad. Cuando la enfermera iba a proceder a sacarle sangre, el procesado aprovechó que ella se aproximó a él y «de forma súbita la agarró por el pelo tirando de ella provocando que cayera al suelo donde siguió golpeándola en distintas zonas del cuerpo hasta que los vigilantes de seguridad que tuvieron que avisar a otro compañero, dada la fuerza del procesado, lograron separarlo de ella».
Como consecuencia de la acción del procesado esta sanitaria sufrió lesiones consistentes en contusiones en brazo, sobre todo en el derecho, dolor en la cabeza y en el tórax y abdomen, dolor en ambas piernas con hematomas y erosiones varias así como un episodio de ansiedad reactiva o reacción aguda de estrés. Dichas lesiones, en concreto la última de las citadas, requirieron para su curación tratamiento médico con ansiolíticos. Según especifica la sentencia, no le han quedado secuelas, si bien pese a llevar trabajando catorce años en urgencias no ha podido volver, estando trabajando en la actualidad en otro departamento.
Además cuando estaba siendo reducido, el procesado causó lesiones a los vigilantes. Uno de ellos sufrió policontusiones y dolor en rodilla izquierda. In segundo, sufrió contusiones y el tercero, sufrió lesiones consistentes en dolor en codo derecho y primer dedo de la mano izquierda.
Pues bien, una vez personada la Policía Nacional, el procesado fue detenido y tras ser valorado en la Unidad de Salud Mental y comprobarse por el facultativo que le atendió que no precisaba ingreso hospitalario, fue trasladado a la comisaría.
Ya al día siguiente, sobre las nueve de la mañana, el procesado detenido fue llevado desde los calabozos a prestar declaración en una sala de esas dependencias. Le asistía un letrado de oficio. El acusado se sentó frente a la mesa, estando a su lado el abogado y presentes dos policías que estaban en apoyo vigilando de pie junto a la puerta.
El acusado no quiso declarar ni intercambiar palabra alguna con el letrado por lo que, éste ante la actitud del procesado que no paraba de mirarle así como a la puerta, consideró conveniente que no declarara. Tras firmar el acta el abogado, le dejó en la mesa un bolígrafo ‘pilot’ y le pidió que firmara el acta. Fue entonces, en ese preciso momento, cuando D. S. D. cogió el citado bolígrafo y sujetándolo «como si fuera un puñal , en un ataque rápido, agarró con su mano izquierda al letrado por el cuello aproximándolo hacía él mientras con la otra mano intentó clavarle el bolígrafo en el cuello».
El abogado, que había visto la forma en que cogía el bolígrafo, tuvo tiempo de interponer el dorso de su mano izquierda entre la punta del ‘pilot’ y su cuello, recibiendo el primer pinchazo en la mano. El procesado continuó su ataque, siempre dirigido hacia el cuello de la víctima, sin soltar en ningún momento al letrado, llegando a caer ambos al suelo, donde siguió intentando clavarle el bolígrafo en la misma zona y le golpeó en varias ocasiones, llegando a romper la punta de acero de su ‘arma’ como consecuencia de la violencia de la agresión, agresión que continuó hasta que los policías presentes lograron reducirlo.
Ante tal situación –sigue explicando la sentencia– uno de los agentes saltó desde el otro lado de la mesa, llegando a caer al suelo junto al letrado agredido y al procesado. Otros dos policías acudieron en ayuda, intentando que el procesado soltase al letrado. Un agente metió la mano entre ambos, recibiendo entonces golpes del procesado.
De igual modo, fueron golpeados los otros dos intervinientes cuando intentaban separarlo del abogado y reducirlo. Como consecuencia de la acción del acusado, el abogado sufrió lesiones consistentes en herida punzante en dorso de la mano izquierda con zona de contusión, erosiones y contusiones en la zona lateral derecha del cuello y detrás del pabellón auricular derecho, pequeña contusión en párpado superior derecho para lo que necesitó asistencia y tratamiento.
Por su parte, los policías sufrieron contusiones y diversas lesiones. Uno de ellos sufrió una fractura grave que le ha dejado secuelas como una limitación a la movilidad y perdida de fuerza, además de varias cicatrices.
En la fecha de los hechos, el procesado estaba diagnosticado de un trastorno disocial de la personalidad de marcados rasgos agresivos e impulsivos y un trastorno por consumo de tóxicos, si bien no consta acreditado consumo previo a los hechos.
Por todo ello, y tras la celebración a finales del pasado año de la vista oral, la Sección Octava de la Audiencia ha condenado al acusado a cinco años de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa, dos delitos de lesiones y otros dos de atentado. Además le impone el pago de una indemnización a las víctimas y una orden de alejamiento.
La sentencia no es firme y puede ser recurrida en apelación ante la Audiencia Provincial de Cádiz.
