Refugiados en España
Refugiados afganos en Rota: sin hogar y sin patria, pero «sanos y salvos»
Un amplio dispositivo compuesto por 700 trabajadores, incluyendo militares y voluntarios, prestan servicio en la misión humanitaria de mayor envergadura para la base gaditana
Entre los evacuados se encuentran numerosas familias con muchísimos menores de edad y un grupo de 100 universitarias afganas, aunque no se puede establecer un perfil concreto
A las 08:00 de la mañana aterriza en la base naval de Rota un avión procedente de alguna instalación militar extranjera en Oriente Medio. A bordo viajan unos 200 refugiados afganos quienes previamente ya habían sido evacuados de su país natal.
No portan equipaje voluminoso, a lo sumo unas pocas bolsas con enseres personales. Se encuentran exhaustos, desubicados y solos , por más que existan «afortunados» que conserven contacto con su unidad familiar. Esa soledad que les persigue se llama nostalgia. Añoranza por todo lo que implica abandonar su hogar, al que quizás no regresen nunca. También sienten frustración y rabia porque ellos no son culpables, son víctimas.
El gesto torcido de los adultos contrasta con la inocente mirada de los muchos pequeños que bajan los peldaños de la pasarela de desembarque. Ignoran lo que está sucediendo, similar al desconocimiento sobre su circunstancia que existía en Occidente hasta hace poco más de una quincena.
Varios soldados norteamericanos, desarmados, muestran un balón de fútbol a un grupo de chiquillos. Los de verde camuflaje hablan inglés, mientras que los menores dominan el dari o pastún. Sin embargo, en el idioma internacional del juego ambas culturas se encuentran . Los niños sonríen y su radiante ingenuidad provoca la sonrisa de quienes les contemplan. En Rota están de paso, pero el objetivo de militares –estadounidenses y españoles–, sanitarios y voluntarios es que estas personas guarden un buen recuerdo de su estancia y se sientan, de nuevo, «sanos y salvos» .
Tour de 5 horas nada más aterrizar
Estados Unidos confía el grueso de la operación 'Allies Refuge' a tres de las muchas bases europeas en donde tienen presencia: Ramstein (Alemania), Sigonella (Italia) y Rota . La aplicación del dispositivo ha permitido rescatar a más de 110.000 personas de una situación de conflicto bélico, 1.700 se encuentran en tierras españolas.
Con el de este martes, ya son seis los aviones que han aterrizado en la pista de la Base Naval de Rota transportando pasajeros evacuados. El anuncio oficial del acuerdo entre las administraciones Biden-Sánchez se produjo el 22 de agosto, pero no fue hasta el 27 cuando llegó el primer vuelo. Desde entonces, la marcha ha sido constante. Las maniobras ya cesan en Afganistán , aunque quedan muchos refugiados desperdigados por distintas bases neutrales a la contienda.
Estos 200 nuevos «huéspedes» en suelo roteño fueron guiados hacia exacto tour que en su momento superaron sus congéneres veteranos. Nada más aterrizar, funcionarios del Gobierno de EE. UU. inspeccionan los bártulos que acarrean.
Los grupos llegan y toman asiento en el hangar más próximo que será escenario de todo el recorrido, comienzan las atenciones desplegadas por hasta 700 trabajadores entre militares y voluntarios .
En el caso de los solados, previamente «han recibido entrenamiento para poder desarrollar este tipo de operaciones no armadas». Del mismo modo, los colaboradores altruistas han contado con varios días de capacitación para poder adquirir los conocimientos necesarios para proceder a atender la llegada de evacuados de Afganistán.
Una pulsera con código de barras ayudará a simplificar las tareas de reconocimiento durante su estancia en Rota, no deberán quitársela mientras permanezcan en las instalaciones.
A los foráneos se les reparte agua, comida y juguetes para los niños. En el caso de que precisen atención médica urgente, serán trasladados o revisados según proceda. En el tiempo en el que lleva activo este mecanismo no ha sido necesario, salvo en contadas ocasiones y siempre por el mismo motivo: «en los aviones viajan mujeres embarazadas y pueden tener complicaciones», repasa el comandante de las Actividades Navales de Estados Unidos en España, Captain David Baird .
Una vez que se encuentran más sosegados, vuelven los controles. Con el fin de respetar la cultura y tradiciones del pueblo afgano, los grupos son divididos en dos lados: hombres por separados y mujeres junto a niños.
