REACCIONES
«Que pregunten a los enfermos si aceptan los 320 millones»
Médicos, pacientes y familiares se muestran a favor de las donaciones a la sanidad pública
Pacientes y médicos del Puerta del Mar
Ante nosotros el largo pasillo de un hospital. Camillas con pacientes empujadas por celadores, trasiego de médicos , enfermeros y familiares, miradas buscando la consulta correcta.
Sentado en la sala de espera de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario Puerta del Mar está Antonio. Viene muy bien acompañado, a su lado su esposa, su cuñada y su sobrina charlan haciendo la espera más amena.
A Antonio, de 76 años, le operaron hace una década de un tumor benigno en la cabeza. Después le trataron con radioterapia y desde entonces, todos los años acude al seguimiento con el médico. Su esposa, Antonia, lo tiene claro, la sanidad española necesita dinero y todas las donaciones son bienvenidas. Ella está pendiente desde 2013 de una operación de rodilla. «El lunes voy a poner otra reclamación, ¡a ver si me llaman de una vez!», exclama.
Mientras, madre e hija esperan su turno para la consulta en el Hospital de Día Onco-hematológico de la primera planta del Puerta del Mar. Prefieren no revelar su identidad, solo nos dicen que ambas se llaman Carmen. A la madre le operaron hace menos de un año de un cáncer de mama y, desde entonces, los hijos se las ven y se las desean para poder acompañarla cada vez que tiene cita sin que les pongan problemas en el trabajo.
«De caridad nada», afirma rotunda Carmen hija cuando comentamos que algunas asociaciones que se oponen a la donación de la Fundación Amancio Orteg a a la sanidad pública, exponen que no tienen que recurrir, aceptar ni agradecer la caridad de ninguna persona ni entidad. «Hace falta mucho dinero y me da igual que pague impuestos fuera de España.Si da 320 millones de euros para tratar a los enfermos, olé por AmancioOrtega. Así de claro», dice.
A diez metros de ellas un matrimonio no quita ojo a la pantalla en la que van apareciendo los números de los turnos. Juan empieza hoy su tratamiento de quimioterapia y Carmen, su esposa, está con él, a su lado, convencida de que saldrá todo bien, igual que ha salido cada una de las veces que le han tenido que tratar de cáncer de próstata, en un largo camino que comenzó hace diez años.
«Yo tenía 49 y me operaron. Estuve bien cuatro años hasta que en 2011 me empezó a subir el PSA y me dieron radioterapia . Pasé las 33 sesiones del tratamiento y en 2014 me subió de nuevo el PSA y me dieron otras cuatro», explica Juan.
Los tratamientos contra el cáncer son caros y el matrimonio es consciente de ello. Por eso, Carmen está convencida de que toda donación es poca. «Las asocaciones que aseguran que no quieren el dinero de Amancio Ortega para la sanidad pública deberían preguntar a los enfermos , a ver lo que opinan ellos del tema», sentencia.
Por su parte, los profesionales de la salud comparten esta visión positiva de las donaciones de fundaciones al sistema de salud público español. Sea de Amancio Ortega o de cualquier otra fundación, el doctor Alejandro Utor , cirujano de la Unidad de Patología Mamaria del Puerta del Mar, da la bienvenida a cualquier tipo de ayuda.
Los recursos de la sanidad pública española son limitados y, si bien es cierto, como declara el doctor Javier Jaén , Director de la Unidad de Gestión Clínica de Oncología Médica, Radioterápica y Patología Mamaria del hospital de Cádiz, que «es una pena» que no pueda asumir la compra de estos equipos, también lo es que la necesidad es evidente.
«Las máquinas de radioterapia son muy caras y tienen un montaje extremadamente complejo», explica la doctora Pilar Moreno , cirujana de la Unidad de Mama del Hospital Puerta del Mar.
Por lo tanto, si el aumento de recursos deriva en atender a los pacientes con una demora menor y con un equipamiento material de mejor calidad, la doctora Moreno no encuentra ningún inconveniente a la donación de la Fundación Amancio Ortega. «En mi opinión, lo demás son demagogias », declara.
Así pues, los pacientes y sus familiares, sufridores de los recortes económicos de los últimos años, no ven ningún inconveniente a un gesto que redundará en una mejora social . Porque todos, en algún momento, podemos necesitar la máquina de radioterapia que se pudo comprar gracias a una donación y que se usará para tratarnos.
Ver comentarios