‘La rosa de los vientos’, cocina marinera desde los cuatro puntos cardinales

Este menú cerrará la jornada de mañana en la Bodega Osborne y estará elaborado por cuatro importantes chefs

Esperanza Peláez

Cádiz. Uno de los eventos gastronómicos más singulares que se van a vivir durante el III Encuentro de los Mares, es el menú a ocho manos ‘ La Rosa de los Vientos ’, que cerrará la primera jornada del congreso el lunes por la noche. En el marco de la bodega fundacional de Osborne en El Puerto, una catedral del vino iniciada a finales del siglo XVIII, cuatro grandes cocineros, cada uno representando uno de los puntos cardinales de la cocina marinera de España, ofrecerán una cena irrepetible armonizada con vinos del Grupo Osborne, tanto generosos del Marco de Jerez, como vinos tranquilos de sus bodegas en la Rioja.

A los fogones, y representando la cocina atlántica de la costa más occidental del país, Pepe Solla, alma de Casa Solla (Poio, Pontevedra, 1 estrella Michelin), que llevará platos como el falso niguiri de vieira/atún y el ravioli/filloa de centolla y algas. Como exponente de la cocina del norte; del Cantábrico, Isaac Loya, el chef asturiano del restaurante del Real Balneario de Salinas (1 estrella Michelin), que ofrecerá un bogavante del Cantábrico con su crema y lechuga de mar y un virrey a baja temperatura sobre su marmita. Los sabores del sur se encargará de plasmarlos Juanlu Fernández, del restaurante Lú, Cocina y Alma (Jerez de la Frontera, 1 estrella Michelin), con propuestas como lubina ahumada en frío en escabeche yódico y su postre Cítricos. Y por último, el carácter de la culinaria del este lo pondrá Albert Raurich (Restaurante Dos Palillos, Barcelona, 1 estrella Michelin), un chef además habituado a practicar el diálogo entre la cocina mediterránea y la oriental.

Raurich propone dos platos repletos de guiños a los demás puntos cardinales (y más allá) con su ‘trilogía de la merluza’ (cocochas en pankoage, merluza curri verde, suiomono con surimi de merluza). Un menú donde brillará el producto, la capacidad de armonizar las raíces propias con visiones culinarias actuales y abiertas y, por supuesto, los vinos: Coquinero en rama, un fino con más de seis años de crianza en soleras y criaderas que se venenciará directamente de la bota; amontillado La Honda en rama, una joya enológica; y como vinos tranquilos, Montecillo Blanco Fermentado en Barrica 2019 (DO Rioja, viura, sauvignon blanc y tempranillo blanco), Viña Monty Blanco Reserva 2015 (DO Rioja, monovarietal de viura) y Montecillo Rosé 2020 (DO Rioja, tempranillo y tempranillo blanco).

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