En esta ocasión, los refugiados deben desechar todos los objetos considerados como no deseados (armas y drogas), atraviesan un arco detector de metales y son cacheados por personal de seguridad .
Las familias se reúnen en una mesa asignada para cada unidad, en esta zona también hay disponible una sala de lactancia. «No tenemos un perfil determinado de las personas que llegan. Normalmente viajan en familias », asegura Baird. No obstante, visualmente resulta difícil creer que no exista una mayoría de niños frente a la población adulta.
También han viajado algunas mujeres solas, « el lunes aterrizó un grupo de 100 universitarias que tenían entre 18 y 24 años, estamos muy agradecidos por poder ayudarlas», afirma el contralmirante Ben Reynolds , director de jefatura marítima de las fuerzas navales de Estados Unidos en Europa y África.
Una vez reagrupados, los evacuados se someten a evaluación médica y a test rápidos de coronavirus . Desde la Embajada de los Estados Unidos no proporcionan, de momento, información sobre el resultado de las pruebas.
En cada vuelo existe una gran variedad de personas refugiadas: ciudadanos estadounidenses, colaboradores de EE. UU. y afganos en situación de riesgo que no tienen filiación previa con los Estados Unidos. Por ello las tareas consulares, las definitivas de este trayecto por la terminal, son las más tediosas.
Los acogidos deben realizar pruebas biométricas de huellas , así como aportar cualquier documento biográfico que ayude a su identificación. Para la gente que no disponga de ningún tipo de dato el proceso durará más tiempo y se alargará su estancia en Rota.
Finalmente, una vez concluidas estas labores, los refugiados abandonan el hangar y comienzan su alojamiento en el campamento base. El desglosado tour puede durar varias horas para un vuelo con unas 200 personas, aunque el último grupo permanece más de 5 horas debido al volumen de atenciones que se precisan.
Tratados con «dignidad y respeto»
En el interior de la base, los miles de afganos tienen a su disposición múltiples comodidades adaptadas a su cultura y religión . La US Navy habilitó todas sus dependencias de la base para ponerlas al servicio del contingente.
En previsión a un aumento de llegadas masivo, Rota acondicionó sus instalaciones y duplicó su aforo en caso de necesidad. El centro comercial Liberty Field se ha transformado temporalmente en el comedor Halal . También cuenta con zonas recreativas y religiosas.
Los evacuados disponen de estancias en hasta 53 tiendas de campaña , 20 donadas y montadas por el Tercio de Armada ( TEAR ) de San Fernando , con capacidad inicial para unas 1.600 personas. Del mismo modo, miembros de la Armada prestan servicios logísticos y de apoyo al Gobierno de EE. UU. en esta misión.
En el operativo, tal como confirma la Embajada norteamericana, han participado diferentes organizaciones estadounidenses. Entre ellos destacan el Departamento de Estado , el Departamento de Seguridad Nacional , el FBI y las Fuerzas Militares . Todos ellos, aseguran, «han colaborado junto a militares españoles ».
El papel del Ejército Español ha sido tan anónimo como imprescindible. Leana López , agregada de asuntos políticos de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, reconoce «el esfuerzo de nuestros compañeros españoles» quienes «trabajan, mano a mano , con diplomáticos, otros militares y voluntarios estadounidenses para facilitar la evacuación».
« Estamos muy agradecidos al Gobierno de España por el trabajo compartido en Rota y Morón durante más de 70 años, además de los últimos 20 en Afganistán. Nuestra cooperación demuestra la fortaleza de nuestra relación bilateral y nuestro compromiso con la OTAN», asegura.
Pese a que la estancia en Rota se reduzca a menos de 14 días, el amplio dispositivo se centra en que este lugar «sea recordado como un espacio en el que fueron tratados con dignidad y respeto , en el que se sentían cómodos y seguros mientras esperaban un viaje hacia su nuevo hogar: los Estados Unidos», expresa Reynolds.
Los primeros 350 refugiados afganos ya ponen rumbo a Virginia, fin de escala. Ese será su lugar de residencia una vez que pisen suelo estadounidense. En la nación de las barras y estrellas emprenderán una esperanzadora –y a la vez dura– etapa. «Estas personas han demostrado mucho coraje y han pasado por momentos difíciles, pero siempre podremos decir que en Rota estuvieron sanos y salvos », argumenta Baird.
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