Fernando Sicre
A los populistas de izquierdas y derechas
El empleo es el gran problema de la economía española. La reforma de 2012 ha permitido corregir muchas de las deficiencias hasta entonces existentes
El empleo es el gran problema de la economía española. La reforma de 2012 ha permitido corregir muchas de las deficiencias hasta entonces existentes. Los elevados niveles de desempleo y temporalidad exigen incidir en nuevos cambios legislativos que nos acerquen definitivamente a Europa. La tasa de paro supera aún el 20% y eso hace que el Estado construido como estado social, siga siendo un fracaso y su prolongación en el tiempo lo puede llegar a calificar como Estado fallido.
El Observatorio Económico de España que elabora el BBVA hace la propuesta de reforma integral del mercado de trabajo. Pero, incide en calificar como positiva la reforma del mercado de trabajo de hace cuatro años, sólo que debe ser amplificada para corregir problemas estructurales, que hacen ineficiente el funcionamiento del mercado. Es decir, no se propone ni mucho menos la derogación, sino todo lo contrario, incidir sobre ella amplificándola. O sea, lo contrario a las propuestas electorales de la izquierda española, que abandera su derogación.
A grandes rasgos se pretende abordar la dualidad del mercado con la creación de dos tipos contractuales, uno indefinido y otro temporal causal hasta dos años. Rebaja de las cotizaciones sociales, que serán compensadas con un incremento en el tipo del IVA. Iniciar el camino para la creación de un sistema de pensiones mixto, alternando el sistema financiero de reparto con el de capitalización. La negociación colectiva circunscrita al ámbito de la empresa, sin perjuicio de acuerdos sectoriales que respeten los ámbitos empresariales de negociación, en materias determinantes de la productividad y competitividad empresarial. Una nueva devaluación salarial en torno al 7%. Reforma de las políticas activas y pasivas de empleo, que incrementen la dotación para las primeras, para incrementar el capital humano mediante una formación profesional adecuada.
Sin duda alguna, la que se retrasará más en su discusión será la del sistema de pensiones, ya que no hay político en España dispuesto a señalar la extrema gravedad del sistema, por el coste electoral que supondría. La que consistiría en reformar la negociación colectiva es más asequible, a pesar como digo, que cuenta con la frontal oposición de la izquierda española. Acometiendo ésta, también se resolvería de manera satisfactoria la conveniente devaluación salarial, cuyo efecto sobre el mercado supondría la creación de un 10% de puestos de trabajo sobre la tasa de ocupación actual. Representaría 1,7 millones de empleos.
El punto de partida al que se debería llegar, para que la negociación colectiva sea el instrumento necesario y preciso para la creación de empleo, es aquel que concilie los conceptos de productividad y salario. El análisis exige en primer lugar la consideración del trabajo como factor de la producción y en consecuencia un análisis estrictamente económico. Sólo después de éste, procederá su normativización y su integración en el ordenamiento laboral. En España, al pactarse habitualmente los convenios sobre la base de máximos, aunque no de derecho, pero sí de facto, se limita en la práctica la posibilidad de funcionamiento en la realidad del contrato como fuente de obligaciones entre las partes contratantes, en atención a las circunstancias individuales de cada trabajador. La consecuencia es que, salvo excepciones, el clausulado de los contratos de trabajo es una constante remisión al clausulado del convenio colectivo.
El convenio colectivo debe dejar margen suficiente para la aplicación del concepto de la productividad marginal. Para que se cree empleo, el incremento de los salarios nominales deberá ser inferior al de la productividad marginal. La empresa como centro de imputación de responsabilidades en la toma de decisiones, es la única que puede controlar la búsqueda del equilibrio de la productividad marginal, la que garantiza la pervivencia de la empresa y en su caso su crecimiento y por ende el del empleo.
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